Punto de fe y pizarra (Espanyol B 1-1 Nàstic)

Semana tras semana y el Nàstic sigue exhibiendo una personalidad que se añoraba. En las buenas y en las malas, da lo mismo, es un equipo que siempre da la cara. Un conjunto que se rebela contra la adversidad y que presenta signos de grandeza mental. Nunca se hunde y eso le permite rascar donde otros años no había nada. Ayer rescató un punto en Sant Adrià en la agonía cuando el Espanyol B ya saboreaba los tres puntos. 

La fe tarraconense emergió en los minutos finales y la abanderó un Quintanilla que terminó como delantero y que consiguió el tanto del empate tras estar atento a un rechace tras un disparo tenso y seco de Ballesteros desde la frontal. Es un puntazo porque el Nàstic jugaba lejos del Nou Estadi, porque enfrente había un gran Espanyol B y porque tuvo que remar con el marcador en contra tras una desafortunada acción que terminó con gol en propia de Albarrán.  

La primera parte fue un intercambio de golpes entre dos equipos que sabían jugar perfectamente sus armas y tenían un claro plan de partido diseñado. El Espanyol B buscaba el peligro mediante el centro lateral. Allí cuenta con extremos habilidosos y peligrosos que intentan el uno contra uno siempre que puede. En especial un Jofre Carreras que abre el campo con inteligencia y talento desde el costado derecho. El Nàstic por su parte quería romper al filial perico mediante el robo tras presión en bloque alto que siempre busca y la velocidad de Brugui a la espalda de la defensa blanquiazul.

Compareció el Nàstic con fuerza. Intentando meter miedo a los mirlos espanyolistas. Lo hizo en los primeros cinco minutos de partido, pero sin amenazar. Todo lo contrario que un Espanyol B que desde un primer momento demostró tener colmillo. En el minuto 5, Svensson aprovechó un mal despeje de Quintanilla para disparar de primeras a quema ropa dentro del área y se encontró con una pierna salvadora de Gonzi. Eso es lo que se le pide a un portero de un equipo candidato, que pare lo parable y de vez en cuando lo que parece imposible.

El Espanyol B avisaba

Lo cierto es que la ocasión metió al Nàstic en unos 10 minutos peligrosos en los que los de Gay volcaron el campo al lado grana. El filial encontró el gol en una falta lateral, pero el linier anuló el gol por fuera de juego. El banderín salvaba al equipo de Toni Seligrat.

Poco a poco el conjunto tarraconense se rehízo del golpe. Volvió a ganar las segundas jugadas y se plantó en campo rival mediante el balón durante una larga fase de la primera mitad. Fullana comandaba al equipo con balón y Tienza sin él. Dos interiores totalmente contrarios, pero que dominan su fútbol como pocos. Años y talento, la combinación perfecta.
El conjunto grana estaba mejor pero no amenazaba. Curioso, siendo el equipo más goleador de toda la categoría. Nos han acostumbrado mal. Ha llegado a parecer fácil marcar goles, cuando es lo más difícil del fútbol. Hubo acercamientos, pero Fortuño no tuvo que intervenir.

Tampoco pudo hacerlo Gonzi en el minuto 43 cuando Becerra embocó un cabezazo que se estrelló con violencia en el larguero. La fortuna se alió del lado del Nàstic porque el cuero salió escupió hacia la línea de gol, pero sin traspasarla. El fútbol son dinámicas y todo parece alinearse a favor cuando las cosas van bien y en contra cuando las cosas van mal. Los granas se marchaban con un valioso 0-0 en el marcador por lo visto sobre el terreno de juego. Había sido un partido de fases, pero el Espanyol B había estado más certero en el intercambio de golpes, aunque sin suerte o sin puntería, júzguenlo como quieran.
El Nàstic salió con otra cara en la segunda mitad. Más protagonista. Con ganas de masticar más las jugadas. Quiso instalarse en campo contrario y someter al Espanyol B. Lo consiguió. Cuando mejor estaba, emergieron las piernas pericas. Becerra pilló la espalda de la defensa y en el mano a mano no acertó. Gonzi sacó otra pierna salvadora que no lo sería tanto por el desenlace fatídico que tenía reservado la jugada. El rechace fue directo a un Carlos Albarrán que no pudo reaccionar a tiempo. El balón terminó en el fondo de la red. No está siendo su año. No puede tener más mala suerte. Ayer su partido fue notable y solo lo empañó aquella acción. Debe seguir y demostrar su fortaleza mental.

Final tenso y con premio

Tras el tanto, el Espanyol B buscó dormir el partido. Supo jugar el otro fútbol. Son jóvenes, pero pillos. Son un equipazo y por ello el punto que llegó acabaría llegando, Fue en un movimiento táctico de alto calibre de Toni Seligrat. Brillante. Hay partidos que los rescata el entrenador de la pizarra y ayer fue uno de esos.

El Nàstic botó un córner y el rechace terminó en Ballesteros. El talento no responde a la lógica y la jugada pedía un centro, pero él rompió en el uno contra uno y golpeó seco y tenso. El disparo iba a gol, pero una vez Fortuño sacó el chute, pero no estuvo acertado en el despeje. Quintanilla, con alma de nueve, embocó en puerta de gol y consiguió el empate. El banquillo lo celebró de manera eufórica consciente de que ese punto puede significar mucho en el final de temporada. 

El conjunto grana se lanzó a por la victoria y no pensó en mantener el empate. Quiso jugar a la ruleta rusa. A punto estuvo de salirle bien y también mal. Gonzi salvó el gol perico y Fortuño el gol visitante. Brugui tuvo la victoria, pero el meta blanquiazul estuvo felino en la salida y cerró la puerta que había vislumbrado el gerundense en el palo largo con un tiro cruzado. 
El Nàstic despide el año 2020 con un punto de fe y copando los puestos altos de la clasificación. La vida ha cambiado mucho en solo un año. No solo por el coronavirus. La entidad tarraconense es otra. Se respira estabilidad y felicidad. Que siga así en el 2021.