Raúl Marín, el valor del especialista

En el hockey actual se paga a los especialistas. Es una realidad indiscutible. El reglamento provoca que más del 50 por ciento de los partidos se decidan en la pelota parada, ya sea en tiros directos o penaltis. De ahí que disfrutar de un especialista en la plantilla ya no solo se trate de una simple ventaja. Se trata de una necesidad absoluta. En eso, los jugadores han tomado cierta responsabilidad. Algunos han destinado horas extra a practicar sus facultades en ese registro del juego. Raúl Marín (Reus, 1986) se ha convertido en un claro ejemplo en la élite.

Al atacante reusense le cuesta encontrar un rol fundamental en el Sporting de Portugal, quizás el plantel más extenso del Mundo. El club lisboeta agitó el mercado debido a su brutal apuesta económica. En una de esas estrategias se encontraba Marín, del que pagaron la cláusula de rescisión para sacarle del Reus. El proyecto del Sporting no sólo se basa en la calidad de sus fichajes, también en la cantidad. Su técnico, Paulo Freitas, necesita hacer convocatorias cada fin de semana, dispone de 12 jugadores pista. Dos se quedan en la grada, algo impensable en hockey patines hace unos años.

Y en esas se encuentra Marín, en la búsqueda de la plenitud y de los minutos de juego. Mientras, su capacidad en los tiros directos le sigue distinguiendo. Lo ha convertido en un refugio para hallar el foco. Para que nadie se olvide que el gol forma parte de su ADN. 

En la gran final de la Supercopa de Europa, este domingo en el Palacio Joao Rocha, la casa del Sporting, Marín precisó esperar en el banco. Apenas sumó cinco minutos como rotación en el primer tiempo. Un tiro directo rescató de nuevo su credibilidad. Con 2-2 en el marcador y dos minutos para que el electrónico decretara el veredicto, el Sporting dispuso de una pelota parada para definir el título. Freitas miró al banco y señaló a Marín, a pesar de la inactividad. 

Raúl Marín nunca ha esquivado la responsabilidad. Los instantes de cosquilleo le motivan. Responde al perfil de jugador creativo, con buena relación con el riesgo. Se siente cuando camina sobre un alfiler, más que en la zona de confort. No le asusta el error. Puede cometerlos, pero no se perdona no intentarlo. Ante el Porto tomó esa pelota con determinación. Fue tan concreto como efectivo. Rasgos indispensables para el éxito del especialista.

Ante Malián, uno de los grandes arqueros de la esfera internacional, amagó a la izquierda y acabó por la derecha. Con una maniobra muy suya. Levantó la pelota a media altura y la picó hacia la red. 3-2 para el Sporting y nuevo título para el proyecto. La Taça Continental, antigua Supercopa de Europa, refuerza el dominio europeo del Sporting, que el pasado mes de mayo levantó la Champions, también con el reusense en el plantel de Freitas, un entrenador singular, que ha encajado en la estructura técnica de los leones.

Rival en la Champions
Los gigantes equipos portugueses, Sporting, Benfica, Porto y Oliveirense vuelven a situarse en la primera línea de salida con respecto a la lucha por los grandes títulos. Su inversión este verano ha resultado de nuevo demoledora. Sobre han importado talento de España e Italia a base de ofrecer cantidades irrechazables. 

Alessandro Verona se ha convertido en uno de los grandes fichajes del nuevo Sporting, que además ha mirado en el país para incorporar a Telmo Pinto y Joao Souto. El club en el que militan Marín y los ex del Reus Platero y Pedro Gil ha quedado inmerso en el grupo de Champions del mismo Reus. Se presume como el gran rival de los rojinegros en la lucha por entrar en los cuartos de final. El duelo directo dignificará a la gran competición continental. 

Mientras, Marín se arropa en la pelota parada para disponer de la cuota de share que le pide su categoría. Acostumbrado a la máxima audiencia, el delantero reusense lleva como puede su rol en el Sporting, con el que dispone de este año de contrato más otro opcional. El gol que le anotó al Porto en la gran final de la Taça Continental confirma algo de lo que nadie duda; su puntería ante el gol no admite sospechas.