Pablo Nájera, Madrid también existe

Hockey. Con 14 años salió del Rivas e ingresó en la Masia del Barça, donde se formó como jugador y persona. Este domingo vuelve al Palau con la camiseta del Reus

18 noviembre 2020 09:31 | Actualizado a 19 noviembre 2020 11:47
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Miguel, un exjugador del Aluche que llegó a visitar el paso previo a la élite en Primera Estatal, se encargó de inyectar en los genes de Pablo Nájera (Alcalá de Henares, 1998) una pasión curiosa por el hockey patines. Sin uso de razón, Pablo ya se había calzado los patines y descubrió una sensación de libertad impropia con ellos. Su padre había dado con la tecla. A pesar de que el pequeño Nájera mostraba cierta destreza para todos los deportes, se decantó por el que siempre había visto en casa. Y en Madrid, eso, no era tan habitual en los jóvenes.

El hockey madrileño no dispone de la tradición tan arraigada que existe en Catalunya, aunque trabaja las categorías inferiores con mucha persistencia y en condiciones escasas de recursos. Clubs como el histórico Alcobendas o el Rivas siguen peleando contra viento y marea para hallar un lugar en el ecosistema más prestigioso del país. En Alcalá de Henares se encuentran las raíces hockísticas de Pablo Nájera, que también pasó por la base del Alcobendas y del Rivas, justo antes de emigrar hacia Barcelona, en edad infantil de segundo año. «Llevaba tres meses en el Rivas y jamás pensé que el Barça se fijaría en mí».

El madrileño ingresó en la Masia del FC Barcelona con 14 años y eso implicó separarse de su entorno familiar. «Los primeros meses fueron duros, pero siempre estaré agradecido al FC Barcelona. No solo se trató de una experiencia deportiva, también me educaron como persona», admite. En el Barça se convirtió en un actor de futuro prometedor, cumplió con todos los plazos de formación con rapidez y llegó a debutar con la primera plantilla en la OK Liga y la Champions. Recién había cumplido la mayoría de edad y patinó en el parqué del Palau ante el Igualada y el Montreaux suizo. Eso sí, a los 19 años decidió salir del Barcelona para hacerse un hueco en el campeonato nacional.

El Vendrell captó los servicios de Pablo (2018-19) y esa experiencia inicial terminó en un descenso sorprendente del equipo. El jugador se dio cuenta de lo complejo que resulta aspirar a la élite y ese descenso supuso para él un primer desaire personal. Los deportistas de máximo nivel precisan convivir con frecuencia con el fracaso y superarlo con cierto equilibrio y afán de progreso. Lo que nunca imaginó el atacante es que el Reus confiaría en sus condiciones. Le fichó en verano de 2019 como un valor de futuro.

En el templo, este jugador creativo ya ha exhibido una capacidad fascinante para el uno contra uno, aunque todavía  necesita pulir registros como la definición o la defensa interior en el cuerpo a cuerpo. En cambio gana enteros cuando defiende por fuera, en esa zona se transforma y araña bolas imposibles. Garcia le mantiene la fe y le sigue ofreciendo chance en forma de minutos. En su segunda temporada, Pablo Nájera ha mejorado la tarjeta de servicios. «Creo que todavía puedo aportarle más al Reus, aunque siento que estoy creciendo», refleja.

El domingo, el madrileño volverá a visitar al Palau Blaugrana, aunque en el enemigo, en un Clásico de la OK Liga de altos vuelos, con Barça y Reus en excelentes dinámicas. «Sabemos dónde vamos y que será difícil, pero no renunciamos a nada e intentaremos sorprenderles», confirma el protagonista, en la semana previa de entrenamientos que se inicia hoy mismo después de dos días de descanso. Nájera anotó su segundo gol del curso ante el Taradell, en la goleada rojinegra de este pasado fin de semana (10-2).

Pablo Nájera se ha postulado como máximo exponente del hockey madrileño, junto a Curro Fernández, del CE Vendrell. Los dos reivindican un hockey que también existe y que no se encuentra tan lejos de los grandes miuras del momento.

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