Titanes de la maratón más olímpica

La tarraconense Cristina Solé y el gallego Pedro Nimo vencieron en la Marató que partía de la Anella

29 enero 2018 10:50 | Actualizado a 29 enero 2018 19:16
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Belén Marzá ganó aunque su nombre no esté en los primeros de la lista. Llegó a la meta de la Anella Olímpica con una camiseta que ponía ‘El cáncer me ha hecho más fuerte’. No pudo reprimir las lágrimas al completar la distancia de 15 kilómetros, otro hito más que añade, a sus 43 años, a dos medias maratones. «Hace cuatro años me diagnosticaron un cáncer. Los médicos me dijeron que tenía que correr, que hacer deporte, y empecé», cuenta, ya recuperada y exultante en la llegada en Campclar, que huele a gel de fisio y olimpismo. «He podido superar la enfermedad y ahora seguiré haciendo deporte», admite. 

Pero hay más gestas. La principal fue la del gallego Pedro Nimo, que logró su segunda victoria en otras tantas participaciones en Tarragona, y lo hizo rizando el rizo. El campeón de España de maratón no sólo le sacó nueve minutos al segundo, sino que corrió casi en plan casual, con una camiseta ancha, y tras haber completado un fin de semana de locos. 

Apenas durmió unas horas porque recaló en Tarragona el sábado de madrugada, procedente de Zafra (Badajoz), donde había llegado desde Santiago de Compostela para acompañar a un atleta discapacitado al que entrena. «Cuando eres profesional estás en una burbuja, no es el atletismo más auténtico», dijo en la meta.

La inspiración femenina

La SB Hotel Marató Tarragona se ponía esta vez especialmente lustrosa: dejaba el centro urbano para acoger la salida y la llegada en la Anella de Campclar, y reivindicar así periferia y los Juegos de este verano. Un total de 1.700 inscritos se atrevían con alguna de las cuatro distancias. 

Los cinco kilómetros fueron un visto y no visto, una machada rápida de los favoritos mientras se entraba en calor. Abel Carretero ganó en hombres (16:01) y Paula Adriana Hritiuc lo hizo en mujeres (18:18), inaugurando así una jornada de especial inspiración femenina: las cuatro vencedoras serían locales, de casa. Hritiuc, rumana afincada desde hace tiempo en Alforja y que corre con el Barça, es también asidua en las pruebas atléticas de la provincia. 

Por entonces, Pedro Nimo ya se dejaba ver en las primeras posiciones y presentaba sus credenciales al título. Numeroso público se congregaba en los alrededores del Palau d’Esports, algunos para ver la prueba, otros para curiosear en las nuevas instalaciones, los jardines o el lago artificial. Sólo el hueco de la piscina, en construcción, deslucía el flamante paisaje que se abría a un curioso ‘skyline’ de barriadas obreras.  

En la batalla de los 15 kilómetros había dos nombres propios que empezaron a abrir hueco. La vallense Marta Galimany, mundialista de media maratón y campeón de Catalunya en 5.000 metros, corría lanzada hacia la meta después de dejar Ponent por la N-340 y llegar hasta la Imperial Tarraco. En hombres, el riojano Camilo Santiago, un habitual de la Mitja Marató de Tarragona, también gobernó la cita con autoridad. Llegaba de haberse proclamado sólo siete días antes subcampeón de España de media maratón. En Tarragona cruzó la meta en 48:41, dos minutos más rápido que su inmediato perseguidor, Luis García Roca. Galimany dejó el crono en 53:26. 

Nimo venció sin apenas dormir la noche antes, tras un viaje desde Galicia hasta Badajoz

Pero no sólo de cuitas competitivas vive esta carrera. Hannane, por ejemplo, tuvo suficiente con acabar, empujada por los monitores del gimnasio de Reus en el que entrena y donde supera a diario su discapacidad. «Se lo ha pasado muy bien, ha disfrutado mucho», contaba Laura Rodríguez, una de sus monitoras. Correr empujando o portando sillas se ha convertido en una práctica habitual en competiciones tarraconenses. Quizás tenga mucho que ver con ello la iniciativa ‘Xq no Álex?’. Antonio Montes comenzó empujando la silla de su hijo, con parálisis cerebral, en las carreras, y ahora es todo un pequeño ejército quien hace lo propio con personas con movilidad reducida. 

El poder del duatlón

Quedaban los 30 kilómetros, donde también los favoritos impusieron el ritmo desde el primer kilómetro. Nadie tosió a Albert Moreno (1:44:59) en su camino hacia la victoria. El campeón de España de duatlón y segundo en el Campeonato del Mundo no se apartó de ese primer lugar, aunque protagonizó uno de los duelos más bonitos de la jornada, porque Gerard Garrote, a la postre segundo, fue siempre acechándole por detrás en un circuito casi tan exigente como el de la maratón, con el paso por la escollera incluido. 

En el cuadro femenino, las vencedoras en las cuatro distancias fueron locales

En mujeres, una conocida de la afición local, se impuso con oficio y superioridad. La infalible Mireia Sosa, tres veces campeona de Catalunya de maratón, paró el reloj en 2:04:36 y festejó el triunfo entre los suyos, como acostumbra. 

Quedaba la distancia reina, la que habla de cómo el soldado Filípides, con su epopeya, acabó dando nombre a la cita. No hubo demasiada historia, porque Pedro Nimo, el principal candidato a la victoria, no dejó margen para la sorpresa. Aguantó bien los tramos más inhóspitos, que eran también los más bellos, a pesar del riesgo de que azotara el viento y afectara aún más cuando se avanza en soledad. Resistió bien en el Passeig Marítim o la Arrabassada, antes de guarecerse en el tramo más céntrico. Pedro trotó, a pesar del cansancio y la falta de sueño, sin rival, y entró en la meta de Campclar parándose a saludar al público que se agolpaba tras las vallas admirando su exhibición. Suyo es el récord de la carrera, conseguido el año pasado (2:18:12). Esta vez, después de cruzarse España dos veces en un fin de semana, se quedó lejos de ese registro (2:29:24) pero se cubrió nuevamente de gloria, y de pasó le lanzó, sin proponérselo, un dardo, al tan habitual postureo ‘runner’: ganó como si nada, sin poses pero con toneladas de talento y capacidad de sacrificio. 

El aragonés Héctor Franco quedó segundo (2:38:52) mientras que Bixente Igarzábal, de Lesaka, completó el podio (2:44:10). 

Por detrás, a la tarraconense Cristina Solé le quedaban los últimos metros para coronarse en casa, delante de su gente. Ella, exjugadora de baloncesto y ahora habituada a las medias maratones como distancia predilecta, echó el resto para no dejar cabo suelto en los 42 kilómetros. Las letras en el asfalto de las ciudades que han sido sede de los Juegos del Mediterráneo dieron alas y una suerte de mística, por aquello de entrar en recintos llamados a acoger hazañas. «Se me puso la piel de gallina al entrar», recordaría a la llegada Cristina, vencedora por la puerta grande (3:08:48), con diez minutos de ventaja sobre la segunda, la corredora inglesa Victoria Hodgkinson. Esther Farré, muy cerca, completó el podio. 

La maratón fue más olímpica que nunca. Para muchos, abrió el apetito de los Juegos y la ciudad a la Anella, como ya hiciera la Vuelta a España del año pasado.  

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