Punto imperial

HOCKEY. El Reus rasca un empate ante el Barcelona después de una buena actuación colectiva (1-1). Garcia no puede contar con Marín, que se perderá lo que resta de temporada

21 marzo 2021 21:45 | Actualizado a 21 marzo 2021 21:56
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Se habían consumido 28 minutos de clásico y Càndid Ballart y Sergio Fernández mantenían vírgenes sus arcos. Dieron recital en un día elegido. Se suele valorar poco el papel capital de los porteros en el hockey patines, cuando en realidad resultan actores imprescindibles. Cualquier aspirante a los títulos necesita un guardameta de máximo nivel. Los del Reus y del Barça se colocaron en el firmamento de estrellas. Escribieron un manual para aprendices. Dejaron el clásico del hockey patines nacional huérfano.

Justo a los 28 minutos, la partida de ajedrez se desniveló en una aventura utópica de Nájera, combativo durante la noche. Al madrileño del Reus le favoreció un rechace y conquistó el área azulgrana. En el segundo intento, ya con Nájera eliminado para el tiro, compareció Julià desde segunda línea, como exponente primordial de la sorpresa. No ejecutó un remate limpio, quizás por eso pilló de improvisto a Fernández. La bola perforó la portería azulgrana y el templo rugió de nuevo, como en los viejos tiempos. 500 almas, por aquello de que el coronavirus impide todo lo relacionado con los montones, regresaron a casa. La mística del Palau rojinegro resucitó.

Normalmente, los especialistas del juego relatan que hoy los partidos se distinguen por momentos y el Reus tuvo el suyo justo después del 1-0. El Barça cometió la décima falta de equipo y Àlex armó su pala para celebrar el 2-0. No convirtió y la oportunidad se marchó al limbo. Llevaba aroma de victoria. El Reus finiquitó el clásico con cuatro faltas directas erradas. Tanto perdón, tanta ternura, penaliza ante el poderoso Barcelona.

El Barça nunca se marchó de la competencia. Exhibió esa pose de dominador absoluto de los secretos psicológicos en los días de la verdad. A sus espaldas hay un millón de noches entre el bien y el mal. No le asusta nada al equipo de Castro. Igualó rápido gracias a una pena máxima que culminó el luso Helder Nunes. Disparo de pala al ángulo. Fue el único resquicio que concedió Càndid. No hubo más chance goleador.

En el primer tiempo, los dos protagonistas se estudiaron con tanta minuciosidad que olvidaron el riesgo. Solo un disparo al poste de Pablo Álvarez y un mano a mano de Salvat amenazaron la plenitud defensiva de Reus y Barça, terriblemente rigurosos. El 0-0 al descanso consolidó la solidaridad colectiva, aunque dinamitó el espectáculo.

El Barça es una manada física y, desde ese registro, pretendió desgastar al Reus, cojo sin la presencia de uno de sus violinistas, Raúl Marín. En realidad, en los últimos diez minutos, a los azulgranas se les abrió ese escenario. El Reus ya no ganaba ninguna disputa y le duraba un suspiro cada ataque. Perdía le pelota sin masticar, víctima de una fatiga lógica. La rotación de las dos escuadras tiene poco que ver. En el Barça los que entran son iguales o mejores que los que salen. En el Reus, el equilibrio se hace más complejo.

Resistieron los rojinegros arropados por el aliento de sus adeptos y en su propio apetito. No hubo actuaciones individuales destacadas, pero sí un sentido grupal fascinante para sumar un punto imperial. Viene de una gorda el equipo, con un parón terrible por la pandemia y la inactividad demoledora. Es gloria.

Ficha Técnica

Reus Deportiu. Ballart, Bancells, Àlex Rodríguez, Julià y Nájera. También jugaron; Castro, Ferran y Nájera.
FC Barcelona. Fernández, Helder Nunes, Pablo Álvarez, Alabart y Panadero. También jugaron; Rodrigues, Pascual y Roca, Llorca.
Goles. 1-0, Marc Julià (28’), 1-1, Helder Nunes (33’).
Árbitros. Rubén Fernández y Villar. Cartulina azul para el visitante Alabart. 18 faltas para el Reus y 13 para el Barça.
Incidencias. 425 espectadores en el Palau d’Esports.

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