Marc Rovirosa: De escolta a entrenador

Llegó al sénior del AB El Vendrell en 2006 y jugó durante las siete temporadas que estuvo en Copa. Hoy es el técnico del equipo naranja

05 noviembre 2017 22:22 | Actualizado a 05 noviembre 2017 22:26
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

En el mundo del baloncesto, sobre todo en el básquet territorial, se dan muchos casos de jugadores que van ascendiendo por las diferentes categorías y que luego pasan a ser entrenadores de los equipos séniors. O, más habitual aún, que los jugadores ejerzan simultáneamente de técnicos de otro equipo de su club. Es el caso de Marc Rovirosa Montoliu, que fue subiendo de la base del Club d’Esports Vendrell (entidad que desapareció) hasta llegar a ser el actual entrenador del sénior masculino del AB El Vendrell (el nuevo proyecto creado en 2002), que milita en Primera Catalana.

La historia de Marc en este deporte se empezó a escribir cuando sólo tenía ocho años. Un año antes se había mudado a El Vendrell y en la Escola Pau Casals comenzó a jugar a básquet. Al final de la temporada, se hizo una selección de los mejores jugadores y se creó el nuevo club que llevaría el nombre del centro escolar. «Fue ahí donde empecé a competir como federado», explica Rovirosa. El dinamismo fue el principal motivo por el que Marc se animó a practicarlo.

Además del Bàsquet Pau Casals, Marc Rovirosa también pasó por diferentes clubs como la Unió Esportiva Tancat, el Club d’Esports  Vendrell, el CB Calafell, el AB El Vendrell y el CB Valls. No obstante, la mayor parte de su trayectoria deportiva la ha vivido con la Associació de Bàsquet El Vendrell, creada en 2002 por Ferran y Albert Trillas junto con tres amigos más. De su época como jugador, se recuerda como una persona «intensa, con mucho carácter, agresiva en la pista y muy defensiva». Su papel en la cancha siempre fue de escolta, aunque en casos de necesidad ayudaba como base.

Rovirosa llegó al sénior de la familia naranja la temporada 2006-2007, cuando el equipo estaba aún en Segunda Catalana. Más adelante, llegaron los ascensos a Primera y luego a Copa Catalunya, donde jugó las siete temporadas en las que el equipo se mantuvo en la categoría. En mayo de 2016, el escolta decidió colgar las botas «por desgaste y por falta de motivación de competir», confiesa Rovirosa. «Me sentía mucho mejor haciendo de entrenador», asegura el naranja. Ese año, el club del Baix Penedès pasó por un bache económico e intercambió la plaza con el ADT de Segunda Catalana para el siguiente curso.

A partir de ahí, Marc cogió las riendas del sénior como entrenador. «Al principio estuve muy nervioso ya que no sabía cómo reaccionarían mis excompañeros con mi forma de trabajar», aclara Rovirosa. Pero eso, se volvió en algo muy positivo ya que «el conocernos tanto, hace que todo sea más fácil», comenta el técnico naranja. Ese mismo curso, también dirigió el Infantil Femenino con el que se proclamaron campeones de Catalunya de nivel B contra el UNI Girona B.

Marc, que lleva entrenando desde los 17 años, admite que le encanta «ver la evolución de los jugadores y como un pequeño gesto o una pequeña corrección se vuelve una gran mejora». Aunque reconoce que es más complicado entrenar a la base «ya que todo lo que inculques a esa edad serán los recursos técnico-tácticos, la mentalidad, los valores y las actitudes que tendrán en el futuro y eso implica tener muchas más responsabilidades».

El año pasado, el sénior consiguió el ascenso a Primera Catalana en la Final a Cuatro disputada en Navàs. Este año, Rovirosa cuenta con la ayuda de Eloi Sadurní para dirigir al equipo, que ha empezado con una dinámica positiva. El técnico naranja tiene claro que «hay que trabajar al máximo y cuando tengamos 13/14 triunfos tendremos que valorar hasta dónde podemos llegar».

Respecto el básquet del territorio, valora positivamente que haya equipos en EBA y Copa pero considera que «falta un equipo en ACB o en LEB Oro que permita tener más visibilidad a nivel nacional». También cree que  «entre los clubs de formación tendríamos que ayudarnos más».

De su experiencia en el baloncesto se queda con «las personas que me he encontrado por el camino, amigos, rivales, árbitros…» y con su «evolución como jugador hasta llegar a ser capitán». Para él, el AB El Vendrell es como su casa, toda una familia. «Creo que todo lo que me ha dado este club será muy complicado devolvérselo», sentencia el escolta.

Comentarios
Multimedia Diari