Sergi Miras, el especialista silencioso

Un disparo de pala cirujano en cuatro tiros directos consecutivos encumbró a Mitjans en la final de la Lliga Catalana. Este polivalente jugador convive en el Moritz con el líder de la bola parada, Sergi Miras

19 mayo 2017 21:48 | Actualizado a 22 mayo 2017 13:01
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El Col-legi Sant Josep, una fuente inagotable de jóvenes talentos, vio crecer a Eloi Mitjans (Sant Sadurní, 1987). Éste aprendió a la vera de auténticos referentes como Pere Varias, su entrenador en categoría alevín. Por aquel entonces, Mitjans no podía ni siquiera fantasear en lo que el destino le había preparado. Varias, eterno capitán de una de las mejores épocas del Noia, vio debutar a su discípulo en la primera plantilla. De la mano de Blai Carda (2005). Incluso, Mitjans y su mentor llegaron a levantar una Copa del Rey en 2008. En el Pavelló de Les Comes de Igualada, ya con Ferran López al frente de la cuadrilla.

Esa generación del 87 le ha proporcionado enormes beneficios al Noia. Mitjans es uno de los últimos productos de la fábrica de figuras que ha cultivado la capital del Cava. Junto a él se ha consolidado Esteller, todavía ofreciendo sus servicios en l’Ateneu Agrícola.

El trayecto de Varias y Mitjans unió lazos de nuevo en el pasado curso, con el excapitán retirado y ejerciendo de técnico en El Vendrell. Su socio, como un artista contrastado. Pere no dudó.

Y es que en verano de 2014, Eloi decidió cambiar de aires. Buscar nuevos horizontes. Hallar un cobijo para explotar todo su potencial. Se postuló en el mercado y recibió varias llamadas. Se decidió por el Moritz. Entre otras cosas porque su profesión como electricista de mantenimiento le obliga a no tomarse ciertas licencias. En el Club d’Esports encontró refugio y hasta el momento ha respondido con rendimiento.

 

Versatilidad en la pista

En el Noia, Mitjans ya enseñó su asombrosa capacidad para asumir varios roles. Esa versatilidad hace difícil definirle. Puede ser atacante o defensor cierre. Si el equipo necesita una mano para la intendencia se pone el primero de la fila. Si se le exige lucimiento en la frontera del gol exhibe virtudes.

Al protagonista le diferencia su disparo de pala clínico. También sus dotes para el mano a mano. En el trabajo defensivo es comprometido. La adaptación en El Vendrell no ha resultado un trauma. Ha asumido galones en un vestuario ganador. Ahora ya sin Varias, aunque con reforzada confianza.

Así lo demostró al mundo en la final de la Lliga Catalana. Eloi se disfrazó de héroe, cuando el Moritz pedía auxilio. El Barça, el enemigo más poderoso del planeta, dominaba 6-3 a once minutos del timbre definitivo y dio el título por ganado. Terrible error. La pala de Mitjans se encargó de mandar un aviso claro; el Moritz nunca se rinde.

El ‘14’ rojinegro desafió a la presión con cuatro goles consecutivos en cuatro tiros directos. Los dos últimos en el segundo final del partido y de la prórroga, con su equipo en el alambre. Ni pestañeó. Fue hielo puro para definir con una precisión de cirujano. Mandó la final a los penaltis y éstos premiaron el entusiasmo de El Vendrell. Con otro protagonista inesperado; el arquero Xus Fernández, que probablemente saboreó la actuación más dulce de su carrera.

Mitjans ha convivido hasta ahora con la jerarquía de Sergi Miras a la hora de tomar responsabilidades en la bola parada. Miras se la ha ganado con un acierto demoledor en los penaltis. En todo caso, el míster, Guillem Pérez, anda feliz con esa pequeña y sana rivalidad. Su colectivo sonríe con ella. Contar con dos especialistas de este nivel no resulta más que un privilegio en el hockey actual. Tan destinado a la dependencia de la bola parada.

En eso el Moritz ha dado con la tecla. Con Miras como cabeza de cartel y Mitjans como especialista silencioso.

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