El partido del Reus no fue de ‘10’, fue de ‘18’. Fue de Martí Casas, que le endosó un póquer de goles al Liceo para clasificar a los de Jordi Garcia para la final de la Copa del Rey 2025, que está disputándose en Calafell y que vivirá su partido por la gloria este domingo a partir de las 12.15 horas.
El ‘18’ del Reus dibujó tres goles en una primera parte exquisita del Reus, que se diluyó un poco en la segunda mitad después de que César Carballeira marcara un 3-1 polémico y el Liceo apretara. Pero ahí estaba Casas para sentenciar a cinco minutos del final, y el capitán Joan Salvat para sellar la victoria a uno de la conclusión.
La parroquia rojinegra se hizo notar por encima de todo en las gradas del Joan Ortoll. El «força Reus, ni Barça ni Liceo» sonó más fuerte que nunca y los jugadores se empaparon de esa fuerza para tratar de sobreponerse al físico coruñés. El capitán Joan Salvat la tuvo frente a Martí Serra tras un gran pase filtrado de Marc Julià, pero el meta de Sant Hipòlit de Voltregà rechazó sin problemas.
Los de Jordi Garcia apretaban más y llevaban las riendas. Marc Julià volvió a intentarlo en el minuto 3, pero se topó de nuevo con Serra. El Reus gobernaba y se notaba que los rojinegros estaban cómodos sobre la pista.
Solo faltaba golpear, y pronto lo hicieron los reusenses gracias a Casas, a quien lo de marcar en el Joan Ortoll se le da muy, pero que muy bien. El de Mataró marcó su gol número 31 de la temporada tras aprovechar un gran latigazo de Marc Julià.
Los de Juan Copa quisieron revolverse y rondaron la portería de Càndid Ballart durante los siguientes minutos, pero no crearon un peligro excesivo, mientras que el colmillo del Reus seguía afilado y cada aproximación rojinegra era sinónimo de peligro.
Los reusenses sentían que debían aprovechar el momento y ahí estaba Casas para hacerlo y de qué manera. El gol 32 del ‘18’ llegó tras una gran acción individual por el flanco derecho.
Era su día, era el día de Martí Casas. Era la respuesta a todas las preguntas y la solución a todos los problemas. Estaba siendo la punta de lanza de un Reus casi perfecto y ni el primer tanto ni el segundo lo relajaron. No lo haría tampoco el tercero. Un gol 33 que se fabricó él mismo y culminó, tras un amago prodigioso, con la delicadeza exquisita de su ‘levanta y pica’.
El Joan Ortoll era una fiesta teñida de rojinegro. El Liceo lo intentaba, pero no estaba siendo su día. Sus ataques eran prácticamente estériles, siempre neutralizados o por la defensa que había diseñado Jordi Garcia o por un Càndid Ballart sublime.
Diego Rojas pudo marcar el 4-0, pero su latigazo se topó contra el palo. El cuadro coruñés se venía arriba y se revolvía ante un Reus que sabía que la renta no era suficiente y que mantuvo el resultado al descanso a pesar de la insistencia gallega.
El Liceo se revuelve
Pero la segunda parte no empezó tan bien como la primera para los intereses del Reus. César Carballeira marcó el 3-1 al minuto de la reanudación.
Una diana muy protestada por los jugadores rojinegros, que argumentaron que el remate del ‘5’ gallego había sido a mucha altura. El gol supuso un extra de energía para un Liceo que salió muy enchufado y que estuvo cerca del 3-2 con un remate a bocajarro de Bruno Saavedra.
El Reus necesitaba conectarse de nuevo. Mantener la chispa del primer tiempo. No estaba siendo fácil porque los de Juan Copa se veían por detrás en el marcador, y eso les daba urgencias para intentar la remontada, y a la vez se sentían superiores en el juego, lo que les daba moral. No obstante, el Reus también golpeaba, y un disparo de Joan Salvat pegó contra el palo en el 33’.
Segundos después, llegaría un penalti para el Liceo que picó el capitán Dava Torres y que paró con firmeza Càndid Ballart, en una muestra más del ejercicio de resistencia que estaba realizando el conjunto rojinegro, que no pudo aprovechar la décima falta gallega.
Marc Julià tuvo la directa, pero la erró gracias a la intervención de Martí Serra. Todo continuaba igual, pero la directa permitió al Reus coger aire. Carles Casas casi marca en el 40’ tras ser asistido por Diego Rojas en un dos contra uno. El partido estaba convirtiéndose en un intercambio de golpes que no le convenía al cuadro rojinegro, con más que perder.
Los de Juan Copa tampoco pudieron aprovechar la décima falta reusense. Ballart intervino de nuevo ante Arnau Xaus, que no consiguió recortar distancias.
Tampoco tuvo fortuna un disparo posterior de Dava Torres que tocó en el palo. El resultado no se movía y cada vez faltaba menos para que el Reus fuera finalista. El premio estaba ahí mismo para el conjunto dirigido por Jordi Garcia, a pesar de que la sombra del ataque gallego también lo estaba y no cesaba.
Pero lo dicho. Martí Casas fue la respuesta a todas las preguntas y la solución a todos los problemas, así que el de Mataró se encargó de disipar todas las dudas, de sentenciar el partido y de mandar al cuadro reusense directo a la final de Copa ante el Lleida.
Su gol número 34 sirvió para sellar una victoria merecida que Joan Salvat terminó de certificar a un minuto del final. El Reus vivió los últimos minutos como lo que fueron, una fiesta previa a la disputa de un título. La fiesta de estar a un partido. La fiesta de un Martí Casas que este sábado fue el Rey de la Copa.