Torres gemelas

Edgar Hernández y Dejan Lekic han derribado prejuicios, han convertido en compatible una dupla atacante de apariencia utópica. Dos jugadores de perfil similar que se han repartido los papeles con una naturalidad fascinante

04 diciembre 2017 14:22 | Actualizado a 10 diciembre 2017 16:27
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Miles de kilómetros separan Kraljevo (Serbia) y Gavà, lugares antagónicos, unidos gracias al fútbol de  Dejan Lekic y Edgar Hernández, dos artesanos del mismo oficio. En el Reus se reparten responsabilidades en esa labor que suele atraer el análisis de un millón de ojos y lenguas críticas. El delantero no escapa del debate cada domingo de actuación. Si anota es un genio. Si no, no sirve. No existen términos medios en la valoración.

Cuando Dejan Lekic (Kraljevo, 1985) cerró su fichaje por el Reus, a finales de mercado, parecía casi una utopía que compartiera aventura con Edgar Hernández (Gavà, 1987), por lo menos en los planes de inicio, en el once elegido para la puesta en escena. En apariencia, se trata de dos atacantes de mismo perfil. Grandotes, imponentes en el juego aéreo, capaces para descargar balones y ofrecer continuidad en salidas en largo. Ideales también para la estrategia. La apariencia, una vez más, no es sincera. Cuando Garai les ha confiado su suerte de salida, la apuesta ha resultado. Se han repartido los papeles con coherencia, han ocupado los espacios con habilidad, han mezclado con una naturalidad asombrosa. Edgar y Lekic han derribado prejuicios.

Ayuda muchísimo el abrumador estado físico de Edgar Hernández, probablemente en su mejor versión desde que viste de rojinegro. El problema para él, la asignatura pendiente personal, tiene que ver con el gol. Todavía no ha sumado esa virtud a la hoja de servicios, que hoy resulta extensa. Edgar se ha reinventado en algunos registros. Cae más a banda, se descuelga para recibir, combina y en la presión es un miura incansable. Hace más cosas que en tiempos antiguos. Seguro que los puristas del gol prefieren al delantero que anotó 14 dianas en el curso del ascenso, pero Hernández, en la actualidad, puede ayudar más porque acumula  prestaciones. Si añade la del gol, impulsará su carrera, en muchas ocasiones bajo sospecha para el fútbol profesional.

Lekic, en cambio, es un definidor milimétrico. El cirujano serbio. Superior en calidad de remate, trascendente en el área, donde su influencia resulta crucial. Ha anotado tres dianas sin todavía paladear un nivel físico notable. Apareció en Reus sin la preparación exigible para la élite. Sólo el tiempo y el juego le permitirán alcanzar la plenitud. En todo caso, no ha necesitado ni el 80 por ciento de su fiabilidad para regalar sonrisas. El Estadi le aclamó el sábado bajo un incendio de aplausos ensordecedor.

Esa sociedad sorprendente ha empezado a cotizar en la bolsa del fútbol. Edgar (1.89 metros) no desprecia jamás las causas perdidas. Convierte balones imposibles en parques temáticos. Lekic (1.93, metros) les quita el polvo y les impone la melodía del gol. El Barça B sufrió el sábado a las torres gemelas del Reus.

Y en éstas Máyor ultima su regreso. Otro atacante que acumula méritos y casi 200 partidos en Segunda División. Máyor completa el listado de delanteros del Reus, la posición más discutida en los últimos tiempos. Quién sabe si en unos meses la más celebrada. Las rarezas del fútbol.

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