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En Lezama la orilla está más cerca. Si algo hace diferente al Athletic Club es que su apuesta por la cantera va de frente, sin medias tintas. Allí se sobrevive con el futbolista de la tierra. Sobrevivir es un verbo quizás inapropiado porque ese club es tan diferente como competitivo. Basta con decir que nunca ha abandonado la Primera División, algo de lo que solo pueden presumir Real Madrid y FC Barcelona, para dar fe de ello.
El Nàstic se mide este sábado por la tarde (19.00 horas) a los cachorros del Athletic. Lo hace en tierras vascas, en Lezama. En un escenario imponente en el que contará con dos aliados que conocen perfectamente los entresijos de esa fábrica de talento que año tras año saca futbolistas listos para la élite.
El último ejemplo es Nico Williams, un exuberante extremo que apunta al Mundial con España y que en San Mamés hace diabluras con la ayuda de su hermano mayor, Iñaki Williams.
Alex Quintanilla y Guillermo Fernández conservan intacto su sentimiento por la camiseta del Athletic. Pasan los años, pero nunca huyen de palabras de elogio para el club de su corazón. Es lo que tiene haber sido canteranos. Han mamado la esencia de ese equipo que no deja indiferente a nadie. Por ello le proclaman su amor a los cuatro vientos.
El defensa vasco es hijo de un histórico jugador del Athletic como Fernando Quintanilla. 52 partidos vistió su padre la zamarra del primer equipo. Alex no pudo debutar en partido oficial, pero si crecer en Lezama. De hecho, su último año en el filial fue clave para entender que había camino en categorías superiores. 34 partidos en los que se erigió como una de las piezas claves de los cachorros de Lezama le abrieron las puertas del Alavés.
Tras su temporada en Vitoria, Quintanilla pasó el Valencia Mestalla y el Barakaldo hasta que dio el salto a la Segunda División. Almería, Mirandés y Córdoba fueron sus clubes en el fútbol profesional. Tras ello, Ibiza y Nàstic en su vuelta a la Segunda B. Ahora es uno de los jugadores de renombre de la entidad tarraconense. A Quintanilla se le respeta y se le venera y no hay mejor anfitrión en Lezama que él.
Dos bajas
Los dos últimos partidos ha sido baja por lesión, pero hay serias opciones de que su regreso al once sea hoy un hecho. Se medirá a uno niños a los que en un futuro quiere presidir porque el sueño de ser presidente del Athletic lo tiene entre ceja y ceja. De momento está lejos, pero por convicción y capacidad no será. Quien no estará presente en el eje de la defensa será Marc Trilles, en el dique seco, igual que el extremo Aarón Rey.
Guillermo Fernández es el otro guía del Nàstic en Bilbao. El delantero sí que llegó a debutar con el primer equipo e incluso llegó a marcar. Para jugar en San Mamés tuvo que hacerse hueco en el Bilbao Athletic. Joven, muy joven, pero hizo camino. A los 20 años le llegó la oportunidad tras dos años superando la decena de goles con el filial en la extinta Segunda B. En la temporada 2013-2014 debutaba y lograba su primer gol en el Benito Villamarín ante el Betis.
El curso 2014-2015 vistió hasta en 14 ocasiones la zamarra del Athletic y se despidió para siempre de la que es su casa. A partir de ahí recorrió un largo camino por la Segunda División, con breve paso en 2ªB con el Burgos, al que este verano decía adiós para firmar por el Nàstic. De momento suma cuatro goles y es intocable para Raül Agné. Es el máximo goleador del equipo y hoy amenaza las redes del escenario que calentó su pólvora.
«Todos los que pasamos por Lezama tenemos como sueño jugar con el Athletic. Lo sientes de verdad y esas ganas y como se vive el fútbol allí es un plus de gasolina que hace que lleve toda la historia compitiendo con jugadores que se han formado en la cantera o alrededor», le aseguraba al Diari hace unas semanas el delantero vasco en una entrevista concedida. Caprichos del destino, hoy no jugará con, sino que jugará contra el Athletic.
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