Àlex Rodríguez, de proyecto a franquicia

Hockey. El atacante osonense del Reus Miró se ha situado entre los máximos artilleros de la OK Liga con 27 tantos. Su gran rendimiento le coloca en el escaparate de estrellas

12 febrero 2020 07:22 | Actualizado a 12 febrero 2020 07:43
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Àlex Rodríguez (Sant Hipòlit, 1993) compareció por Reus como un proyecto de estrella. Ocurrió en 2016 cuando se desvinculó del contrato que le ataba al Barcelona, club en el que jamás ha llegado a debutar. Su compromiso con el Reus venía avalado por una formación elitista en el Voltregà, una de las academias de talento con mayor prestigio mundial. Acudió a la élite de forma precoz, con 17 años ya paseaba su patinaje por la máxima categoría. Desde entonces ha consumido nueve cursos en la OK Liga y hoy ya ha abandonado la condición de promesa. Es un jugador franquicia sin sospechas.

Rodríguez visitó el éxito nada más pisar el templo. Conquistó su primera Copa de Europa en mayo de 2017 en Lleida, ya vestido de rojinegro, con el embrujo que supone ese título para el club. La octava Champions del Reus completó una adaptación a un medio distinto. El osonense comprendió que para alcanzar el star system resulta necesario interpretar primero el papel de reparto. Fue inteligente. En aquella Copa de Europa no figuró en el quinteto inicial, pero aportó los registros que le distinguen en el juego cuando le tocó participar. Se adivinaba en él un potencial indiscutible; poderoso en el primer paso, capaz de eliminar rivales en el movimiento en diagonal y sobre todo, definitivo en el disparo de pala. Mejor por fuera que por dentro, simplemente por un tema de anatomía. Àlex es abundante, corpulento, defensivamente correcto porque sus largos brazos le permiten muchas licencias.

En el juicio a su madurez, el Reus se ha convertido en un testigo directo de la explosión del jugador, sobre todo en las dos últimas temporadas, cuando ha precisado dar un paso hacia adelante, asumir responsabilidades y liderazgo. Con la salida del club de Marín, Casanovas y Torra en 2018, el Reus le entregó las llaves de su nueva propuesta y la respuesta ha cumplido con las expectativas. Si algo ha exhibido el atacante es valentía para afrontar las dificultades. No busca coartadas en los momentos de vértigo, se pone el primero de la fila, salga bien o mal. 

El idilio con el gol
Àlex ha añadido en los últimos meses otro recurso a su extensa nómina de servicios; el gol. Quizás el tesoro más valioso, por el que los clubs suspiran casi siempre y por el que se paga más dinero. No resulta ningún secreto para los scouts rivales esa capacidad de desequilibrio del de Sant Hipòlit y su facilidad para definir. Tampoco sorprende que Jordi Garcia, su entrenador, le uitilice como principal argumento ofensivo.

Existen datos y realidades que lo confirman. Por ejemplo, suma 27 aciertos y encabeza con Pablo Álvarez (Barça) y Marc Grau (Liceo) la lista de máximos artilleros de la OK Liga. El último capítulo doméstico se dio el sábado, en Palafrugell, donde el osonense enseñó de nuevo su tino con cuatro dianas que sirvieron para consolidar un nuevo éxito del Reus lejos del Palau. Un triunfo que acerca a los de Garcia a la cuarta y tercera plaza, las dos en posesión del Igualada y del Noia respectivamente, con sólo dos puntos de margen sobre los rojinegros. Queda tiempo para acechar ese privilegio de cara al play off por el título y, más allá de los premios individuales, la capacidad colectiva también ocupa a Rodríguez, que en septiembre levantó la Supercopa de España con el resto de sus compañeros.

La selección y el futuro
Àlex dispone de contrato en vigor hasta junio de 2021, aunque los ojos del poderoso mercado portugués ya se han fijado en él. El Oliveirense se ha interesado por sus servicios, aunque para contratarlo necesitará abonar la cláusula de rescisión, ya que el Reus no suele negociar en estos casos. El gran comportamiento del atacante también puede hacer efecto en la selección española, que ha nombrado a Ricardo Ares como nuevo seleccionador. Curiosamente, Ares y Rodríguez mantienen una relación deportiva estrecha. El técnico apostó por aquel joven canterano cuando dirigía al Voltregà. Con 17 le hizo debutar.

Mientras, el rojinegro disfruta de ese traspaso hacia el aparador de los elegidos, aunque la ambición no le permite el confort. Conoce el mundo tan competitivo en el que se mueve. Un mundo que no perdona la distracción.

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