Reinaldo Rocha, 50 años de fútbol

El ocaso llega para muchos jugadores cuando ya achaca el cansancio, cuando la explosividad y el aguante se han desvanecido y están lejos de su mejor momento como futbolistas. Esto acostumbra a suceder en algún punto entre los 30 y los 40, etapa en la cual es más habitual colgar las botas y dejar de vestir de corto cuando los 90 minutos de un partido empiezan a hacerse cuesta arriba. 

Algunos, véase Roberto Carlos o Romario, lograron superar la barrera de los 40, firmando así dos de las trayectorias más largas del deporte rey. Pero no hay que ir muy lejos ni buscar en las mejores ligas para encontrar idilios que hayan durado tanto: en las Terres de l’Ebre pueden decir que Reinaldo Rocha, que ha pasado por multitud de combinados de la zona, se ha retirado a los 50 años después de una vida repleta de fútbol.

Reinaldo se crió en Sao Paulo, y como tantos niños brasileños creció con un balón pegado a los pies. Su última experiencia con el fútbol de Brasil fue también la más destacada, cuando con 22 años militó con el Sao Caetano en la segunda división del país. Pero fue entonces cuando Europa llamó a su puerta, de la mano del Reus Deportiu, y no dudó en aceptar: «Me comentaron la opción de irme para España y no me lo pensé dos veces. Cuando llegué, pasaron tres semanas y ya estaba jugando con el equipo», explica el jugador.

Su toma de contacto con el fútbol territorial catalán contó con uno de los momentos que el brasileño recuerda con más afecto de toda su vida futbolística: el ascenso con el equipo reusense de Primera Catalana a Tercera División. Este fue el arranque en Catalunya de una trayectoria en la que no cambiaría su posición, la de pivote defensivo, pero que contó con una larga lista de equipos en su extensa andadura: «He jugado en el Reus y en el Marina Cambrils en dos etapas distintas, y aunque he estado también en la Comunidad Valenciana en un par de clubs, la mayoría han sido en el Ebre», explica Rocha. «He jugado en muchos, como La Cava, La Rapitenca, el Deltebre, La Sènia o L’Ametlla».

Aunque dedicarse de forma profesional al fútbol no terminó siendo una opción, cosa que se tradujo en que Reinaldo terminara dedicándose a la construcción, el deporte se mantuvo como forma de vida: «He tenido siempre mucha pasión por el fútbol, y no he tenido nunca problemas a la hora de compaginarlo con el trabajo. Entre semana, salía de trabajar por la tarde y podía ir a entrenar por las noches», cuenta el brasileño.

Y esta misma pasión ha sido el motor que ha impulsado una de las más longevas carreras del fútbol de nuestro territorio. Para Reinaldo Rocha, no hay más secreto para haber estado en activo hasta los 50 que el amor por el fútbol y la voluntad de mantenerse en forma físicamente: «Mi objetivo era llegar hasta los 45 jugando al fútbol, pero cuando llegaron me seguía sintiendo en forma y quise alargarlo hasta los 50. He intentado cuidarme siempre, e incluso ahora sigo entrenando un par de veces a la semana», explica el defensa. «Me parece que hoy en día se ha perdido un poco de la ilusión por el fútbol, hay más distracciones y los jóvenes no se implican tanto como cuando yo empezaba».

Y es que es imposible entender una trayectoria como ésta sin una filosofía de trabajo basada en la constancia y la implicación, valores que han acompañado a Rocha durante tantos y tantos años de deporte como jugador. El de Sao Paulo, que de todos estos años decide quedarse con los buenos momentos dentro del campo, junto con los amigos que ha ido haciendo en él, no tiene ninguna intención de parar aquí.

Después de 28 primaveras de fútbol en Catalunya le gustaría, dentro de algunas temporadas, poder retomar su pasión desde los banquillos: «He acabado dejando de jugar debido a que ya no podía combinar tan bien los horarios y no tanto por haber notado una bajada de forma», afirma Reinaldo Rocha. «Una vez tenga un trabajo con el que lo pueda compaginar, me gustaría seguir viviendo el fútbol como entrenador».