Edu Arqués desconecta la reacción del CB Salou

Hubo un antes y un después en el partido tras la aparición supersónica del interior del Cornellà Edu Arqués. Todo transitaba bajo la igualdad de un intercambio de canastas atractivo hasta que el visitante decidió aniquilar cualquier esperanza de éxito del Brisasol Salou. No lo hizo desde la pintura, curiosamente. Acertó con una exhibición de especialista en el tiro exterior. Fueron cuatro o cinco canastas consecutivas de muñeca, más allá de la línea de tres puntos, que dispararon al Cornellà e hicieron pequeño al Salou.

De hecho, en ese segundo intervalo, se pasó del 27-26 que el electrónico marcaba a los cinco minutos, al 33-44 con el que los dos protagonistas conquistaron el intermedio. No hubo respuesta salouense desde entonces y eso que los pupilos de Jesús Muñiz intentaron hallar el camino de vuelta al partido. No lo encontraron. Arqués acabó con 20 puntos y una valoración de más 27. Todo dicho. Coronó su extraordinario show con un triple sobre la bocina de ese segundo parcial mágico.

La puesta en escena, en cambio, colocó en el foco a otro pívot, en este caso al gigante Okeke, que catapultó al Cornellà en los instantes iniciales. Mezcló canastas sencillas bajo el aro con algún tiro de media distancia sofisticado. Solo hasta que el Salou decidió subir un peldaño su intensidad defensiva. De no hacerlo iba a sufrir mucho. La reacción elevó la aportación de Dejan Bjelic, Barksdale y Aragonés, éste por fuera. Entre los tres tejieron la efectividad ofensiva. Atrás hubo un cambio de actitud abismal. Muñiz llamó a filas a los suyos con el 9-15 madrugador. A tres para alcanzar los 10 primeros minutos, los locales ya le habían dado la vuelta (17-15). Se reforzó la autoestima y los presagios invitaban a una tarde bonita.

El Cornellà, eso sí, no se encogió. En los momentos de dificultad supo sostenerse gracias a una gestión experta. Siempre que necesitó argumentos individuales de sus jugadores más diferenciales, los tuvo. Por eso acabó con más tres en ese primer arreón del partido (19-22).

Querer y no poder

La dominante actuación de Edu Arqués borró de un plumazo el buen tono del Salou en ese segundo capítulo, porque los de Jesús Muñiz habían regresado al parqué dispuestos a secuestrar botín, muy fortalecidos tras los brillantes minutos anteriores. Lo cierto es que el sistema defensivo local sufrió mucho con las situaciones que dibujó Arqués, que en lugar de acercarse al aro, se alejó de él y, en ese ecosistema, se inyectó de acierto. Incluso punteado por manos salouenses, el del Cornellà disfrutó la plenitud. Cuando anotó el tiro final para el 33-44, se marchó corriendo al vestuario eufórico, consciente de que su labor había puesto patas arriba el envite.

La rebeldía de Barksdale invitió a un atisbo de esperanza, pero se quedó en un simple intento. El Cornellà no se contagió de ningún tipo de confort y trabajó con la rigurosidad que pedía el partido. Cada vez que el Salou rebajaba la ventaja psicológica de los 10 puntos, había respuesta rápida de los visitantes, con algún dos más uno incluido. Poco a poco, el desgaste del encuentro dilapidó la energía de los locales, a los que les sobró actitud. Carecieron de tino.

El último parcial impulsó la contundencia visitante, el Cornellà, lanzado y confiado, hizo sangre y atrapó una distancia sideral de 20 puntos que quizás no se ajustó a lo que fue el partido, sobre todo en la primera mitad. Justo hasta que emergió Edu Arqués, un agitador que rompió los esquemas tácticos con sus tiros desde larga distancia. Rompió también al Salou.