Uche ya decide (Nàstic 1 - 0 Cádiz)

Un solitario tanto del nigeriano permite al Nàstic superar al Cádiz en un partido frío, de pocas ideas, pero que lleva al conjunto grana abandonar provisionalmente el farolillo rojo de la tabla

19 mayo 2017 17:15 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:51
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El fichaje de Uche comenzaba a generar dudas entre la afición del Nàstic. Su rendimiento distaba de su cartel de estrella y del coste de su incorporación. El nigeriano andaba rutilante. Entre que llegó fuera de forma, sin poder hacer la pretemporada, y una lesión en la que se ha escudaba Moreno para explicar su ausencia del once titular pero que no se ha explicado nunca, su aportación goleadora no acababa de convencer. Había marcado, sí, en tres ocasiones, pero a tipos de su prestigio se le exige mayor presencia y regularidad. El equipo necesitaba personalidad, gente como el nigeriano, que cogiera las riendas del carro. Por fin, la luz galáctica de Uche guió al Nàstic a la victoria.

El gol del nigeriano cambió la cara al conjunto de Vicente Moreno. Pasó de ser un equipo precipitado, nervioso, lento y lleno de miedos a tener la paciencia necesaria para afrontar la conservadora propuesta del Cádiz.

Las intenciones del cuadro de Álvaro Cervera quedaron expuestas a las primeras de cambio. Replegar en campo propio y amenazar con un gancho abajo-arriba en cualquier despiste local. Tuvo ocasiones para ello, porque los primeros 45 minutos de los granas dejaron mucho que desear. La impotencia para lograr conectar pases entre jugadores, debido a la alta presión de los jugadores cadistas, llenó de calamidades algunas acciones locales.

Tejera y Madinda debían precisar bien sus entregas, evitando la presión de Ortuño y Salvi. El ‘pichichi’ cadista alertó de sus intenciones al atrapar un mal pase de Tejera. Tenía campo abierto pero Suzuki le cortó el paso con solvencia.

No fue el único error imperdonable. Madinda, Suzuki y Djetei también ofrecieron descuentos de Black Friday. Pases mal medidos que acabaron a pies de los rivales en plena salida, con todas las facilidades que ello supone para el contrincante. De las pérdidas no solo se responsabilizan los asistentes. El escaso movimiento de piezas en el medio del campo y la distancia de los centrales con los laterales e interiores, ofrecía pocas salidas al conductor del balón. Ortuño, clarividente en las entregas de los defensas, perdonó en dos ocasiones claras al Nàstic de los despropósitos. Un equipo desordenado y estático que sólo se salvó por la cada vez mayor seguridad defensiva que va ofreciendo. Un gol en cuatro partidos.


Lesión de Àlex López
El calafellense abrió fuego a los 120 segundos de partido. Gerard arrancó la máquina. Puso la quinta para superar a Brian por piernas y alcanzar la línea de fondo. Antes de caer al suelo, empujado por el lateral cadista, elevó el cuero hacia el corazón de la pequeña. Ahí esperaba Àlex López. Tenía una oportunidad para redimirse de las críticas por su falta de gol. Él, que vive obligado por las circunstancias tácticas a fijar su residencia lejos de su hábitat natural, el área. Oteó el cuero. Fijó las piernas y remató con un ligero salto, potenciando el testarazo con el cuello. Pudiendo elegir toda la portería, picó abajo. A la cepa del poste de Cifuentes. Reaccionó rápido el meta para despejar a córner y agregó argumentos a sus detractores. Media hora después, Álex López dejaba el terreno de juego lesionado del tobillo. Entregó el testigo a Uche, pero hubo que esperar hasta bien entrada la segunda mitad para que el nigeriano desatascara el partido.

Antes, el Nàstic tuvo que lidiar con otra decisión adversa del colegiado de turno. Valdés Aller se comió un penalti de libro por manos de Brian. En la segunda parte se le pidió otro, también por manos, pero lo único que quiso saber de las áreas fue la ‘piscina’ de José Carlos, merecedora de cartulina amarilla como así inteptretó el colegiado.

Después de dos meses reapareció el onubense. Su aportación fue mínima. Encaró sin convencimiento y exhibiendo una falta de ritmo desesperante. El andaluz ni se acerca a las expectativas que se habían marcado a su llegada.

Dejó su puesto a Jean Luc y fue otra historia. El marfileño quería. Esta vez sí. Entró con las pilas puestas. Entonado. Con el movimiento ladino de su menudo cuerpo capaz de engañar a la vista humana. Giro y regiro para desorientar a su adversario y arrancar como el ‘Correcaminos’ ante la mirada atónita del Coyote. Y aunque no tuvo incidencia en el gol de Uche, su ingreso al campo coincidió con el tanto local. En la única transición rápida tarraconense que pilló descolocado al Cádiz llegó el tanto de Uche. El grana controló largo y justo cuando el público aclaraba garganta para lanzarse a degüello sobre el africano, el error en el despeje del cadista Aridane, volvió a dar una nueva oportunidad a Uche que no perdonó. Con el gol a favor y el Cádiz sin capacidad de cambio de guión el equipo mató el partido para dejar atrás el farolillo rojo.

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