Un referente con sorpresa

Courtney Jamal Barksdale es el primer jugador de Estados Unidos de la historia del CB Salou. Lejos de un comportamiento individualista, destaca por hacer equipo

29 enero 2018 17:41 | Actualizado a 29 enero 2018 17:46
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Llegó a la capital de la Costa Daurada el 10 de octubre, ya con la temporada iniciada, y ha superado todas las expectativas. No sólo a nivel deportivo sino especialmente en lo personal. Courtney Jamal Barksdale es el primer jugador nacido en Estados Unidos que milita en el primer equipo del C.B. Salou. Desde el primer día se ganó al cuerpo técnico y al vestuario con un carácter afable y un espíritu de equipo muy desarrollado, que va mucho más allá del estereotipo de jugador yankee preocupado más por anotar el máximo número de puntos posibles y engordar sus estadísticas personales que no por conseguir victorias colectivas. A pesar de ello sus números son indiscutibles, con más de 20 puntos por partido de media que le han llevado directo al All Star de la categoría celebrado este fin de semana. Y lo más importante, el equipo va como un tiro, instalado en la tercera posición. CJ, como le llaman en el vestuario, lo tiene claro: «Quiero ganar la liga».

Barksdale, de 25 años, vive su tercera temporada en Europa. Primero estuvo en Estonia y luego en Italia. Pero tiene claro que Salou «es el sitio en el que estoy más cómodo desde que me fui de Estados Unidos». Afirma que desde el primer día fue así: «Me siento muy bien, estoy muy cómodo en la ciudad y con los compañeros. Y la verdad, más que un club es una família. Todo el mundo cuida del otro». La adaptación ha sido tan buena que incluso se le hace más llevadero estar lejos de casa. «El primer año en Estonia fue muy duro. Estar sin la familia mucho tiempo, en un país desconocido…, pero con el tiempo la cosa fue mejorando y se volvió todo más fácil. Ahora es como una rutina. Estoy acostumbrado a estar fuera y no hay problema», señala el estadounidense. 

Referente

Su rápida integración se percibió desde el principio. Primer partido en la cuarta jornada, solo tres días después de aterrizar, y 17 puntos. Ni tan siquiera los responsables del equipo esperaban tanto. «Todo han sido facilidades por su parte. Se puso a trabajar desde el primer día como uno más y eso ha ayudado muchísimo», explica Jesús Muñiz, entrenador del Salou. De hecho le ficharon porque «en verano tuvimos dos bajas en la posición de 5 y dábamos vueltas a ver quién nos podía ayudar. Pero teníamos claro que no teníamos prisa», reconoce Muñiz. Hasta el punto que llegó con la temporada iniciada. 

El técnico valora que Barksdale les da «mucha energía». Con su 2,05 «nos ayuda mucho en el rebote, pero a parte de su físico entiende mucho el juego». Y lo mejor de todo: «No es egoísta, siempre busca mucho las situaciones de equipo. No es el típico jugador que va a hacer sus números y a la hora de trabajar para el equipo ayuda mucho al grupo y a mi como entrenador», expone Muñiz. Un hecho extraño para un jugador que viene a Europa en gran parte precisamente a eso, a hacerse ver e intentar conseguir un buen contrato. Él lo entiende como algo natural: «Sé que no es el discurso habitual, pero intento hacer lo mejor para el colectivo. Si ellos son felices yo también lo estoy».

El pívot asegura que está concentrado únicamente en esta temporada y no mira más allá. Pero en el horizonte tiene a un buen referente: Erick Green, actual jugador del Valencia Basket, amigo suyo y con quien compartió trayecto en la NCAA –la principal liga universitaria en Estados Unidos– con la camiseta de Virginia Tech, donde se formaron. 

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