Xavi Bartolo, el fiel heredero

El nuevo técnico del Reus se ha preparado en la sombra para dirigir al máximo nivel. Tiene la confianza de la planta noble

24 junio 2018 18:48 | Actualizado a 25 junio 2018 12:10
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Xavi Bartolo (Bellvís, 1968) es un heredero lógico que se ha mantenido en la sombra quizás durante demasiado tiempo. Ha necesitado picar piedra para hallar la oportunidad de dirigir a nivel profesional. Se ha pasado media vida aprendiendo. En realidad, ha adoptado ese carácter de aprendiz incansable desde su época como futbolista. Xavi fue un delantero menudo y rápido en el Lleida, el equipo de su tierra, con el que logró cumplir el sueño del ascenso a Primera en 1993. Compartió vestuario con su actual director deportivo en el Reus, Sergi Parés. No sólo les une una exclusiva relación profesional, con los años han cultivado buena amistad. Convivieron en el mismo piso durante aquella experiencia futbolera en la Terra Ferma. Por aquel entonces, Bartolo ya enseñaba una curiosa capacidad para ir avanzado a los tiempos.

 

A los 22 años, su nómina de logros ya exhibía el diploma de la carrera de INEF en la casa de sus padres, en esa pequeña localidad ilerdense de Bellvís. Por las tardes, después del entrenamiento, invertía su tiempo al estudio, sobre todo a saciar su hambre por aprender inglés. No sólo eso. Se apuntaba y analizaba al detalle cada sesión de trabajo con el Lleida. Mientras sus compañeros disfrutaban del momento, Xavi intentaba ir más allá. Se preparaba para un futuro como estratega.

Xavi Bartolo responde al perfil de persona discreta, seria, sin excentricidades. Fiel a su trabajo y a lo que promete. Los que le conocen coinciden en su integrad, en la defensa de los valores que le inculcaron de pequeño. Incluso, algunas veces hasta tozudo en sus convicciones. Junto al fútbol, su familia completa su modus vivendi. Padre de dos hijos, Ares y Roger, conoció a Esther, su pareja, en su época como atacante del Lleida. Establecieron residencia en Tarragona desde que Bartolo trabajó para el Nàstic. Roger sigue la estela de papá. Juega al fútbol y mantiene esa pasión genética.

En el Reus ha completado un proceso progresivo, se ha ganado la confianza de la planta noble con mucho silencio y exceso de labor. Ingresó en el club en el germen del proyecto, como preparador físico de Natxo González, hace justo cuatro temporadas (2014). Desde entonces, su influencia en el día a día del equipo ha conquistado galones e importancia. Nunca fue un simple profe para los jugadores. Se involucró rápido en el scouting de rivales y en ofrecer sus opiniones tácticas. El Reus descubrió un valor de club que se ha encargado de cuidar. A Xavi le restan cuatro años de contrato. Renovó por cinco justo el pasado verano, cuando Natxo intentó llevárselo para Zaragoza. La relación con González suturó en admiración mutua.

La formación del ilerdense se ha completado en staff técnicos de postín. Ayudó a Luis César en ese Nàstic de Primera para el recuerdo. También ha colaborado con Javi López y Víctor Muñoz. En todas esas etapas ha vivido mil experiencias que han curtido su piel. Sabe cómo funciona el negocio, cuáles son las reglas del juego. Con Natxo González sintió que su tiempo había llegado. La marcha del vasco a Zaragoza le postuló como uno de los favoritos de la planta noble para dirigir al Reus ya el curso pasado. La sorprendente elección de Garai, todavía en activo, le situó como segundo entrenador. Ni eso le quitó una pizca de compromiso. Bartolo y el Reus estaban destinados a encontrarse más pronto que tarde.

La marcha de Garai al Numancia, tras un año fantástico a nivel deportivo, con el Reus consolidado en Segunda, no ha provocado tembleque en los cimientos del club. Entre otras cosas, porque el relevo estaba decidido. No se ha ido a buscar fuera lo que se tiene en casa. Bartolo es el entrenador. El líder de la nueva era. El reto para el ilerdense conlleva cierto riesgo porque el Reus no devora recursos, pero va a disponer de un rasgo sustancial para cualquier entrenador; la estabilidad.

Mientras disfruta de unos días de ocio familiar en Mallorca, Bartolo no pierde de vista el teléfono ni el diseño del nuevo plantel. Charla a diario con Parés y Ferran Asensio antes de coger el timón del buque y enfrentarse al vértigo de la profesión.

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