Miguel Ángel Muñoz, del Nàstic a la sombra del murciélago

fútbol. El analista balear dejó hace un año el club grana para integrarse en la estructura técnica de Marcelino en el Valencia CF y disfrutar de un curso inimaginable

03 julio 2019 17:59 | Actualizado a 05 julio 2019 13:28
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Temas:

Miguel Ángel Muñoz no hubiese escrito un guión mejor para su último año profesional. En junio de 2018 salía por la puerta de atrás del Nou Estadi cargado de tristeza por cerrar una etapa de enorme trascendencia formativa. Casi doce meses después, el 25 de mayo de 2019, levantaba el título de la Copa del Rey en el Benito Villamarín como miembro del cuerpo técnico de Marcelino García Toral en el Valencia CF. Un trofeo que completa la vitrina familiar sumándose a la Liga y UEFA (2003-04) y Supercopa (2004) que su hermano Xisco conquistó también como valencianista.

Miguel Ángel aterrizó en Mestalla con esa sensación de que accedía a la élite del fútbol español.   Tenías referencias de lo que suponía acceder a un club tan exigente como el Valencia CF y la realidad confirmó que aquello era subir uno o más peldaños en su carrera.  Pasaba de analizar los patrones de juegos de los equipos de Segunda, Deportivo o Málaga en el mejor de los casos, a tratar de encontrar los puntos débiles del Real Madrid campeón de Europa, el Barça de Messi, la Juventus de Cristiano Ronaldo o el Manchester United de Jose Mourinho

Un salto estratosférico. En apenas unas semanas de margen debía enfrentarse al análisis táctico de conjuntos a los que es «difícil vaticinar sus movimientos por la variedad de recursos que generan sus estrellas en su juego», detalla. La exigencia de la élite. Además la cantidad de partidos, entre Liga, Copa y Champions League no dan respiro y Marcelino tampoco.

«Marcelino es un entrenador TOP del que destacaría que es muy metódico, con unos conocimientos increíbles. Aprendes muchísimo de fútbol con él cada día», explica Miguel Ángel. «Y exigente» añade. «Como el que más. Con todos, pero empezando por él. Si hay que estarse hasta tarde, ahí está él, a tu lado». Una circunstancia que le recordó a la época de Vicente Moreno en Tarragona. «Tienen cosas en común a la hora de trabajar. Son currantes, de querer analizar todos los factores posibles para tener el máximo control posible del juego y le dan mucho valor al trabajo de análisis del rival». Le vino bien al balear esa experiencia con Vicente Moreno para afrontar lo que el futuro valencianista le deparaba en su primer año.

El año en Mestalla ha sido memorable para todos los valencianistas. Un curso digno del Centenario del club che. Y eso que la temporada arrancó con muchos altibajos. El Valencia CF acumulaba empates y las posiciones delanteras se alejaban. Entró la preocupación que asola a la hinchada che cuando sus chicos no colman las expectativas. La directiva valencianista mantuvo la paciencia con Marcelino y su cuerpo técnico. Algo extraño en los tiempos del fútbol moderno. «Sí que no es habitual pero si seguías al equipo y su dinámica de trabajo del día a día veías a unos jugadores que se dejaban la piel, que luchaban hasta el último minuto. Luego el acierto te daba los puntos o no, pero era un equipo que nunca se daba por vencido. Creo que la afición y el club tuvieron esa percepción y confiaron en el proyecto».

La decisión se demostró acertada. El Valencia remontó, se plantó en semifinales de la Europa League, cayendo frente al Arsenal, y cerró un final de temporada con todos los objetivos cubiertos: clasificación para la Champions League 2019-2020 y el título copero ante un Barça que quería resarcirse de su eliminación ante el Liverpool. Todo ello con un fútbol notable. No se puede pedir más.

Recuerdo grana

Miguel Ángel Muñoz se ha convertido en uno más de la familia. «’Marce’, Rubén Uría, Ochotorena, Bruno Uría, Ismael Fernández, Sergio, Borja y Pablo me acogieron de una manera increíble. Son un grupo humano espectacular y además unos grandes profesionales que hacen más fácil el trabajo», comenta el balear que seguirá en la disciplina valencianista. A ras de césped donde le gusta tenerlo a Marcelino cuando entrena el equipo. Las horas frente a la pantalla del ordenador desgranando sistemas tácticos tienen que plasmarse en el campo y nada mejor que hacerlo junto con el cuerpo técnico en plena sesión preparatoria.

Pese a la distancia, Miguel Ángel no puede evitar mirar de reojo al Nàstic. «Me quedan gratos recuerdos y siempre estaré agradecido al club. Sufrimos más de la cuenta, pero siempre disfruté trabajando rodeado de gente como Emilio Viqueira, Vicente y demás. Aprendí muchísimo de ellos», apunta. Un trabajador agradecido que no olvida las lecciones aprendidas en Tarragona.

Comentarios
Multimedia Diari