Un estreno agridulce (Nàstic 1-1 Tenerife)

Un gol de Aveldaño en el tiempo de descuento deja al Nàstic sin la primera victoria de la temporada ante el Tenerife y alarga la maldición del debut hasta los diez años

20 agosto 2018 20:07 | Actualizado a 03 septiembre 2018 13:11
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Un gol en el tiempo de prolongación impidió al Nàstic sumar el primer triunfo de la temporada y romper con una maldición, debutar con triunfo, que se alarga ya una década. El equipo grana había transmitido buenas sensaciones a base de intensidad y una idea bien planteada y ejecutada. El trabajo colectivo para proteger los tres puntos fue excelso. Lo hizo maravillosamente con la agresividad que requiere la competición hasta el minuto 93. En el 94 llegó el remate de cabeza de Aveldaño que superó la salida de Bernabé, desestabilizado en el salto por Nano Mesa. El colegiado Ais Reig ni consultó con su asistente. Dio el gol entre las protestas de un equipo cansado por las decisiones del árbitro. Un tanto que con VAR (no funciona en Segunda) hubiera sido anulado.

Gordillo fulminó los pronósticos respecto a las alineaciones. La portería esperaba el debut para Isaac Becerra, pero la elección del sevillano fue Bernabé. El portero andaluz mostró virtudes bajo palos con dos intervenciones extraordinarias. Una mano voladora que impidió el empate de Nano a pocos minutos del descanso y otro blocaje engañoso a disparo de Malbasic nada más comenzar el segundo acto. Dos acciones que le ayudaron para despejar los nervios del estreno. Le faltó mejorar la salida. Tiene que fortalecerse porque si no suceden cosas como las del minuto 94. Hubo falta en el tanto del empate del Tenerife, el portero es intocable en el área pequeña, pero el arquero debió lanzarse más decidido.

El Nàstic ofreció multitud de detalles para ser optimistas. Excelente basculación, con y sin pelota, un juego vertical y agiles y peligrosos. Sobre todo la izquierda. Por ahí transita un Tete Morente que muestra ese potencial que dibujaba el curso pasado, pero que decidió reservarlo. Este año ha hecho un ‘clic’ y parece decidido a aniquilar rivales con su velocidad y desequilibrio. Sus centros en el primer tiempo fueron precisos y abundantes. Un detalle que agradecerá Manu Barreiro. La pasada temporada vio caer a sus dominios pocos balones colgados. Y los escasos que le llegaron los convirtió en gol.

La mejor impresión, esa que llenó de satisfacción la grada del Nou Estadi fue la impresión de que Gordillo ha sabido transmitir esa agresividad que destacaba en su palmarés como futbolista del Nàstic. En esa época de Codinas, Serranos y Castillejos no había rendición posible. El sacrificio era innegociable. Valores que se visualizaron sobre el césped. Fue un conjunto aguerrido. Solidario con el compañero. Mostró lo que debe ser un conjunto de Segunda división, un bloque duro de taladrar.

Hasta Uche parece distinto. El nigeriano muestra otra actitud fuera y dentro del campo. Ha reforzado su compromiso con el Nàstic. Físicamente le ha venido bien participar en casi toda la pretemporada. Se le nota fresco y eso le permite aprovechar mucho mejor su calidad. En cuatro minutos ya había puesto a prueba al portero tinerfeño con un pepinazo que Dani Hernández despejó a córner. Un saque de esquina que remató el mismo Uche. El gol se le resistió en el primer tiempo. El palo se opuso después de una combinación lustrosa con Manu Barreiro.

Sí consiguió mandar el esférico al fondo de la red en el segundo tiempo. Pero lo hizo en posición claramente antirreglamentaria.

Las apuestas defensivas dejan síntomas preocupantes en cuanto a la confección del plantel. De los tres centrales naturales que dispone el técnico grana solo Mejías salió de inicio. César Arzo ni siquiera entró en la convocatoria, mientras Djetei se lo miraba desde el banco. Fali cogió el liderazgo del eje central como espejo para el joven venezolano. Un buen modelo en el que mirarse. Por sentimiento, carácter y ayer, además, con un gol que abría el marcador y la temporada anotadora. No había mejor forma de estrenar el casillero goleador de la competición con una diana del incombustible futbolista valenciano.

Brilló el doble pivote. Rocha y Javi Márquez lucieron galones. Gobernaron la medular con mano de hierro. Luis Milla, que maravilló la pasada temporada, apenas apareció en el partido. Entre el cacereño y el barcelonés ocuparon todos los espacios. Despejaron cualquier atisbo de duda sobre su físico. Están como aviones. Y todo ello sin perder calidad para conducir el juego del equipo a lado y lado.

Tocó sufrir también. El Tenerife exigió en la segunda parte más desgaste aún. Aguantó el tipo con resistencia. Con una mentalidad optimista que pocas veces se vio la temporada pasada. Otro rasgo de este Nàstic que ilusiona a pesar de perder dos puntos en el último segundo.

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