Óscar Cadiach revela que estuvo 24 horas sin beber agua

Las cantimploras se les congelaron nada más salir del campo 3 y no pudieron beber nada hasta su regreso tras alcanzar la cima

01 agosto 2017 16:46 | Actualizado a 01 agosto 2017 16:48
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La hazaña de Óscar Cadiach para convertirse en el primer catalán en ascender los 14 ochomiles del planeta sin ayuda de oxígeno artificial no estuvo exento de problemas. Entre ellos, la imposibilidad de ingerir líquido alguno durante 24 horas.

Tal y como explicó el alpinista tarraconense en una llamada al programa Pont de Mahoma de Tarragona Ràdio, nada más salir del campo 3, a 7.200 metros de altura, las cantimploras que llevaban se congelaron debido a las bajas temperaturas. 

De poco les sirvió el hornillo especial, muy ligero y técnico, que portaban puesto que la falta de oxígeno en altura impidió que pudieran ponerlo en marcha para fundir la nieve e hidratarse. Cadiach aclara que «beber agua helada, no es nada recomendable en la ascensión de un ochomil».

El primer trecho hasta llegar al collado de la montaña, a unos 7.900 metros fue especialmente duro. Tardaron unas cuatro horas bajo un clima duro, con viento y temperaturas muy bajas. Eran las 23.00 de la noche del 26 de julio –habían salido del campo 3 a las 19.00– cuando encaraban los últimos metros hasta la cima del Broad Peak situada a 8.047 metros.

Diez horas sobre la zona de la muerte, ese espacio por encima de los 7.500 metros en los que la la baja presión atmosférica hace que al sistema respiratorio le sea más difícil encontrar el oxígeno disponible para respirar y solo sea posible adaptarse durante un cierto tiempo limitado.

Descenso fatigoso
El descenso hasta el campo 3 fue muy lento. No llegaron hasta laslas 19.00 horas, cansados tras un trayecto complicado y fatigoso.

Convertido ya en el 38º alpinista que completaba los 14 ‘ochomiles’, Cadiach quiere disfrutar de la hazaña y compartirla con todos los alpinistas con los que ha coincidido en 35 años de ochomiles. A ellos también les dedica la cima del Broad Peak. 

El tarraconense dice que mirando atrás recuerda a todos aquellos amigos «que ya no están», como Manel de la Matta, Íñigo de Pineda o, este mismo verano, Alberto Zerain, desaparecido en un alud en el Nanga Parbat. 

El alpinista se considera «muy afortunado» de que todo haya ido bien en la expedición.

El alpinista está de vuelta hacia Skardú por el glaciar del Baltoro. Son días para digerir todo lo que han vivido en los últimos dos meses de expedición en el Karakorum. 

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