Sergi Roberto, leyenda que nunca abandona sus raíces ganxets

El futbolista reusense del Barça no pudo dormir hasta altas horas de la madrugada tras su gol heroico ante el PSG. Se resguardó en el WhatsApp para charlar con sus amigos de siempre, los Toiss de Reus

19 mayo 2017 16:04 | Actualizado a 21 mayo 2017 13:12
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La generación del 92, el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona, fue propicia para el Col-legi Maria Cortina, instalado en plena calle Gaudí, en la zona norte de la ciudad. Allí se crió Sergi Roberto, el héroe del Barcelona, el reusense que encumbró la remontada de leyenda ante el PSG. Roberto ha compartido vida y confidencias con el jugador del Reus de hockey Marc Ollé, uno de sus mejores amigos. Se conocieron en P3, en el mismo colegio ganxet, y desde entonces no se han separado. La zona de general del Palau d’Esports, el templo del hockey mundial, ha recibido la visita estelar del futbolista, que no ha ocultado su apoyo al Reus, del que es socio.

Ollé, junto a Carles Salvat, Aleix Torner, Pau y Josep Castillo, Eduard GR, Josep Nadal, Carles Figuerola y Eduard Olesti conforman un grupito que quedó bautizado en la final de Champions de Berlín, en 2015. El Barça campeonó aquel día y en la fiesta de celebración, Neymar nombró a la cuadrilla ganxet como los Toiss de Reus.

De hecho, Roberto, tras el gol del delirio, el que significó el 6-1 ante los franceses, apenas pudo pegar ojo. Se refugió en sus seres más cercanos para compartir emoción y adrenalina. También en el WhatsApp, donde le bombardeaban a mensajes. Entre ellos, el grupo que mantiene con los Toiss. Confesó sentir una emoción deslumbrante, tras la locura colectiva del Camp Nou. Sergi y Marc Ollé compartieron horas de ocio el fin de semana previo, los presagios soñadores con respecto a la eliminatoria europea se cumplieron.

 

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El pasado siete de febrero, Sergi Roberto cumplió 25 años y convocó a todo su grupito de colegas de Reus en un restaurante de Barcelona, para compartir de una forma íntima y discreta la celebración. Justamente ese suele ser el talante del futbolista, un tipo sin alardes ni postureos exagerados, alejado del exceso de extravagancia, educado ante las peticiones de sus fans. Hasta hace pocos días resultaba hasta rutina verle pasear por el centro de la ciudad o en la grada del Estadi animando al Reus. La dimensión del Barcelona le ha obligado a protegerse algo más, aunque intenta no renunciar a la normalidad. Sus padres, Maria Rosa y Josep Maria le inculcaron humildad como valor innegociable.

El deseo de Cervera

Las pistas de pádel del Reus Deportiu reclaman la presencia del futbolista en verano, durante ese tiempo vacaciones de desconexión y atención a la familia. Josep María, su padre, le acompaña en esas pachangas de risas para romper a sudar, junto a Marc Ollé y Carles Salvat. Tampoco faltó la visita de rigor a Port Aventura, con los Toiss de Reus casi al completo. Aventuras de juventud. Sergi es tan querido que ayer, el concejal de deportes de Reus, Jordi Cervera, pidió a gritos una calle en su nombre.

El reclamo en las redes sociales y el orgullo de todos los reusenses convierten hoy la figura de Sergi Roberto en patrimonio ganxet. Una especie de hijo de honor que camina por el mundo paseando el nombre de su ciudad. Los milagros del balón.

Aspirante a la licenciatura de Administración y Dirección de Empresas, el reusense ha tomado impulso entre la constelación de estrellas azulgranas gracias, probablemente, a la apuesta sin complejos de su padre deportivo, el técnico Luis Enrique Martínez. «Es tan inteligente que puede adaptarse al rol que le pidas», ha declarado a menudo el estratega, que ya hizo debutar a Roberto en el filial todavía con edad juvenil. El gol heroico ante el PSG, a los ojos de todo el universo, inunda de sentido a esa apuesta.

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