Mi primer ‘coach’ americano

El ADT reemprendió la pasada semana los entrenamientos en inglés a sus equipos infantiles con los jugadores de Estados Unidos del primer equipo

22 enero 2018 11:43 | Actualizado a 22 enero 2018 11:49
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Todo aquel que haya empezado a jugar a baloncesto de joven ha soñado alguna vez, o muchas, con llegar a la NBA. Estados Unidos, la meca del deporte de la pelota naranja y la canasta. Lo que seguro que no todos esos soñadores habrán pensado es que para ir a jugar allí, además de talento y cualidades físicas y técnicas, es muy necesario saber inglés.

Desde hace unos meses el ADT ha tomado cartas en el asunto y ha impulsado una iniciativa para que sus jóvenes jugadores mejoren no sólo su juego, si no también su nivel de inglés. Y lo hacen con unos ‘profesores’ de excepción, los norteamericanos del primer equipo de Copa Catalunya. 

Tyree Tucker y Tyrie Orosco acaban de llegar a Torreforta. Aterrizaron el 1 de enero con la misión de ayudar al cuadro dirigido por Jona Quina. Desde buen inicio se les planteó la posibilidad de que, además de jugadores, fueran entrenadores. Lo aceptaron con gusto. «Alguna vez ya había trabajado con niños.

En los parques donde siempre he jugado ayudaba a los jóvenes del barrio a mejorar», explica Orosco, quien se hace llamar Harlem como sobrenombre. Precisamente es de allí, del barrio neoyorquino.

«A mí me enseñaron jugadores mayores que yo, y yo hacía un poco lo mismo. Intentaba que fueran mejores que yo para que cuando fueran al instituto que tengan oportunitades. Es como devolver lo que me dieron a mi en su momento», explica el jugador. 

Tanto él como su compañero se encargarán de dirigir dos sesiones semanales. Los lunes al infantil masculino. Los viernes al infantil femenino. Jóvenes de 13 y 14 años en los que incidirán en aspectos concretos del juego.

Todo bajo la supervisión de los técnicos habituales de los respectivos equipos y, en el primer día, también con la mirada de Jona Quina. «Tucker, como es un jugador exterior con buena técnica individual, incidirá más en eso, y Harlem nos ayudará a introducir conceptos más generales del juego.

Ahora con los chicos estamos empezando a trabajar un sistema con cuatro jugadores abiertos y uno dentro, además de situaciones de 1 contra 1 y 1 contra 0», comenta Quina. Tucker lo tiene claro: «Les enseñaré fundamentos, dominio de balón y mecánica de tiro», detalla.

Pero también cosas más importantes, como que «el básquet no lo es todo en la vida. Usa el básquet para conseguir lo que quieras vivir, pero no envuelvas toda la vida entorno al baloncesto. Son lecciones que tendrán para el resto de su vida», aspostilla el norteamericano. Y todo ello en inglés. Un factor que sin duda dificulta la comunicación entre jugadores y técnicos, pero que a la vez enriquece a ambos. 

Entrenamiento

El entrenamiento empieza con las presentaciones. Hasta ese momento los norteamericanos sólo habían tenido un ligero contacto con los infantiles.

«Les he conocido ligeramente. Hemos reído, jugado un poco, intercambiado cuatro palabras... pero tengo ganas de sentarme con ellos y conocerles más», apunta Orosco. Quina hace de maestro de ceremonias y marca territorio: «Esto no es cacnhondeo, váis a entrenar en serio». Entre los jóvenes caras de expectación, y cierta preocupación cuando empiezan las primeras palabras de Tucker. «¿Qué ha dicho?», comentan entre ellos.

El acento de Philadelphia del tirador no es tan claro como el de su compañero de Nueva York. No hay problema. Inicialmente el entrenador del primer equipo traduce. Pero poco después la sesión ya es exclusivamente en inglés. «Lo importante es que empiecen a aprender el idioma. Están en primero y segundo de ESO y les irá bien», valora Quina. 

De hecho, el vocabulario del baloncesto viene del inglés y hay muchos conceptos que por lo general ya no se traducen al castellano. Palabras como pressing o alley-hoop son conocidas por todos.

Otras como shot, rebound o foul se entienden sin problemas, por lo que la comprensión, aunque sea cogiendo palabras sueltas, no es extremadamente complicada. Y esto aumenta la confianza entre ambas partes.

También para los técnicos noveles como Orosco: «Es mi primera experiencia fuera de Estados Unidos. Todavía le estoy tomando el pulso a la ciudad e intento entender a todo el mundo. Me irá bien para aprender español». Sin duda, enriquecimiento para todos.

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