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    El éxtasis de los que no viajaron: «Había que vivirlo a lo grande»

    No pudieron desplazarse pero vibraron igual. Unas 200 personas se citaron en la terraza del bar de l’Estadi para ver el partido televisado

    05 junio 2022 21:20 | Actualizado a 05 junio 2022 21:36
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    «No he podido viajar porque tenía un compromiso, pero está muy bien esta pantalla, que haya ambiente para vivirlo a lo grande, como si fuera un partido en casa, aunque sea televisado», decía Joaquín de la Morena, un socio histórico, con infinidad de desplazamientos a sus espaldas de la mano de la peña de Els Pallaresos.

    La reunión de los que no habían podido viajar convocó en el bar de l’Estadi y en una terraza improvisada en el exterior a unas 200 personas que vibraron como las que más durante el encuentro de esta tarde. «No hay dinero ni tiempo para viajar pero si pasamos a la final lo intentaremos. Somos muy aficionados, venimos siempre a los partidos. Confiamos mucho en este equipo», decía el vallense Jesús Lacueva, junto su hijo Raúl.

    Familias enteras, parejas jóvenes y muchos adolescentes integraron este trocito de grada grana que se habilitó con todo el colorido para la ocasión, citando a los emblemas de la historia, con camisetas intergeneracionales que iban de Portillo a Pinilla, pasando por Tejera o la actual de Romera. También había zamarras con el lema ‘Pugem junts’. «Yo estoy en época de exámenes y no he podido ir, pero para el año que viene pienso hacerme socio e ir más al campo», decía Nicolás Catanzano, acompañado de Alejandro Jiménez, un amigo que se añadió. «Está muy igualado el partido, muy competido», apuntó.

    El ambiente era de informalidad y diversión. El que se llegaba se colocaba su silla y su mesa, preferiblemente buscando la sombra, y se pedía algo para tomar.

    Todos transitaron por un abanico de sensaciones mientras fluían las cervezas, los refrescos, y a última hora los bocadillos y algún gintonic. Hubo silencio con los primeros acercamientos del Ferrol, algún aplauso al principio cuando había amago de reacción. «El Nàstic está dejando jugar mucho, hace falta un poco más de intensidad», aseguraba Joaquín de la Morena, que aun así confiaba en el oficio de sobras demostrado por este equipo en todo el curso.

    «¡Eso no es justo!»

    La realización pinchó a los hinchas gallegos en Balaídos. «¡Eso no es justo!», gritó alguien en el bar, como queja por la sede, a casi 1.100 kilómetros de Tarragona y a menos de 200 de la casa del rival. Pero en la distancia sideral el corazón grana palpitaba y de qué manera lo hizo en la reanudación. Ante el peligro del Ferrol la afición tarraconense suspiraba, se llevaba las manos a la cabeza, pero como en un fogonazo, el gol de Nil, que cogió a algunos desprevenidos en la barra, fue un subidón. Algunos se fueron corriendo para celebrarlo, otros agitaron sus bufandas al viento o sacaron bengalas de humo y hasta hubo quien agarró una silla al cielo, como si el gesto del madridista Alaba en Champions fuera el icono de la victoria en esta temporada.

    La tensión se disipó, hubo hasta celebraciones de las repeticiones del gol, y a partir de ahí se desataron los cánticos de ‘Nàstic’ o los aplausos a las sustituciones. Tocó entonces aguantar y aprender a sufrir, festejando como tantos las decisivas paradas de Manu García. El éxtasis llegó con el pitido final. «¡Que sí, joder, que vamos a ascender!», se cantó, y otros clamaban «¡a Galicia, sí!». Porque aquellos que este domingo tuvieron que ver el partido por televisión ya miraban el móvil haciendo planes y cuadrando agendas para no perderse el partido decisivo del próximo sábado.

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