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La categoría de la desigualdad: el Nàstic cae víctima de una Primera RFEF insostenible

El club grana vuelve a quedarse a las puertas del ascenso en una categoría marcada por la falta de viabilidad económica, los errores arbitrales incorregibles al no haber VAR y el privilegio de unos filiales que viven en otra dimensión deportiva y económica

La afición grana no se merece seguir un año más en una categoría así.Javi Colmenero

Juanfran Moreno

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Pasan los años y la Primera RFEF no hace más que reafirmar su condición de categoría que aspira a ser profesional, pero no lo es. Combina un nivel deportivo altísimo con una viabilidad económica insostenible para casi todos. Y lo que es peor: presenta condiciones que la convierten en un auténtico desierto. Un desierto en el que el Nàstic está condenado a caminar una temporada más.

El Nàstic de Tarragona sufrió este domingo una eliminación en la final del play-off de ascenso que reflejó varios de los factores que han convertido a la Primera RFEF en una categoría sin credibilidad. Una división injusta, diseñada para condenar a muchos y contentar a unos pocos.

La entidad grana ya había solicitado antes del inicio de los play-off la utilización del VAR en la promoción de ascenso. Había demasiado en juego como para seguir expuestos a los errores humanos de los colegiados. Ya sucedió el año pasado y se pretendía evitar esta vez. La propuesta enviada a la RFEF fue respaldada por todos los clubes implicados, salvo uno. Pero la Federación hizo caso omiso. Alegó que no tenía tiempo material para implantarlo.

Con esa decisión, volvió a situar a los equipos ante un escenario peligroso. El error humano no era corregible. Y se ha demostrado que el VAR era necesario. Las eliminatorias del play-off han estado marcadas por errores arbitrales. A Mérida y Nàstic, los dos rivales del Sanse, bien se les puede preguntar. Nadie duda de que, con VAR, el penalti sobre Marc Fernández en el 93' se habría señalado. Y probablemente también se habría anulado la pena máxima por la mano de Antonio Leal. Decisiones que ya no tienen vuelta atrás. Errores que han dejado a un equipo sin ascenso, con el consentimiento de una Federación que volvió a mirar hacia otro lado.

Más allá del VAR, el Nàstic se midió a un filial de Primera División que no se jugaba ni su vida ni su viabilidad. La Real Sociedad ‘B’ es uno de los diez filiales que han competido esta temporada en la categoría. Plantillas llenas de talento, con jóvenes que pronto pisarán la élite, reforzadas muchas veces con fichajes millonarios, sobre todo en el caso de Real Madrid y FC Barcelona, que superan el presupuesto anual de buena parte de los equipos de la Primera RFEF. ¿Dónde está la igualdad? 

El Nàstic ha denunciado en numerosas ocasiones que los filiales no deberían tener acceso al fútbol profesional. La Primera y la Segunda División pertenecen a LaLiga. Al igual que un filial no puede coincidir con su primer equipo en la misma categoría, tampoco debería hacerlo en dos divisiones que forman parte de la misma competición. En Inglaterra existe una liga de filiales. En España, muchos clubes lo reclaman. Pero la respuesta sigue siendo el silencio.

Por si fuera poco, el Nàstic se jugó una final por el ascenso con solo 350 aficionados en las gradas. Ese era el tope permitido. El partido decisivo se disputó en un campo de entrenamiento, en un estadio que no cumplía el aforo mínimo de 4.000 espectadores exigido para partidos de esta magnitud. Suena duro, pero es la realidad. Una categoría que se hace llamar profesional y que permite que el duelo más importante del año se juegue sin condiciones para que ambas aficiones puedan apoyar a los suyos.

La Primera RFEF es lo que es. Un laberinto sin salida que sigue sin generar ingresos para los clubes. Ni en televisión, ni en patrocinios, ni en visibilidad. Lo único que la sostiene es su nivel deportivo, cada vez más alto, pero a costa de clubes que se ven obligados a hipotecar su presente cada verano para seguir soñando con subir.

¿Tiene futuro esta categoría? Difícil pensar que sí. Es la categoría del esfuerzo sin premio. La categoría de la desigualdad de oportunidades.

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