A perro flaco...

Lesionados, palos, autogoles y errores flagrantes, al Nàstic todo le sale mal

02 diciembre 2021 19:10 | Actualizado a 03 diciembre 2021 13:06
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Hay rachas y rachas. Las hay buenas, muy buenas, regulares, malas y muy malas. Pues el Nàstic ha añadido una de nueva por la parte de abajo. No es que sea pésima por resultados, que también, sino que más bien es desquiciante por la serie de catastróficas desdichas que acumula. Lo que puede salir mal, sale peor. El refranero español guarda un dicho que encaja como un guante en la situación actual del Nàstic: a perro flaco, todo son pulgas.

Queda claro que la dinámica negativa es responsabilidad del equipo. No hay alineaciones cósmicas posibles que maldigan al club, pero sí que es cierto que en todos esos factores en los que el azar toma la palabra, siempre ha salido cruz para los intereses del Nàstic.

En la eliminatoria de la Copa del Rey ante el Linares, por ejemplo. El encuentro llega a la tanda de penaltis después de que el dominio grana en el primer tiempo no fructificara con un tanto. Ocasiones hubo. Muchas. Incluso un no-gol que el árbitro se encargó de disipar dudas con una falta en ataque sobre el meta Razak. Luego el palo escupió un remate de Edgar Hernández y el defensa Fran Carnicer que evitó el gol de Trilles en línea de cal.

El Nàstic siguió remando con buen ritmo, algo más cansado, pero con ganas de pasar de ronda. Pero se encontró con dos lesiones. La de Robert Simón en el primer tiempo, por molestias en los gemelos, y la de Pedro Martín, al poco de entrar en el terreno de juego en la segunda mitad. Los dos futbolistas están a la espera de pruebas médicas que determinen su participación en Cornellà.

Por si no fuera poco, en la tanda de penaltis la mala suerte terminó por hacer sucumbir al conjunto de Raül Agné. Mientras Aythami y Ribelles mandaban el lanzamiento desde los once metros al poste, los locales contaron con la fortuna de que uno de los suyos acabara en la red después de que parara Gonzi y que tocara la madera. Lo dicho, mal de ojo. Y eso que el portero navarro había detenido uno de los penaltis locales en el tiempo reglamentario y otro en la tanda. De hecho, con la actuación que dejó en Copa y los errores de Manu García en los últimos encuentros podrían traer novedades en el próximo once de Agné ante el Cornellà.

«Estamos negados, todo nos pasa a nosotros», decía el técnico de Mequinenza tras el partido de Copa en Linares. Una sensación que no sale solo del encuentro copero sino que se suma a las que dejó el duelo ante el Atlético Baleares (1-2) o frente al UCAM Murcia (2-2), ambos en el Nou Estadi y que cortaron la extraordinaria racha del equipo como local. En ambos choques el Nàstic mereció más. Contra los universitarios el palo impidió que Buyla, exjugador del conjunto murciano, pudiera hacer el 3-2, mientras que el pasado fin de semana, ante el líder, los errores desafortunados lastraron el gran partido tarraconense. Un gol en propia puerta de Trilles en un centro sin peligro y una pelota que Manu García dejó escapar dieron a los baleares una victoria regalada para lo que hicieron.

Pero no todo es responsabilidad de la fortuna o la mala suerte. La eficacia de cara a portería es uno de los grandes déficits del equipo en este tramo de malos resultados. Los delanteros, pero también centrocampistas y defensores que participan de la producción ofensiva en las acciones a balón parado, deben afinar su puntería. El ejemplo más claro fue en Sevilla cuando se fallaron incontables ocasiones. El Nàstic necesita marcar. Y cuanto antes. Porque es un club experto en malas dinámicas y sabe que las consecuencias pueden ser fatales.

De momento, la plantilla vuelve a centrarse en la liga. La competición en la que se habían marcado objetivos ambiciosos cada vez más alejados.

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