Una obra fascinante (CF Reus 5 - 2 Alcoyano)

El CF Reus golea a un buen Alcoyano en su versión más contundente y regresa a la zona de play off. El equipo de Natxo González responde a las derrotas de Hércules y Lleida con una actuación repleta de personalidad y belleza

19 mayo 2017 22:56 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:06
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Jaume Delgado activó el periscopio y se paró el mundo. Rastreó el horizonte con minuciosidad y esperó un movimiento distinto. Diferencial. A Vítor se le ocurrió arrastrar hacia adentro. Vio un resquicio en una telaraña. En tres cuartos de cancha, donde su fútbol se convierte en poesía. El capitán fue milimétrico en el servicio. Puntual como un reloj suizo. Del resto, se encargó el portugués. Orientó el control y ejecutó. Xisco, en lugar de mirar, acompañó. Enorme decisión, porque la pelota de Vítor chocó con la madera. No cayó en las botas del balear por casualidad. Xisco la empujó y culminó una obra maestra. Repleta de buen gusto. Resumió una actuación colectiva gigante del Reus. Ese premio, además, compareció en un escenario cargado de riesgo. En el arranque del segundo parcial.

Dinis, dos minutos antes, se estiró para cortar un centro del atacante del Alcoyano Kike López. La pelota impactó en su brazo y el colegiado le penalizó con máximo castigo. Edgar Badia congeló sus pulsaciones y adivinó el primer intento de Ferrón, pero Alfonso Prendes decidió que el tiro necesitaba repetición. Nadie sabe bien el motivo, con los hinchas enfurecidos. Rubio culminó al segundo intento y consolidó el empate a dos. No importó. El Reus andaba desbocado. Su vuelo resultó imparable. Sorteó obstáculos con una firmeza imponente. Propia de un equipo feliz. Escritor de una novela fascinante.

Natxo decidió apostar por la versión más estética del Reus. El diseño del once presagiaba disfrute. La baja de Folch retrasó a Colorado hacia el interior y dio alternativa a Xisco en el tridente ofensivo. Vítor y Rico completaban un cartel de finos violinistas. Amantes del arte. Románticos de este juego. Eso sí, los cuatro necesitaban repartirse los espacios con rigor. Solidarizarse en los regresos para que el equipo no se descosiera. Además de exponer su magia, acordaron que el compromiso defensivo era innegociable.

En este sentido, Colorado estaba más exigido que nunca. En la sala de máquinas no sólo se pide creatividad. Se precisa sacrificio. El de Jerez acudió a la disciplina para no perder la posición. Anduvo atento a las vigilancias. Exhibió un despliegue físico abrumador, aunque nunca renunció a ese juego preciosista que le distingue. Es más, madrugó para dibujar una pincelada de Dalí a los tres minutos. Vítor cayó a escasos metros del área y Álex preparó su guante con personalidad. Puso el balón donde quiso. La parábola tomó dirección a la gloria.

La contundencia de Colorado la recogió el equipo, más demoledor que nunca en la definición. Su dosis de eficacia obligó al Alcoyano a plantar la bandera blanca. Y eso que el rival alicantino ofreció una pose digna durante toda la batalla. Fue un enemigo exigente. Compitió con argumentos futbolísticos, no con las artimañas de guerrillas. El martillo pilón rojinegro finiquitó sus esperanzas.

A pesar de ello, los visitantes respondieron a la falta de Colorado con una maniobra deliciosa. Su origen, en las botas de Pituli, acostado en la izquierda. Su servicio, al corazón del área, enseñaba veneno. Peinó Ramos y Ferrón, también con la testa, celebró el 1-1. Los visitantes enviaban señales propias de un boxeador ambicioso. Querían pelea. Incluso,en algunas fases, le discutieron el gobierno de la pelota al Reus, aunque no pestañeó el ejército de Natxo.

Vítor mandó a las nubes una caída profunda en la derecha de Xisco, que desprendía inteligencia para aprovechar los movimientos de Edgar. Al delantero de Gavà se le perdona cuando no charla con el gol. Sus labores de desgaste, sus continuas soluciones, le sitúan como el mejor compañero de viaje. Es un titán generoso.

 

El invento de Rico

Con el partido por definirse, Óscar Rico se ‘picó’ con Colorado en un ejercicio de precisión sublime. El mediapunta, en otra falta frontal, algo más alejada, cogió la pelota con decisión. Colorado se la pidió, pero él ya había decidido su papel. Quería colgarse la etiqueta de protagonista. Ocurrió algo inaudito. Rico la puso en el ángulo para llevar el éxtasis al Estadi. Muchas manos a la cabeza en tribuna. No era para menos. Con dos golpeos magistrales, el Reus se iba al respiro con ventaja. Sus artistas se levantaron con la inspiración por las nubes.

Ni siquiera el penalti de Dinis asustó al Reus, que había trazado un trayecto infranqueable. Nada ni nadie podían pararle. Ni siquiera las trabas de un colegiado perdido. Por momentos, ninguno de los dos protagonistas andaba contento con el juez.

Vítor levantó la mano y se puso el primero de la fila cuando la pelea pedía pausa. Intervino con mayor continuidad en el juego y el criterio acompañó a cada una de sus acciones. Disparó al poste en el 3-2 de Xisco, pero ni se inmutó. No paró de generar fútbol con decisiones sencillas. Creció una barbaridad el Reus, que logró acabar con la resistencia rival.

La rotación dio resultado. Semedo, Fran y Sellarès no se tomaron los minutos como un pasatiempo. Los gestionaron con una actitud maravillosa. Fran, incansable e incordiante, batió a Jero con un tiro mordido, pero eficaz. Mientras, en el descuento, Sellarès gritó cumpleaños feliz con el regalo soñado, en un romántico regreso al play off.

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