Remontada gigantesca (4-2)

Fútbol. A falta de 20 minutos para el final el Nàstic perdía 0-2 contra el Andorra y jugaba con diez. Oliva, Brugui (2) y Quintanilla llevaron el éxtasis al Nou Estadi

15 noviembre 2020 16:06 | Actualizado a 19 noviembre 2020 11:47
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No será un partido de Champions League. Ni tampoco harán una película de ello. Pero la remontada épica, orgásmica, que protagonizó el Nàstic ante el Andorra es de esas que no se olvidan jamás. En 20 minutos, un equipo frustrado por un resultado injusto, y con un jugador menos por la expulsión de Albarrán se levantó como un Titán para llevarse una victoria (4-2) que es mucho más que tres puntos. Es la evidencia de que a este equipo se le está poniendo cara de campeón.

Desde el principio de temporada al Nàstic se la ha estado pidiendo sin parar. Es lógico. Por presupuesto, historia y plantilla la exigencia debe ser máxima. Se le reclama acabar entre los tres primeros. No hay excusa. Pero obsesionarse en la quinta jornada únicamente por los resultados genera también un ambiente perjudicial. No es sencillo convivir con la crítica atroz (mucha de ella interna), mientras tratas de poner en valor los aspectos positivos. Porque los ha habido. Y muchos. Me atrevería a decir que más que los negativos. Pero como en Tarragona nos hemos acostumbrado a vivir en el histerismo pues no es raro que cuando faltaban 20 minutos para el final del partido del Nàstic-Andorra algunos ya estuvieran afilando cuchillos para cepillarse a Seligrat.

Ahí es donde empieza la magia de este fantástico deporte. A menudo injusto, que cuando le da por ser racional devuelve toda la alegría sustraída en un golpe magistral. El 0-2 se convirtió en 4-2 por obra y magia de un equipo campeón. Luego lo será o no, pero levantar en inferioridad numérica un resultado adverso ante otro de los candidatos al primer puesto, que no había conocido la derrota aún, denota que estamos ante un grupo de futbolistas únicos.

Empezando por el portador del ‘10’. Sinceramente, qué poco valor se le ha dado -y se le sigue dando- a Brugui. Desterremos el pasado. El maltrato del que ha sido objeto. Obviemos todo eso. Centrémonos en el presente y digámoslo claro, es el mejor ‘10’ posible para el Nàstic. Y debe seguir siéndolo por muchos años. No habrá esfuerzo más rentable que retener a un futbolista que lo da todo por el club.

Ante el Olot protagonizó las dos acciones que acabaron con los dos goles granas. En el Prat el gol se le resistió, aunque originó el 0-1 de Pol Ballesteros. Frente el Andorra pudo por fin dedicarle dos tantos a su abuelo fallecido hace una semana. Uno de ellos alucinante. Pareció como que un mano invisible sostuviera en el aire al delantero de Bàscara el segundo justo para rematar acrobáticamente un centro de Bonilla. El golpeo se coló por la misma escuadra. El 4-2 definitivo también llevó su firma con una definición de crack. Solventó el uno contra uno con un disparo raso que sentenciaba la remontada.

El primer tiempo del Nàstic fue sensacional. La intensa presión agobió a un Andorra que suele disfrutar de la posesión. En Tarragona se le atragantó. Suspiraban cada vez que conectaban un pase. No era solo incomodidad, sino ahogo. El cuadro de Seligrat recuperaba rápido y cargaba bien su ataque para hacerlo efectivo. Ni dos minutos habían pasado y Brugui ya había protagonizado una doble ocasión. Remató mordido el centro de Miranda que el meta Bañuz tocó lo justo para desviarlo al travesaño. El rechace se desplazó como a cámara lenta. Entre el miedo de unos y las prisas de otros. Mientras todos miraban la trayectoria ralentizada del balón el más listo, Brugui, se posicionó para volver a conectar un testarazo que un defensa despejó en la misma línea de gol. Un rechace que los futbolistas del Nàstic pidieron penalti por manos.

Los tarraconenses no se lamentaron. Siguieron igual. Brugui volvía a gozar de una oportunidad ante Bañuz. La asistencia de Oliva magistral dejó al gerundense en un mano a mano, algo forzado, que se perdió por poco. Aún hubo una más. Un tiro cruzado de Bonilla desviado por centímetros. Toda esa superioridad local no solo no se manifestó en el marcador sino que se transformó en inferioridad. Un resbalón y un rebote defensivo dieron alas al ataque andorrano. Carlos Martínez culminó un contragolpe con una definición perfecta.

El gol difuminó la buena actuación del Nàstic. Los granas siguieron probando aunque con menos claridad. Aferrados a la estrategia. Pero ni así. Hubo un penalti sobre Amang que el árbitro no vio y un remate de Quintanilla que salió lamiendo el travesaño. Era frustrante ver el resultado tras el buen partido grana. Más aún cuando un mal despejo de Wilfred regaló el 0-2.

El Andorra se vio ganador. Sobre todo cuando Albarrán vio la roja directa por una dura entrada a Riverola. Pero apareció ese espíritu que solo tienen los ganadores. Oliva rentabilizó un fallo de Bañuz para poner el 1-2 con una vaselina perfecta. Brugui empató con un golazo. Y en pleno apoteosis grana, Quintanilla hacía el 3-2. Los visitantes tuvieron sus oportunidades. Pero toda la pegada del primer tiempo se esfumó. Igual que los tres puntos y un liderato que pasó a manos de un Nàstic eufórico.

FICHA TÉCNICA

Gimnàstic tarragona. Wilfred, Albarrán, Quintanilla, Rueda, Joan Oriol, Miranda (Joel Marín, 61’), Fullana (Carbia, 71’), Bonilla, Brugui, Amang (Fausto, 71’) y Gerard Oliva (Pol Domingo, 87’).

Andorra. Bañuz, Pau Martínez, Gaffour, Vilà, Adri, Marchán (Goujon, 87’), Enri (Casadesús, 87’), Riverola, Carlos Martínez (Ballarín, 77’), David Martín y Bover (Aguado, 77’).

Goles. 0-1, Carlitos (29’); 0-2, Bover (48’); 1-2, Oliva (72’); 2-2, Brugui (78’); 3-2, Quintanilla (89’); 4-2, Brugui (90’).

Árbitro. Iván Muñoz. Expulsó con roja directa a Albarrán.

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