El Barça expuso en Reus que no le apetecen sorpresas. Levantó la Supercopa de España con cierta solvencia, aunque en el día definitivo, el Liceo le obligó a trabajar casi al límite para solucionar la final por la mínima. El paso de los de Castro por la Supercopa demuestra que no desean conceder nada y que, a pesar de algunas salidas, conservan un potencial superior al del resto de aspirantes nacionales.
Si del Barcelona casi todos conocían su calidad, del Liceo existían sospechas. El técnico, Juan Copa, ha precisado reconstruir de nuevo el plantel este verano y, a simple vista, la apariencia es que el equipo quedaba debilitado con respecto a pasados cursos. Menos exquisito, pero con una intensidad y un compromiso desbordante, parece que el equipo gallego va a volver a alzar la voz durante la temporada. Así lo demostró en la Supercopa. Le ganó al Reus en semis y le tosió al Barcelona en la final, aunque sin premio gordo.
Dava Torres inauguró el envite con una pala al ángulo, después de un robo en media pista de Ciocale a Barroso, que propició una transición efectiva. En ese escenario, el Liceo enseñó comodidad y en el primer tiempo pudo jugar mucho a eso. Al Barcelona le costó un mundo hallar caminos, sentir la comodidad. Lo logró al borde del descanso, con el partido más desgastado y el efecto de su fondo de armario, más amplio. Marc Grau y Ignacio Alabart le dieron un revolcón al resultado en un abrir y cerrar de ojos. Grau con un arrastre maligno que despistó a Tiago, el nuevo arquero del Liceo. El 1-2 quizás condecoró demasiado a los azulgranas, que se marcharon a respirar con ese botín preciado que ya no desperdiciaron.
En todo caso, el Barça jamás logró descoser la final, y eso que Pau Bargalló llegó a tiempo con su habitual cita con la diferencia. La marca siempre, sea cual sea el guión. Con el Liceo en la chepa, el genio azulgrana se inventó un disparo puntual para el 1-3.
A pesar de ello, el Liceo, en lugar de abandonarse, escuchó los consejos de su entrenador. No se descompuso y compitió prácticamente hasta el mordisco sobre la bocina. Su persistencia encontró el acierto algo tarde, con poco tiempo para la machada. Sito Ricard, un actor secundario en el pasado que en este nuevo proyecto va a ejercer de star system, recortó la diferencia a un minuto para la conclusión.
El Liceo murió colgado del larguero rival, pero sin el milagro del empate. No impidió que el Barcelona celebrara en Reus un nuevo galardón, el primero del actual curso.