Santi Castillejo, de Valtierra a El Sadar

Aquel goleador feroz aterrizó en Tajonar, la fábrica de Osasuna, con 18 años. En 1993 se estrenó en Primera, en el  mítico estadio rojillo, ante el Zaragoza. De Osasuna de corazón es historia viva del Reus

18 septiembre 2017 18:15 | Actualizado a 19 septiembre 2017 17:24
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‘El hombre viaja por el mundo en busca de lo que necesita y vuelve a casa para encontrarlo’. Seguramente Santi Castillejo (Valtierra, 1971) suele pensar en esa reflexión de George Augustus Moore. No ha escapado de la vida nómada del futbolista. Ha girado por la península con frecuencia, en plena búsqueda de ese rincón en el que echar raíces. Como en Valtierra, eso sí, nada. Navarro de corazón y vocación, en su adolescencia ya enseñaba una facilidad asombrosa para visitar el gol. Lo comprobaron en Castejón y el Tudelano, en la antesala del fútbol profesional. Llamó la atención del mítico Osasuna, el club de su vida, de su tierra. Con 18 años compareció por Tajonar, la fábrica de talento más prestigiosa de Navarra, con el sueño de cualquier canterano entre ceja y ceja. Conquistar un templo como El Sadar significaba satisfacer horas y horas de imaginación junto a la almohada.

Los tiempos del futbolista los suele marcar el talento. En el caso de Castillejo, sus aciertos. Pasó del juvenil sub-19 al Promesas de Osasuna casi en tiempo récord, mientras cursaba la carrera de Relaciones Laborales. En su primera aparición por el filial ya conquistó 10 goles. Exhibía unas condiciones confusas. A simple vista parecía que en él se vestía un atacante frágil, delgado, sin demasiadas aptitudes técnicas. Engañaba. En su cerebro se hallaba el éxito. Siempre se encontraba en el lugar preciso. El balón acudía a él. Cuando un delantero em

puja demasiadas veces a gol, nada resulta casualidad. Dispone de un olfato distinto al resto de los humanos. De una hambre feroz.

En 1993, Santi Castillejo se presentó en sociedad en aquel escenario que veía de lejos, muy de aroma británico, con las gargantas de los hinchas casi en el cuello. Fue en un Osasuna-Zaragoza definitivo. Los dos aspiraban a la permanencia. No cabía un alfiler en El Sadar. Santi completó los últimos 20 minutos y disfrutó el éxito por 1-0. Ibáñez, uno de los capitanes más emblemáticos del club y ahora delegado, coincidió con el delantero en Primera. También los históricos Cruchaga y Puñal.

Aunque no pudo hacer carrera en Osasuna, Castillejo mantiene hoy un récord vigente. Con 184 goles se convierte todavía en el máximo artillero de toda la historia de Segunda B. Un navarro que conoce todos los rincones del viejo Sadar y que siente el rojillo como algo romántico. En Reus es historia viva. Actuó una temporada como delantero, en la 2006-07, aunque su legado tiene que ver con la faceta como técnico. Propició el último ascenso a Segunda B en 2011, en inicio de una aventura pionera en el club. El presente se llama Ascó.

Castillejo, además, ve en el banquillo rojinegro actual a un viejo amigo con el que vivió mil batallas en el Conquense y con el que cuida una buena amistad. Aritz López Garai intentará este sábado, en una cita deslumbrante para el Estadi, ganarle a su Osasuna. Él lo verá en la grada, con cierta nostalgia.

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