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La inquietud artística de Pedro Henriques (Lisboa, 1990)la traía incluida en sus genes. Desde la cuna vio como Humberto, su padre, amenizaba sus tiempos de ocio con una guitarra y creaba melodías deliciosas que llamaban la atención del pequeño Pedro. Éste necesito caminar entre dos aguas. Entre su pasión desorbitada por el hockey y la estima especial por la música. Pedro se subió a unos patines con apenas cuatro años de edad, al mismo tiempos que aligeraba sus dedos para mantener la tradición paternal con la guitarra.
Pedro creció con el fado en la sangre, ese género folclórico de la música portuguesa, que ha dado voces increíbles y punteos asombrosos. En casa comparte vocación artística con su pareja, Elsa Casanova, una de las voces emergentes del país, con un puñado de vídeos en el Canal You Tube que pueden erizar pieles. Los dos no dudaron en emprender aventura deportiva destino Reus este verano. En el templo de la calle Gaudí, a Pedro Henriques le esperaba un desafío mayúsculo. Se ha convertido en el primer arquero luso de la historia del Reus. Su rendimiento, de momento, ha contentado paladares exigentes.
En el camión de la mudanza, Pedro no se olvidó de su guitarra favorita. Elsa lo tiene más sencillo. Su voz va incorporada. Los dos han encontrado cobijo musical pronto. Jordi Salvadó, directivo del Reus y músico reusense con cierto recorrido, les ofreció un escaparate interesante para generar música con aroma a fado. A Elsa, Jordi y Pedro les une un amor común; la música. El trío de fado estaba creado de antemano, aunque la aparición de Fito Luri, el compositor ganxet que acaba de cocinar el trabajo Planetes Càlids, intensificó esa relación. Jordi colaboró con la grabación del disco e intermedió entre Fito y Pedro Henriques, a los que presentó personalmente. Fito se enamoró de esos punteos portugueses y no dudó en ofrecer un tema al portero del Reus, que aceptó la propuesta. De esa mezcla ha salido la canción ‘Copes de vi’ que, por ejemplo, asombró al Teatre Bartrina este domingo, con la platea repleta de público.
Pedro Henriques se encontraba en el cartel de invitados al show, aunque sin apenas levantar la voz. El arquero del Reus detesta que se mezclen los dos ámbitos. Cada uno de sus pasos pide prudencia. Compareció por el escenario a los 40 minutos de la velada y encendió la luz del Bartrina. Para Henriques exhibir sus punteos ante el público no resulta un problema. En Lisboa se ha recorrido restaurantes de fado con asiduidad.
Para este verano, una vez las exigencias de la competición permitan respiro, podrían confirmarse algunas fechas más para que Pedro y Elsa enseñan su talentos por la zona. Antes, el portugués mantiene una obligación casi innegociable. Debe cuidar con disciplina el arco del templo. Y no es poca cosa.
