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El derbi ya es pasado. Nàstic y Reus miran ahora hacia adelante. Centrados en los nueve partidos que restan para concluir el campeonato. Nueve finales, como se suele decir, que deben llevar a los conjuntos del Camp de Tarragona a cumplir sus respectivos objetivos.
El Nàstic tiene ante sí una oportunidad única para finalizar la liga en el primer puesto. Los tres puntos del derbi le mantienen en el liderato, con la misma distancia (cuatro puntos) sobre el segundo, el Lleida, que se llevó la victoria de la Feixa Llarga de L’Hospitalet. El calendario que le queda al equipo de Vicente Moreno se puede considerar asequible.
En la próxima jornada, el Gimnàstic visitará el Cornellà, equipo inmerso en la lucha por la salvación. Después una racha de tres filiales seguidos: Espanyol B, Zaragoza B y Mallorca B). Un tipo de enemigo que se les da bien al conjunto tarraconense. Ha jugado siete veces contra conjuntos ‘B’, con cuatro victorias, dos empates y una sola derrota, en la Ciutat Esportiva Dani Jarque ante el Espanyol B.
La visita al Pepico Amat de Elda será la antesala del partido más complicado sobre el papel, el Huracán Valencia. Ocho puntos separan a día de hoy a valencianos y tarraconenses, pero con un enfrentamiento directo, la distancia puede recortarse drásticamente. El Nou Estadi deberá ser, de nuevo, un factor decisivo para sumar los tres puntos. Xàtiva y otros dos filiales (Elche Ilicitano y Villarreal B) cerrarán la temporada para unos granas que quieren que sea, esta sí, la definitiva, la que se cumpla el ascenso.
Camino empedrado
El CF Reus tiene un reto mayor. Su principal enemigo en la lucha por el play-off es, a día de hoy, el Hércules. Un conjunto diseñado para volver a Segunda y que visitará el Estadi Municipal en la jornada 34. La derrota en el Nou Estadi le ha desbancado de la zona noble. Dos puntos le separan del éxito. Una distancia mínima que deberá sudar para superarla, porque el calendario que le espera de auténtico Tourmalet.
El camino hacia el objetivo empieza este domingo contra el Sant Andreu. Los barceloneses están sumidos en una profunda depresión, con medio pie en el descenso a Tercera. Después llegará una de las cuatro etapas de altura, la visita al Municipal de L’Hospitalet. Los de Kiko Ramírez se han descolgado de las posiciones de privilegio, pero nunca se les puede descartar. Después de recibir al Badalona y viajar a Baleares, otro reto mayúsculo: el Hércules, en la jornada 34. El duelo a cara o cruz.
A los de Natxo González todavía les quedará dos enfrentamientos durísimos, frente al Alcoyano en casa (jornada 36) y la visita al Camp d’Esports de Lleida, en la penúltima jornada de liga. El Olot servirá para cerrar un curso en el que los rojinegros quieren estar entre los más listos.
