‘Nasho’ Valo, el reusense más cadista

Reside en la capital del Baix Camp desde 2005, aunque presume de colores y pasión. El Cádiz es intocable para él

07 noviembre 2017 19:26 | Actualizado a 07 noviembre 2017 19:33
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Manuel, el abuelo de Nacho, era tan forofo del Cádiz que los grises (Policía Armada), en sus tiempos mozos, le iban a recoger a su propia casa para dejarlo en el calabozo durante la hora y media de partido en el Carranza. Una vez finalizado, le devolvían a la vida real. Nacho, o Nasho para los amiguetes, no quiere ni imaginarse las tracas que podía liar Manuel en ese estadio de la Bahía, el lugar de culto para todos los cadistas. No resulta extraña la educación que heredó el protagonista, del Cádiz hasta la médula.

Nacho Valo, de 42 años, se crió en el casco antiguo de la Tacita de Plata. Cursó Turismo, aunque las dificultades para hallar un trabajo estable en la ciudad le llevaron a tomar una decisión difícil. En 2005, una llamada de Port Aventura le convenció. Se trasladó a Vila-seca para inaugurar una nueva vida en el parque temático, donde hoy todavía invierte sus horas de trabajo. Concretamente en la zona del Far West. Su primera visita a Reus, un día de cine, le cautivó. A los pocos meses del exilio, estableció su residencia en la capital del Baix Camp, en el barrio Gaudí. Se ha convertido en un ganxet adoptado.

12 años lleva en Reus Nacho Valo, justo cuando le contrataron en Port Aventura a nivel laboral. Se encuentra a gusto en la ciudad, aunque a final de la temporada laboral, la visita a la Bahía es obligada.

Este gaditano de espíritu aventurero no ha olvidado lo que su padre le enseñó. Antonio trabajó de portero en la zona de tribuna del Ramon de Carranza, vio mil y una batallas. Disfrutó los éxitos y lloró los fracasos. Sentía una pasión desmesurada por el Cádiz. Se la trasladó a su hijo. Nasho admiró de pequeño a Mágico González. «Es imposible que seas del Cádiz y no ames a Mágico», asegura. Salvi se ha transformado en la niña de sus ojos de la actualidad. El hincha no le pierde el rastro al equipo. De hecho, vivió los partidos en directo en el Nou Estadi de Tarragona y en el Estadi municipal de Reus. Justo del trayecto de casa al recinto del Polígono Agro Reus experimentó situaciones emocionantes. «Iba sólo andando desde casa al Estadi con mi camiseta, mi bufanda y el gorro del Cádiz. Los coches de la gente del Reus se paraban y me daban ánimos y me deseaban suerte sin conocerme de nada». Es más mantiene una gran amistad con dos incondicionales rojinegros, Javi San Felipe y Albert Rojo.

Una tarde en el Carranza

Hasta el punto que, en el partido de vuelta, Valo se programó las vacaciones para coincidir con la visita del Reus al Carranza en febrero. Allí también se desplazaron San Felipe y Rojo, medio en plan turístico, con el fútbol como excusa. El tridente vivió el partido junto, dos con la rojinegra y el anfitrión con la amarilla. No hubo suerte. 0-0. Reparto de puntos y cerveza, entre risas y algún pique simpático. «Yo he llegado a ir a ver un partido al Camp Nou con la camiseta del Cádiz y la gente saludarme y darme la mano». El Cádiz cae simpático en todos los rincones del mundo. En cualquiera de ellos encuentras un cadista como Nacho.

En la Bahía aparecen prioridades en la educación de los padres. Primero, del Cádiz. Luego, Barça o Madrid. «Era pequeño y le metimos cuatro al Barça de Cruyff. Me quedé más feliz que nadie, pisha», rememora y eso que Valo simpatiza con el Barcelona.

En Port Aventura existen un millón de anécdotas, sobre todo en el día a día y con las visitas de paisanos andaluces. «Sólo con el acento les ves venir rápido», comenta entre carcajadas el protagonista. Siempre surge la misma pregunta entre hermanos. «Eres gallego, ¿verdad?». De forma irónica claro. Cuando se cruzan dos gaditanos puede paralizarse el mundo y si además veneran al Cádiz incluso aparecen algunos favorcillos. Nacho los ha realizado a sus clientes de misma tierra y equipo. El Cadismo no entiende de fronteras.

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