Si la pasada jornada la relación sentimental de Iñaki Alonso con el Bilbao Athletic le venía de cuna, la vinculación cariñosa que le une con el Real Murcia, próximo rival del Nàstic esta tarde (19.00 horas), se fraguó durante su etapa como entrenador pimentero. Iñaki Alonso fue feliz en la Nueva Condomina (actualmente Enrique Roca, por motivos comerciales). El preparador vizcaíno recibió y dio mucha alegría a la hinchada. Sobre todo en la temporada 2010-11. Ese curso, la afición del Real Murcia vivió su último ascenso al fútbol profesional. Al mando del técnico de Durango, los pimenteros consiguieron el billete a Segunda División superando en la eliminatoria de campeones al Lugo de Quique Setién. El rostro de Iñaki Alonso se fundió con uno de esos acontecimientos imborrables. Aunque luego, el final del técnico de Durango no fuera, ni mucho menos, agradable.
Tras el ascenso, renovó por dos temporadas, de las que solo cumplió una. Salvó al equipo -ese año una de las cuatro plazas de descenso fue para el Nàstic de D’Alessandro- pero el rendimiento estuvo alejado de las expectativas inversoras de la entidad. No llegó a comenzar su tercera campaña. En pretemporada fue cesado dejando un hito que aún nadie ha superado: es el último entrenador del Real Murcia que ha conseguido encadenar dos cursos completos. Iñaki Alonso se marchó con un paquete de acciones del club y la voluntad de regresar para ampliar su legado. Esta tarde, volverá, pero para convertirse en villano para su antigua hinchada y arrebatar los tres puntos que bien necesita su Nàstic.
En realidad, el conjunto grana pide más que los tres puntos. «Urge ganar, pero hacerlo desde un plan de partido. No de cualquier manera, sino siendo reconocibles», aseguraba el técnico vasco en la rueda de prensa previa al choque. Su equipo ha salvado los resultados. La victoria en Alicante frente al Intercity ha limitado los daños de los dos empates frente a la SD Logroñés y Bilbao Athletic, pero no tapa la sensación de que el equipo no progresa como le gustaría.
Iñaki Alonso querría un «equipo ofensivamente más atrevido y con una actitud valiente». De momento, en cuanto al ataque se refiere, únicamente se ha visto ese punto voluntarioso durante 25 minutos ante el Intercity. En los 245 minutos restantes, el Nàstic con balón ha sido un equipo inofensivo. Incluso en el Nou Estadi, donde se le exige ese punto de más para querer ir a por el partido.
Para mejorar las prestaciones ofensivas y la capacidad de generar con balón, el técnico baraja la posibilidad de introducir cambios en el once. Alteraciones que podrían ser tanto de hombres como de dibujo. El rombo extraño con el que salió en su estreno (4-4-2) ha quedado atrás y la duda está en seguir con el 4-2-3-1 o darle una nueva vuelta de tuerca.
En cuanto a jugadores, Joan Oriol volverá al once, mientras que también entrará Marc Montalvo. Lo lógico. El resto, apunta a los mismos hombres que empataron frente al penúltimo clasificado de la clasificación la pasada jornada.
Es evidente que donde sí que ha habido un progreso es en la defensa. «Hemos mejorado en ser reconocibles cuando no tenemos balón. Somos solidarios y tenemos claro cuándo debemos apretar arriba y cuándo esperar en un bloque medio o bajo», contó Iñaki Alonso. Una mejora que debe consolidarse en una plaza como la de Murcia. Si sale de la Condomina con la portería a cero, conseguiría poner punto final de manera definitiva a la sangría de goles que arrastraba el Nàstic desde el inicio de temporada.
Delante tendrá futbolistas como Alberto Toril, retornado en el mercado de invierno a Murcia y cuyo estreno, la pasada jornada, se saldó con un gol. Además, de Pedro León, un futbolista de categoría superior, y Dani Romera. El ex del Nàstic es otro de los fichajes de este mercado que espera poder disputar sus primeros minutos con su nuevo equipo.
Para ello, Iñaki Alonso podrá contar con su portero titular. Manu García ha superado los problemas físicos que le obligaron a abandonar el partido ante el Bilbao Athletic y, si no hay sorpresas, estará bajo palos.
El que no viajó a Murcia fue Lupu que se ha quedado en Tarragona recuperándose del fuerte golpe que sufrió en el último partido y que le llevó a pasar unas horas en el Hospital.