Marc Gual, el hombre que dominaba los ritmos

El jugador del Barcelona cierra su carrera en activo tras un trayecto repleto de éxito. Con el Reus levantó hasta seis títulos, entre ellos la Copa de Europa (2009) y la OK Liga (2011)

27 mayo 2019 15:56 | Actualizado a 28 mayo 2019 10:30
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Hablar en pasado de Marc Gual (Sant Sadurní, 1980) parece un delito. Sólo los complejos de su DNI pueden invitar a ello. En cambio, el rendimiento que ha enseñado sobre la pista de juego le han reivindicado como un actor de leyenda. No sólo le avalan los títulos, innumerables y repletos de polvo en su vitrina más fetiche, también el cómo los ha conseguido. Gual ha optado por retroalimentar su hambre en lugar de sentarse en el sofá de casa y relamerse con el palmarés que le adorna. Por eso se ha convertido en un jugador de época.

Nacido en Sant Sadurní y formado en la academia del Noia, responde a ese perfil de hockista discreto, muy a la altura de su carácter. Nunca ha pretendido salir en los resúmenes televisivos por un gol astronómico, no le ha preocupado el foco. Precisamente se ha encargado de hacer mejores a todos los que le han rodeado. Nadie ha dominado los registros del juego como él, en la interpretación hubiera ganado un Óscar.En el manejo de los ritmos se ha colocado la etiqueta de elegido, el partido se ha jugado casi siempre en su cerebro. Ha elegido cuando había que acelerar y cuando su equipo ha necesitado la pausa. La vida es una toma de decisiones constante, en la pista de juego, Marc se ha convertido en un especialista de escoger con buen tino. La mejor decisión se ha encontrado en su stick

Extraordinario pasador, el azulgrana ha utilizado sus exquisitos recursos técnicos para sobrevivir a la exigencia física del deporte de élite. Nunca se ha distinguido por el derroche y sí por la inteligencia. Los técnicos le han adorado por la capacidad que ha mostrado para adaptarse a los medios. Cuando se le ha requerido para la bola parada incluso ha alcanzado porcentajes de acierto propios de un experto del oficio. Decía Albert Casanovas, excompañero y amigo de Gual en el Reus, que se trata del «jugador más completo con el que he compartido vestuario». Estamos ante una especie en extinción.

Compareció por Reus un verano de 2003 todavía en edad precoz, aunque con una personalidad fascinante para asumir responsabilidades. Firmó un idilio irrompible con el club. A nadie se le escapa que Marc Gual es una figura imprescindible para entender la última época dorada de títulos en la entidad de la calle Gaudí. Conquistó una CERS (2004), una Copa del Rey (2006), una Supercopa de España (2007), una Copa de Europa (2009), un Mundial de Clubs (2008) y una OK Liga (2011). En todos esos viajes se coronó como jugador franquicia, sobre todo en los premios de más relumbrón, la Champions que el Reus recuperó tras 37 años de sequía en Bassano y la OK Liga, donde probablemente alcanzó su rendimiento más deslumbrante en un año inolvidable.

El paladar exigente del templo casi le nombró hijo predilecto, aunque en 2011 después de la sorprendente OK Liga que Gual y aquel histórico equipo ofrecieron a los hinchas, el jugador decidió emigrar hacia el Barcelona. Pocos o casi ninguno pueden resistirse a las tentaciones del poderoso monstruo azulgrana. Gual se aseguró títulos y mejoró el contrato. Desde 2011 hasta hoy ha sobrevivido a la presión del gigante azulgrana con naturalidad. Ha transformado en normal algo extraordinario. 

26 títulos de azulgrana y el peso de una constelación de estrellas a sus espaldas han completado una carrera exitosa. El timón del último gran Barcelona, a medias entre Ricard Muñoz y Edu Castro, le ha correspondido. En su cordura ha habitado el estilo azulgrana. Su breve paso por Coruña, en la 2009-10, ha completado un tránsito lujoso. El delicioso hockey de Gual ha quedado expuesto en los tres grandes miuras de la OK Liga. También formó parte de la bautizada generación de oro que levantó cinco Mundiales consecutivos para la selección nacional.

El pasado miércoles, en una rueda de prensa emotiva, Marc Gual anunció su retirada ante la mirada de sus padres y algunos de sus mejores amigos del hockey. A los 38 años, 39 el próximo mes de diciembre, ha tomado una nueva decisión, aunque esta vez lejos de su zona de confort, la pista. El Barça le ha ofrecido cobijo dentro de su estructura laboral y va a ocupar el rol de nuevo delegado de la primera plantilla de hockey. Nueva vida para un jugador eterno.

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