El derbi se queda huérfano (Reus 2 - 2 Calafell)

Reus y Calafell se reparten los puntos en un partido con mayor dominio local y más efectividad visitante

19 mayo 2017 23:40 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:30
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El derbi se quedó sin propietario a pesar de que Reus y Calafell presentaron credenciales para ello. Fue una pelea de estrategias distintas, aunque las dos atractivas. Los de Domínguez cargaron con el peso del juego. Exhibieron mayor jerarquía para ser protagonistas. Su rival, en cambio, acarició la disciplina militar en defensa. Fue un equipo extremadamente riguroso. Luego bordó la transición. Con tres pases logró crear pánico, sobre todo en el segundo tiempo, con el Reus atrapado en el riesgo extremo.
Los rojinegros sufren un problema gravísimo con el gol. Pueden generar numerosas situaciones, pero no acaban casi nada. Sus esfuerzos terminan en el ‘uy!!’. La impotencia, en ocasiones, resulta desesperante. Anoche, se acentuó ese mal. Mucha culpa de ello también tuvo el arquero del Calafell David Arellano, en un nivel superlativo.
Macià quiso que el Reus necesitara atacarle casi siempre en el cuatro para cuatro. En ataque posicional padece un problema de raíz el equipo de Domínguez. Se atasca porque desaparece el vértigo, su mayor virtud. Eso sí, los del Baix Penedès necesitaban acudir a su versión más fiable para retener la ambición local. 
Jepi puso a prueba los reflejos de Arellano en un mano a mano eléctrico. Reaccionó atento el meta, que inició su recital. Su colega, Roger Molina, vio el partido en los compases iniciales. Al Calafell le costó un mundo terminar sus ataques. Es más, sus posesiones carecían de continuidad. Sólo cuando el primer acto moría creció. Eso sí, antes, Joan Salvat envió una pala al poste. El Reus exponía mucho pero no cerraba nada. Molina empezó a entrar en calor cuando los delanteros visitantes empezaron a mirar su portería. Se quitó la timidez el Calafell. El intercambio de golpes se marchó al descanso sin goles. Curioso. Los dos protagonistas habían enseñado la amenaza. Las pólvora anduvo mojada. Los arqueros, especialmente atentos.
Se abre la veda
Palau, nada más regresar del respiro, abrió la veda. Acertó en una acción confusa. Quizás la menos clara del Calafell. Esos goles también valen. Todos saben a gloria. Palau es un chico entusiasta. Siente el Calafell en el alma. Se ha ganado el derecho a ser protagonista en la primera plantilla a base de ofrecer sus servicios. Trabaja como el que más. Su compromiso es infinito. 
Respondió rápido el Reus. Encontró la reacción en Coy, un francotirados con la pala. Ejecutó desde media distancia. De frente al arco. La pelota se coló por el ángulo. Un minuto después del 0-1. 
A medida que el Reus cambió la distancia de su defensa, cuando decidió presionar en media pista, se abrieron los espacios. Conseguía recuperar la posesión con cierta rapidez, pero también recibía golpes. El Calafell completó uno de ellos amparándose en el manual. En un contragolpe para enseñárselo a los niños. Tres pases dejaron solo a Marc Vergés ante Molina. Definió como los ángeles.
El escenario que se abría complicaba la existencia del Reus, que chocaba demasiado ante Arellano. La poca definición le condenaba al sufrimiento. Sólo pudo igualar en un tiro directo. Y al segundo intento. Culminó Platero. Restaban 10 minutos. 
Otra transición visitante acabó en la acción polémica de la noche. Protestó airadamente el Calafell un posible gol de Marc Vergés. La pelota salió como escupida de la portería. Queda la duda de si impactó o no en el hierro. El desenlace cardíaco no concedió el éxtasis a nadie. Se quedó huérfano el derbi.
El derbi se quedó sin propietario a pesar de que Reus y Calafell presentaron credenciales para ello. Fue una pelea de estrategias distintas, aunque las dos atractivas. Los de Domínguez cargaron con el peso del juego. Exhibieron mayor jerarquía para ser protagonistas. Su rival, en cambio, acarició la disciplina militar en defensa. Fue un equipo extremadamente riguroso. Luego bordó la transición. Con tres pases logró crear pánico, sobre todo en el segundo tiempo, con el Reus atrapado en el riesgo extremo.

Los rojinegros sufren un problema gravísimo con el gol. Pueden generar numerosas situaciones, pero no acaban casi nada. Sus esfuerzos terminan en el ‘uy!!’. La impotencia, en ocasiones, resulta desesperante. Anoche, se acentuó ese mal. Mucha culpa de ello también tuvo el arquero del Calafell David Arellano, en un nivel superlativo.

Macià quiso que el Reus necesitara atacarle casi siempre en el cuatro para cuatro. En ataque posicional padece un problema de raíz el equipo de Domínguez. Se atasca porque desaparece el vértigo, su mayor virtud. Eso sí, los del Baix Penedès necesitaban acudir a su versión más fiable para retener la ambición local. 

Jepi puso a prueba los reflejos de Arellano en un mano a mano eléctrico. Reaccionó atento el meta, que inició su recital. Su colega, Roger Molina, vio el partido en los compases iniciales. Al Calafell le costó un mundo terminar sus ataques. Es más, sus posesiones carecían de continuidad. Sólo cuando el primer acto moría creció. Eso sí, antes, Joan Salvat envió una pala al poste. El Reus exponía mucho pero no cerraba nada. Molina empezó a entrar en calor cuando los delanteros visitantes perdieron el miedo. Se quitó la timidez el Calafell. El intercambio de golpes se marchó al descanso sin goles. Curioso. Los dos protagonistas habían enseñado la amenaza. Las pólvora anduvo mojada. Los arqueros, especialmente atentos.

Se abre la veda

Palau, nada más regresar del respiro, abrió la veda. Acertó en una acción confusa. Quizás la menos clara del Calafell. Esos goles también valen. Todos saben a gloria. Palau es un chico entusiasta. Siente el Calafell en el alma. Se ha ganado el derecho a ser protagonista en la primera plantilla a base de ofrecer sus servicios. Trabaja como el que más. Su compromiso es infinito. 

Respondió rápido el Reus. Encontró la reacción en Coy, un francotirador con la pala. Ejecutó desde media distancia. De frente al arco. La pelota se coló por el ángulo. Un minuto después del 0-1. 

A medida que el Reus cambió la distancia de su defensa, cuando decidió presionar en media pista, aparecieron los espacios. Conseguía recuperar la posesión con cierta rapidez, pero también recibía golpes. El Calafell completó uno de ellos amparándose en el manual. En un contraataque para enseñárselo a los niños. Tres pases dejaron solo a Marc Vergés ante Molina. Definió como los ángeles.

El escenario que se abría complicaba la existencia del Reus, que chocaba demasiado ante Arellano. La poca definición le condenaba al sufrimiento. Sólo pudo igualar en un tiro directo. Y al segundo intento. Culminó Platero. Restaban 10 minutos. 

Otra transición visitante acabó en la acción polémica de la noche. Protestó airadamente el Calafell un posible gol de Marc Vergés. La pelota salió como escupida de la portería. Queda la duda de si impactó o no en el hierro. El desenlace cardíaco no concedió el éxtasis a nadie. Se quedó huérfano el derbi.

 

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