Carlos Martínez, el último pichichi de la ya extinta Segunda División B

El delantero del Andorra anotó 15 goles el curso pasado y este domingo recibe al Nàstic

01 octubre 2021 17:00 | Actualizado a 02 octubre 2021 05:00
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La Segunda División B era una categoría en la que los goles no se regalaban. Al igual que sucede en la Primera RFEF, primaba el aspecto defensivo por encima del ofensivo en la mayoría de clubes. Dejar la portería a cero es el objetivo primordial y si para ello hay que situar por encima el orden de la creatividad se hace. Esto provoca que los ataques suelan sufrir ante las defensas y en consecuencia no haya tantas ocasiones generadas como en categorías superiores.

Por eso no extraña que fuera una rutina que los máximos artilleros en una temporada de Primera y Segunda División acumularán más goles que los de Segunda División B. De hecho, la cifra fue menguando y la temporada pasada el pichichi del barro fue Carlos Martínez del Andorra con 15 goles.

Esta cantidad de dianas es un reflejo potentísimo del delantero que tendrá mañana el Nàstic de Raül Agné enfrente. No hablamos de un nombre corriente ni de un punta cualquiera. Carlos Martínez se ha ganado con derecho propio ser considerado uno de los mejores arietes de la Primera RFEF. A algún aficionado grana despistado quizás no le suena tanto su nombre, pero lo cierto es que en las oficinas de la Budallera siempre se la ha tenido muy presente. El punta de Mataró ha sido una vieja aspiración para unos granas que incluso este verano le tuvieron marcado en rojo en su agenda. Ni siquiera llegó a haber grandes acercamientos, ya que el Andorra anduvo rápido y firme para cerrar su renovación por dos años.

Carlos Martínez vive una eterna juventud a sus 35 años. Un jugador decisivo que la temporada pasada alcanzó uno de sus mejores registros de su carrera solo superado por los 20 tantos conseguidos con el Villarreal B en Segunda B en la temporada 2016-2017. Nadie puede explicar con argumentos lo suficientemente sólidos por qué un delantero del calibre de Carlos Martínez nunca ha pisado el fútbol profesional en España. Quizás es porque se prefiere apostar por el futbolista extranjero antes que por el que brilla en el barro. O quizás es porque nunca se dio el contexto adecuado para que el salto se hicise realidad. El Reus Deportiu le tanteó cuando ascendió a Segunda División, pero el de Mataró prefirió seguir en el Villarreal B. No hace falta que haya disputado ni un solo minuto en Segunda División o Primera División para afirmar que el talento de este delantero es como mínimo de la segunda categoría del fútbol español. Quizás el tren ya no llegará, pero su objetivo es aterrizar con el ambicioso proyecto del Andorra al que el año pasado ya metió en play off gracias a sus quince goles.

Aventura en Japón

Carlos Martínez pasó por la cantera del FC Barcelona en la que coincidió con el gran Andrés Iniesta con el que hoy todavía comparte amistad. De hecho, el jugador de Albacete milita en el Vissel Kobe de Japón, país en el que Martínez probó suerte en la segunda categoría jugando en un histórico del fútbol nipón como el Tokio Verdy en la temporada 2017/2018. «Coincidimos en el fútbol base del Barça. Con el tiempo a través de una amiga retomamos la amistad y es un gran amigo mío que siempre esta pendiente de mi y de mis equipos. Es una suerte que una persona con sus valores y su nivel futbolístico te aconseje y te ayude en el día a día», afirmaba el delantero de Mataró en una entrevista a Marca cuando estaba en Japón.

Más allá de su formación en las categorías inferiores del Barça, Martínez ha jugado en muchos equipos del fútbol catalán. Estuvo también en la cantera del Badalona, después se marchó al Cerdanyola, de ahí al Sant Celoni. Luego estuvo en el Rubí, la Gramanet y el Terrassa antes de dar el salto al Olot, escenario en el que le reclutó David Comamala, exsecretario técnico del Nàstic. 27 goles en dos temporadas le dieron el salto al Villarreal B en el que estuvo dos años. Tras su aventura en Japón firmó por el Hércules en el que estuvo año y medio. Entonces apareció el Andorra para ficharle en el mercado de invierno y hacer de él la gran joya de su corona. 17 goles en dos temporadas y media son su gran aval. Ahora amenaza a un Nàstic al que ya le marcó la pasada temporada en la remontada histórica de los granas en el Nou Estadi.

101 goles en la ya extinta Segunda B esperan mañana al Nàstic. En la Primera RFEF lleva solo uno de momento. Antes los granas querrá aumentar su renta. Tocará atarle en corto.

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