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    El Nàstic gana al Murcia y Agné salva el cuello (3-2)

    Los goles de Guillermo, Pablo y Joan Oirol dieron un triunfo muy necesario para la continuidad del técnico en el banquillo del Nou Estadi

    09 octubre 2022 19:15 | Actualizado a 09 octubre 2022 20:01
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    Ya hubiera querido más de uno la resistencia de Raül Agné. La capacidad para huir de las situaciones más difíciles. Con toda la jauría de críticos esperando su cese y con un equipo golpeado moralmente tras dejar escapar en dos minutos la victoria en Elda, consiguió un triunfo redondo ante el Real Murcia. Hubo remontada, buena disposición al ataque, ocasiones, goles y hasta el regreso del amado Lupu. Ni siquiera el temor a repetirse lo hace siete días con el 3-2 de Arnau impidió que el técnico salvara de nuevo un ‘match-ball’.

    Cierto es que renovó al equipo de caras nuevas. De atrás a delante. Eso sí, mantuvo el 4-4-2 pero con el mediocampo más ‘jugón’ posible. Se dejó de perfiles conservadores y tiró de sus dos futbolistas más talentosos: Pedro del Campo y Marc Montalvo. Un doble pivote para ser protagonista. De verdad. Para apretar arriba. Ambos disponen de esa inteligencia táctica para defender hacia arriba, anticipándose a los rivales.

    Una intención atractiva que se tambaleó a las primeras de cambio. Escapó el Real Murcia del bloque presionante grana y se encontró con todo el espacio del mundo por delante. Trilles y Josema, la pareja de centrales titular, se encontraron en inferioridad numérica en un contragolpe dirigido por Pedro León. El exfutbolista del Real Madrid tomó la mejor decisión, obviamente. Se la entregó a Aguza que cedió para que Dani Vega encarase a Trilles, recortara y pusiera el cuero en el fondo de la red. 0-1 antes del primer cuarto de hora. No era la mejor manera de encarar una situación tan extrema.

    Pero apareció Lewan..., digo, Guillermo Fernández. El bilbaíno clavó el golpeo del atacante polaco del FC Barcelona frente al Mallorca. La puso en la cepa del palo largo del arquero. Allí donde hace estéril cualquier estirada. Su tercer gol este curso llegó como los dos anteriores, en una actuación que se hace grande a base conectar con los balones que le llegan. No es que esté apagado o que se muestre apático en el resto del juego, ni mucho menos, es su eficacia cuando un balón cae en sus dominios. No tiene compasión. De ahí, que los rivales impongan una vigilancia extrema sobre el ex del Athletic. Extrema y al borde de la legalidad. Acabó la primera mitad con la camiseta dos tallas más grande por los agarrones que el colegiado Sergio Escriche no vio.

    El Nàstic agradaba. La muestra es que ni con el 0-1, hubo una respuesta muy crítica de la grada. Una manera de admitir que el equipo no lo estaba haciendo del todo mal. El Real Murcia no mostraba profundidad. Toda su posesión era limitada a posiciones alejadas de la portería de Manu García. Mientras el Nàstic se presentaba con asiduidad a los dominios de Joao Costa. Tuvo oportunidades claras para irse al descanso con ventaja. La primera en los pies de Pablo Fernández. El asturiano mandó a las nubes un pase de Pedro del Campo al corazón del área. Minutos más tarde era Josema el que remataba al travesaño otro envío del centrocampista de Figueres.

    Salida ganadora

    El regreso del vestuario fue arrollador. Dos goles en dos minutos. Como el Eldense hace una semana. Dos tantos casi calcados y con un nombre propio: Aarón Rey. El de Ferrol no marcó, pero fue asistente en ambos. Luciendo en la dirección magistral de los contragolpes. Conducción segura y paciencia para encontrar el momento justo para dar el pase. Esa ventana que se abre en una milésima y que hay que aprovechar. En las dos ocasiones acertó. En el 2-1 encintrando a Pablo y en el segundo a Joan Oriol. La elección de finalización por parte de cada jugador fue diferente. El asturiano recortó ante la llegada del defensa antes de batir al meta y el capitán, Joan Oriol, pegó un zurdazo cruzado imposible para Costa.

    El Real Murcia había pasado inadvertido por el Nou Estadi. La única señal de presencia del equipo de Mario Simón fue el instante del gol. Nada más. El marcador le obligaba y no le quedó más remedio que dar un paso adelante. No le dio para llegar a Manu García. Apenas un par de tiros lejanos de Pedro León sin mucha historia.

    El Nàstic se limitó a gestionar la ventaja. Agné iba administrando los minutos y las tarjetas amarillas que el colegiado se puso a repartir a diestro y siniestro. Especialmente a los jugadores locales. Entraron Bonilla, Montes, Pochettino y Pol Domingo, pero el más ovacionado fue Lupu. Con máscara, pero sin ningún tipo de miedo para ahuyentar a los adversarios. Como un superhéroe, el rumano incluso estuvo a un paso de marcar. Un pie defensivo se lo impidió. Se hubiera caído el Nou Estadi.

    Los minutos finales fueron agónicos por el recuerdo reciente de Elda. Se notaba ese miedo a volver a tropezar en la misma piedra. Manu evitó el gol de Pedro León, pero no pudo hacer nada ante el zapatazo de Arnau. Quedaban dos minutos del descuento y un pánico extendido por la grada. Pero esta vez no. Agné volvió a sacar la carta ganadora de la manga.

    FICHA

    Nàstic. Manu G., Tirlea, Josema, Trilles (Pol D. 80’), Joan Oriol, Del Campo, Montalvo (Montes, 80’), Marc Álvarez, Aarón Rey (Bonilla, 70’), Pablo F. (Pochettino, 62’) y Guillermo F. (Lupu, 80’).

    Real Murcia. Joao Costa, Mario (Ganet, 55’), Alberto López (Arnau, 83’), Alberto González, Pedro León, Julio Gracia (Pedreño, 55’), Dani Vega, Loren Burón (Miku, 55’), Sergio Aguza (Zeidane, 68’), Piña y Galindo.

    Goles. 0-1, Dani Vega (14’); 1-1, Guillermo (23’); 2-1, Pablo (46’); 3-1, Joan Oriol (48’). 3-2, Arnau (93’)

    Árbitro. Sergio Escriche

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