Ricardo lucha contra el olvido

El enganche del Reus y el fisio Joan Álvarez abren las puertas de la recuperación al Diari, justo cuando se cumplen cuatro meses de la grave lesión en Almería. El portugués se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda y pelea para volver antes de final de curso

08 marzo 2018 18:10 | Actualizado a 12 marzo 2018 12:46
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Ricardo volaba por uno de los costados del ataque del Reus. Se había acostumbrado a partir en el once, en la banda zurda, gracias al rendimiento diferencial que exhibía los domingos. Se lo había trabajado mucho antes, en una pre-época interesante. El foco no alteró la ambición de Ricardo Vaz (Cascais, 1994), un chico todavía en edad de progreso, de sólo 23 años y con el apetito inalterable. Garai le entregó su confianza y hasta octubre se postuló como uno de los estandartes del nuevo Reus.

El 22 de ese mismo mes, el equipo, con Vaz y ese ‘10’ que Messi, Maradona o Roberto Baggio han convertido en eterno, se presentaban en el estadio Juegos Mediterráneos de Almería, dispuestos a confirmar un despegue optimista en el campeonato. Ricardo amaneció en el partido tan enérgico como siempre, disputó cada tesoro dividido como si se tratara del último, desafió a los rivales en cada contacto con la pelota. Justo hasta que, todavía en el corazón del primer parcial, la rodilla izquierda cortó su entusiasmo. Crujió su ligamento cruzado cuando quería inaugurar una de esas aventuras de juventud que el portugués reivindica cada vez que se siente protagonista. El Reus terminó ganando aquel día, con ese solitario acierto de Borja, pero en el alma de la expedición se intuía cierta tristeza.

Pocas horas después, el club, mediante un comunicado público, confirmaba los peores presagios. Rotura del ligamento cruzado, quizás la travesía más dura por la que debe pasar un futbolista. Mínimo, seis meses apartado de la normalidad, de la rutina, de ese día a día de esfuerzo y trabajo táctico sobre el césped.

Desde entonces, Vaz no sólo lucha contra el dolor físico y sobre todo mental que provoca una lesión de esta envergadura. También con la terrible sensación de que el tiempo se escapa. Probablemente, los futbolistas, en ese vértigo deslumbrante en el que viajan, lo primero que comprarían es tiempo.

En la soledad de una camilla, junto a las manos milagrosas del fisio Joan Álvarez, el mediapunta desafía a la naturaleza con sesiones de horas y alimento motivacional. Ha conquistado ya los primeros cuatro meses de plazo, con idas y venidas emocionales, lógicas en un agravio como el suyo. Además, lejos de su familia y de la zona de confort. “Si estoy mal siempre intento quedármelo para mí, no quiero que mi gente esté mal”, reflexiona, un tipo tranquilo en la rutina vital, pero volcánico sobre el pasto.

Ricardo ya conoce cada milímetro espacial del gimnasio del Estadi, donde combina ejercicios y confesiones con sus compañeros. “No se hace fácil ver como tus compañeros vienen y se van en pocas semanas y tú sigues ahí”, confirma. La prueba de madurez para el portugués resulta descomunal. El duro golpe, le ha llegado pronto. La fortaleza que transmite, eso sí, reparte optimismo. Invita a pensar en un futuro de sol. El mundo no se ha terminado y por suerte la carrera de Ricardo tampoco. Seguramente vencerá a la dificultad y regresará con la piel más dura.

20 grapas en la rodilla

La operación en el ligamento cruzado de la rodilla izquierda de Ricardo le ha dejado al jugador portugués una cicatriz ostentosa, con 20 grapas en la zona afectada. No resulta ya nada alarmante para el futbolista, que convive con ella con toda normalidad en la recuperación que ya ha alcanzado el cuarto mes, de los seis estipulados como plazo para sanar el contratiempo.

Joan Álvarez, uno de los fisios de la primera plantilla, invierte muchas horas diarias en la recuperación del futbolista, con el que mantiene una excelente relación. «Nos encontramos en esa última fase de la recuperación. Queremos que cuando vuelva al campo sea en un estado ideal, pero no podemos correr», advierte mientras examina al jugador en esa sala donde los fisios trabajan a diario con los futbolistas, justo a la vera del vestuario del Reus. 

Ricardo Vaz fue operado el pasado 31 de octubre en Barcelona por el equipo que gestiona y lidera el especialista Doctor Cugat, una eminencia en intervenciones de rodilla y de ligamentos cruzados, cada vez más habitual en el mundo del fútbol.
La evolución del futbolista va por buen camino y en pocas semanas podría empezar el trabajo en el campo.

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