Mala noche en el Tartiere (Oviedo 3 - 0 Nàstic)

El título de campeón de Segunda B se queda en Oviedo. El Nàstic cayó por 3-0, en un partido con muchas lagunas en ambas áreas y en el que la creación no fructificó para generar ocasiones. Azkorra se lesionó en el primer tiempo

19 mayo 2017 22:35 | Actualizado a 22 mayo 2017 17:58
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El Oviedo salió campeón de Segunda B porque mostró más pegada. Creó y mató. El Nàstic jugó bien, por fases. Dominó la medular, pero el partido se decidía en las áreas. Y ahí no estuvo fino el cuadro grana. Quedó retratado en defensa, en los tres goles, y ofreció poca productividad ofensiva. A la posesión le falló la profundidad. La cabeza quería, el cuerpo no acompañó.

Salió el Nàstic muy ordenado para frenar la salida del Oviedo. Los locales se aferraban al Tartiere para remontar el 2-1 de la ida. A ese miedo escénico que puede jugar una mala pasada a los equipos que se encuentran con la majestuosidad del estadio ovetense. No fue el caso del Gimnàstic. Contemporizó los primeros minutos y justo cuando empezaba a tomarle la medida al equipo carbayón llegó el tanto local. Un error defensivo propició la recuperación del balón de Borja Valle en zona peligrosa. Entró fácil por la izquierda del ataque y puso el balón al segundo palo a la llegada de Linares, solo, que acompañó el cuero a la red.

El Gimnàstic reaccionó con autoridad. Amarró el balón y lo empezó a mover a gran velocidad. Ocupando todos los espacios y sacando provecho de la amplitud del terreno de juego. Azkorra dio trabajo a Esteban con un remate de cabeza. Fue de las pocas apariciones del delantero vasco ya que a la media hora del partido tuvo que abandonar el terreno de juego por lesión.

Las bandas con Xisco y Lago, apoyados por Gerard y Mossa, propiciaban acciones para una igualada que se antojaba justa por lo visto en el campo. Xisco Muñoz tuvo el empate, pero no llegó al golpeo en el segundo palo. El despliegue de buen fútbol reclamaba el gol. Los asturianos se acogían al contragolpe como única escapatoria al agobio grana. Les fue útil para cortar el ritmo alto de juego de los tarraconenses y amenazar con el segundo. Susaeta lo intentó con un misil que Tomeu despejó con la punta de los dedos.

Con la reanudación, el Oviedo se acomodó. Convencido de haber dado con la tecla para desactivar al Nàstic. El fuelle de los granas, tras el largo viaje en autocar, comenzó a dar síntomas de agotamiento. Más de mente que físico. La defensa sufría cada vez más. El Oviedo llegaba con facilidad y el segundo, de Linares, no tardó en consumarse. Recortó ante Pol Bueso y batió con clase a Tomeu. El portero balear sacó un buena mano para evitar el tercero de Susaeta.

A los 25 minutos entró el Nàstic en otra fase de control. Buena creación y, a diferencia que en la primera mitad, con mayor presencia ofensiva. Rayco quería sorprender a su exequipo pero Esteban tapó todos los huecos.

En el saque de esquina posterior, le llegó el balón a Marcos en el segundo palo. Sin dejarla botar le pegó el balear para mandarla al lateral de la red.

Buscaban los granas el 2-1 que igualara la eliminatoria, cuando llegó el tercero del Oviedo. Cervero retrató a la defensa tarraconense. Recortó dos veces y superó a Tomeu con tiro cruzado. Un gol que mató el partido e hizo campeón al Oviedo con una diferencia un tanto excesiva. No refleja la distancia entre ambos equipos.

Ya está. No hay que darle más vueltas. Aún sin título, la temporada 2014-15 ha sido excelente. El objetivo era subir y se ha logrado. Una mala noche no debe hacer olvidar a nadie las alegrías del curso. El año en el que el Gimnàstic vuelve a Segunda. Oviedo, nos vemos el año que viene.

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