Nàstic vs CF Reus: Amigos enfrentados

Xavi Molina (Nàstic) y Sergi Masqué (Reus) se conocieron en el juvenil rojinegro hace 13 años. Desde entonces su relación estrecha se mantiene intacta. Sólo 90 minutos separarán sus vidas

19 mayo 2017 23:19 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:32
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Cuando Xavi Molina llegó al Juvenil del Reus, hace 13 años, Sergi Masqué ya sobresalía. «Era la estrellita del equipo», dice con sorna el centrocampista de La Canonja. Sus ‘sube y baja’ con los mayores no impidieron que entre ambos creciera la amistad. «Congeniamos desde el principio», recuerda el capitán reusense.

Ya en el primer equipo compartieron vestuario dos años, en los que vivieron infinidad de anécdotas. «La mayoría inconfesables», apunta Molina. Masqué se lanza: «Hubo un partido en el que Xavi perdió la marca de un jugador y éste acabó marcando un gol. Se llevó una bronca tremenda del míster, Calderé. Así que cuando una semana después, ante el Espanyol B, hubo que defender un lanzamiento de falta peligroso, Xavi se concentró tanto en su marca que no se dio cuenta que habíamos tirado la línea de fuera de juego». «Lo rompí y fue el gol del empate», culmina el relato Molina que añade «imagínate la bronca que me volví a llevar de Calderé». Un entrenador al que, pese a esos enganches, el hoy futbolista grana le debe mucho:«Confió mucho en mí. Fue el técnico que me puso en el lateral derecho y me dio continuidad».

Sergi y Xavi se profesan admiración mutua. Tanto en el campo como fuera de él. «Como jugador, Molina es igual que como persona, muy noble y legal, todo corazón y con técnica. Ha jugado en Segunda y espero que el año que viene vuelva a hacerlo», detalla Masqué.

Para el futbolista del Gimnàstic, «Sergi es un gran amigo. Pase el tiempo que pase sabes que puedes contar con él. En el campo es un jugador muy completo. Lo tiene todo. Con un poco más de suerte hubiera hecho mucho más en el fútbol». «¿Qué tenía que haber hecho?», pregunta Masqué. «Algo más», le responde el tarraconense.

Un derbi intenso

Los dos amigos ya han coincidido en el césped en un Reus-Nàstic. El de la temporada pasada en el Estadi rojinegro. «Me sacaron una tarjeta amarilla porque (Sergi) simuló una falta. A un amigo eso no se le hace», reprocha Molina. «Pero si me diste un palo tremendo», responde Masqué. En el campo, coinciden ambos, «no hay amigos». Si se cruzan en el verde del Nou Estadi se dirán poco. Tampoco fuera. «No hablamos mucho de los partidos porque puedes hacer daño. A mí, si perdemos y me dice algo, la amistad...», deja caer el grana.

Del domingo, Molina intuye un partido «igualado y con mucha tensión». Para el centrocampista de La Canonja «estamos ante dos de las mejores plantillas del grupo y creo que los dos equipos trataremos de equivocarnos lo más mínimo. Espero que al final se rompa y sea para nuestro lado».

Nàstic y Reus llegan en un buen momento de forma, pero en opinión de Masqué, «son partidos diferentes en los que nada de lo que hayas hecho en las semanas previas importa». En el bando rojinegro hay ganas de romper el dominio del Gimnàstic en los últimos derbis. Los granas han ganado cinco de seis choques en tres años y por este motivo Masqué espera que «de una vez por todas nos llevemos los tres puntos. No hay ansiedad, pero en Reus necesitamos cambiar la dinámica. No creo que haya una diferencia tan grande como demuestran los precedentes».

Ambos jugadores tienen un profundo respeto al eterno rival. El capitán rojinegro afirma sin reparos que «el Nàstic es un club grande. Lo veo como el referente de la provincia, que se merece estar en una categoría superior».

Más especial es para Molina: «Aunque cada vez quedan menos compañeros de mi época, el CFReus es el club que me dio la oportunidad de hacerme profesional y estoy agradecido. Ante el Nàstic, son los dos únicos partidos que no quiero que les vaya bien ni al Reus ni a Masqué».

Un deseo que firmarían ambos:repetir el derbi el año que viene en Segunda. «¡Ojalá!», «¡Dónde hay que firmar!», exclaman al unísono.

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