Un misterio por resolver (Reus 4 - 4 Calafell)

El Calafell le remonta un 4-1 al Reus en el último suspiro y cuando tenía inferioridad numérica

19 mayo 2017 21:52 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:58
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Existe en el hockey actual un misterio por resolver. Pocos equipos viven felices en la superioridad numérica. Lo que debería ser un bálsamo acostumbra a convertirse en pesadilla. Le pasó al Reus. Dominaba con solvencia 4-1 a cinco del final y actuaba con un jugador de pista más.

Los rojinegros dieron el partido por cerrado antes de tiempo. Olvidaron que los regresos son casi tan importantes como la precisión clínica para atacar un triángulo. Los de Mariotti se descosieron con una facilidad asombrosa. Tiraron 45 minutos de aspecto coherente.

El Calafell exhibió una virtud innegociable. No dejó de competir. Ni con dos menos. Cuando vio la pelea en un alfiler decidió descubrirse. Le salió el plan. Sobre todo gracias a la destreza de Valverde para definir. Este delantero interior había paseado timidez en la noche. Justo cuando encontró un tiro directo en la falta diez del Reus. Culminó y desenfundó el fusil. No crean que Valverde es de esos ‘matadores’ descontrolados. Detesta el ruido. Convierte sus acciones con movimientos de fino violinista. Se expresa con sutileza. Tres dianas consecutivas del atacante visitante rescataron un empate con sabor goloso para los verdiblancos. Casi una victoria simbólica, entre el manojo de nervios de su rival.

En todo caso, al Reus no debe entrarle ahora la depresión. Enseñó parte de lo que pretende ser. Mariotti, por lo menos eso parece, cree en un equipo cerebral. Intenta quitarle esos vicios defensivos que le hacían excesivamente anárquico, para lo bueno y para lo malo. Necesitará algo más de tiempo, aunque ante el Calafell su equipo le respondió en muchas fases.

Ayudó el tanto madrugador de Joan Salvat, a los dos minutos. Si se cree en el canterano como interior, éste debe entender que en esa posición, el noventa por ciento de las jugadas necesitan de un final de primeras o, como mucho, a dos toques. Aprovechó el servicio de Coy para culminar con remate supersónico.

La ventaja local no generó cosquilleo al Calafell, muy equilibrado, con fe ciega en su propuesta. Igualó antes del descanso Gabarra, aunque Marín, con una cuchara engañosa mandó a su equipo con ventaja al respiro. Coy no dejó que el rival tomara impulso con el 3-1. Mediante un disparo cirujano, repleto de violencia. Sólo dos minutos después de volver al ruedo.

Una azul a Gabarra pareció aclararle todavía más el panorama al Reus. Sólo pareció. A cinco de la conclusión. En la primera superioridad, Salvat, a dos toques, dejó un 4-1 más contundente que real.

La aventura heorica del Calafell dejó en evidencia al enemigo, que perdió credibilidad con cinco minutos para el olvido. Gestionó fatal ese intervalo. Y por ahí andaba Valverde. Tan silencioso como eficaz. El resultado final fue un enorme profesor para el Reus. Dejará de ser competitivo cuando pierda el cerebro.

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