Una Super Copa en toda regla


El Reus Deportiu Miró celebra el título con sus aficionados y promete trabajo para regresar cuanto antes a la Plaça Mercadal

18 septiembre 2019 19:35 | Actualizado a 20 septiembre 2019 15:48
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Misericòrdia recibió de nuevo a su equipo de hockey. No por un simple papeleo o trámite veraniego. Por otro título. Está bien acostumbrada la patrona, que puede coleccionar éxitos en ese deporte tan arraigado a Reus. La última vez que recibió a la expedición de la calle Gaudí fue en 2017, después de la ansiada octava Copa de Europa. Dos años después, el premio no dispone de tanto glamour, pero sí de un valor incalculable. Se ha ganado la tercera Supercopa contra pronóstico. Nadie contaba con el Reus para ello. De ahí que la fe de la patrona, la fuerza de Misericòrdia probablemente haya resultado clave. Más de uno le puso una vela el domingo, horas antes de la final ante el Barcelona.

Pocos minutos después de las 18.00 horas, plantilla, cuerpo técnico y dirigentes cumplieron el ritual con el respeto merecido. Se acercaron al santuario sin armar demasiado alboroto y dispuestos a cumplir con una tradición innegociable. La foto de familia en el estrado y el beso posterior completaron el principio de los actos oficiales de celebración. Los Supercampeones estaban eufóricos, felices. Se han encontrado un éxito que les impulsa en esta inauguración de la temporada. En el Mercadal les esperaba el jaleo, los vítores. Iban a convertirse en héroes.

Cánticos y deseos

En el hall del Ayuntamiento, los vips, con el alcalde Carles Pellicer al ftente, aguardaban la aparición de la expedición rojinegra. Ésta compareció por la Plaça Prim con los jugadores vestidos con un polo negro oficial del club, acompañados por los dirigentes y aclamados por las más de 300 personas que querían rendirles homenaje. Algunos de ellos, muchos de ellos, vivieron la gran final ante el Barcelona en la misma grada del Pavelló de Les Comes de Igualada, el pasado domingo. Els Xiquets de Reus colaboraron en la fiesta con un pilar repleto de sentimiento como homenaje a los chicos.

La Sala de plenos sirvió de nuevo para los parlamentos institucionales, de agradecer que fueran cortos y concisos y que el acto formal no se alargara más de la cuenta. En el rostro de los chicos había ganas de soltarse en el Balcó dels Somnis, ese lugar en el que cualquier reusense sueña con enseñar sus conquistas. El hockey lo ha convertido casi en un hábito saludable. Además de Pellicer y la presidenta rojinegra, Mònica Balsells, también intervino con sus palabras la presidenta de la Diputació, Noemí Llauradó, vice alcaldesa de la ciudad.  

Ya en ante el público, los jugadores perdieron las formas, en el buen sentido. Se fueron repartiendo el protagonismo para hablar todos. Empezó el capitán, Joan Salvat, una especie de maestro de ceremonias. «Para algunos ganar una Supercopa es poco, pero para este equipo es literalmente una Super Copa. Ganar un título cuesta mucho, lo valoramos como se merece». Àlex Rodríguez se transformó en uno de los actores más aclamados por la parroquia, que la corea cada dos segundos y que ve en él como el jugador distinto. El osonense les mandó un aviso prometedor. «Seguimos trabajando para volver cuanto antes a este balcón y celebrar otro títulos con vosotros».

Garcia, el gran ausente
La discreción de Tiago Rafael y la timidez de los más jóvenes cerraron un acto sencillo pero emotivo, a la espera de una temporada que el Reus afronta con el impulso de un título inesperado. 
El técnico rojinegro, Jordi Garcia, no pudo acompañar a sus jugadores en los festejos porque justamente ayer se sometió a una intervención en el brazo, que ya tenía programada hace días. Una intervención de urgencia que ha salido bien.

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