Misión de Saja: Frenar a Lanzarote

Manuel Lanzarote es la gran amenaza del Zaragoza. Se lo ha ganado a pulso. Seis goles en las primeras cinco jornadas dan constancia de ello. Uno más que en todo el curso pasado. Lidera al equipo a base de goles. No es la punta de lanza del ataque maño. Esa zona la ocupa Ángel Martínez, un ilustre de la categoría. Eso lo aprovecha para aparecer desde segunda línea. Sorprendiendo. Un extremo con alma de delantero. No un banda de los de toda la vida. No tiene esa velocidad desbordante aunque tampoco la necesita. Su extrema clase en el golpeo causa pavor en los rivales. A balón parado es el futbolista más determinante de la categoría. Tanto en libres indirectos como directos. La tesitura de los penaltis también la domina. Un zurdo que suele actuar por banda derecha amenazando con sus diagonales. Tampoco le importa permutar de banda a lo largo del encuentro. Su continuidad en el Zaragoza este verano no estuvo del todo clara hasta finales de Julio. Hubo culebrón. El proyecto de Milla acabó de convencerle. Ahora es la pieza angular de un equipo llamado a regresar a la máxima categoría.

Saja, la nota positiva

Lanzarote no sólo destaca por sus goles. De carácter no anda escaso. La temporada pasada en la Romareda ante el Nàstic ya lo demostró. En la retina todavía permanece aquel pique ante Manolo Reina. Este martes no se cruzarán las caras. No obstante, enfrente tendrá otra duro rival con el lidiar. El ‘chino’ Saja. El meta argentino llegó de urgencia y su rendimiento está siendo de lo más destacable. Sus actuaciones no pasan desapercibidas. Ante el Huesca sacó una mano salvadora para rascar un punto. En la jornada pasada contra el Numancia, salvó a los granas de una goleada. El ex de Racing ha conseguido hacer del problema de la portería, el que parecía más grave días antes de comenzar la temporada, una solución. A Reina se le echa de menos, es lógico, pero Saja está disipando las dudas en torno a su figura a base de paradas. Este martes llega el pichichi. Lanzarote ya sabe lo que es salir desquiciado con los granas enfrente. Quizás el martes, revive esa experiencia…