«A las mujeres nos criaban para decir a todo que sí»

La reconocida intérprete protagoniza este jueves la célebre obra de Miguel Delibes ‘Cinco 
horas con Mario’ en el Teatre Auditori Felip Pedrell de Tortosa. Las entradas están agotadas

05 diciembre 2019 09:20 | Actualizado a 05 diciembre 2019 09:31
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Lola Herrera (Valladolid, 1935) interpretó por primera vez a Carmen Sotillo, protagonista de Cinco horas con Mario, en 1979. El propio Miguel Delibes, autor de esta novela publicada en 1966, participó en su adaptación al teatro. La función es un fiel reflejo de aquella época y de las preocupaciones económicas, religiosas, políticas, sexuales y morales imperantes entonces. Escenifica, a través un magistral monólogo de una hora y media, el diálogo que Sotillo mantiene con su marido, que ha fallecido de forma inesperada, mientras lo vela. La obra, que mantiene la misma dirección y producción que cuando se estrenó hace 40 años, se representa este jueves (22.00 horas) en el Teatre Auditori Felip Pedrell de Tortosa. Las entradas ya están agotadas.

Carmen Sotillo acaba de perder a su marido. Supongo que es duro ponerse en la piel de una persona que está viviendo ese drama.

Bueno, yo me dedico a esto, soy actriz desde hace muchísimos años y he interpretado la vida de muchas mujeres que se encuentran en situaciones distintas, sobre todo dramáticas porque he hecho más drama que comedia. Carmen es una mujer a la que conozco bastante bien, por los años que tengo conozco su época y cómo podía afectarle todo lo que vivió en su núcleo familiar y en la sociedad en la que le tocó venir al mundo.

¿Cómo era la sociedad que describe Miguel Delibes en la novela?

En plena dictadura, España vivía una época como para no respirar. Los padres de Carmen fueron bastante responsables en su educación, era gente de clase media-alta que se creía de clase alta, con unos principios que iban en contra de la mujer y no la ayudaban. En aquella época, a las mujeres nos querían calladas, nos criaban para ser madres y esposas y decir a todo que sí.

Tiempos duros.

Para ser mujer, muy duros, pero hubo épocas anteriores que seguramente fueron peores.

¿Y cómo está la cosa hoy?

Está mejor, por lo menos tenemos negros sobre blancos y unas leyes escritas que nos amparan: existe el divorcio y hay una serie de aplicaciones para que las mujeres puedan refugiarse y ser atendidas oficialmente ante la violencia de género. En estos últimos cuarenta años hemos dado zancadas en vez de pasos, pero todavía faltan muchas cosas.

¿Por ejemplo?

Que no haya que decir que tenemos que dar más pasos, que sea una sociedad más igualitaria de manera natural, sin forzar las cosas, o que no haya que dar un discurso o salir a la calle porque es el día de los malos tratos o de la mujer, como si fuéramos tercermundistas.

¿Todavía existen Cármenes Sotillo?

Claro que existirán, pero serán diferentes, en vez de un Seat 600 pedirán un viaje alrededor del mundo o un fueraborda para los veranos.

¿Carmen sería hoy feminista?

Seguro, porque estaría más informada. Ella, en realidad, tenía una protesta dentro que se manifiesta a la hora de reprochar a su marido un montón de cosas como mujer después de la experiencia sufrida.

¿Usted se siente identificada de algún modo?

Yo no me puedo quejar, tuve una familia que era muy humilde, obrera, que me educó bastante bien dentro de lo que era la época. Me educaron en la libertad, aunque no existía socialmente porque estábamos en una dictadura.

¿Por qué cree que ‘Cinco horas con Mario’ sigue en las carteleras 40 años después de su estreno?

Porque infinidad de cosas de las que habla Carmen Sotillo siguen vigentes: el mundo de la culpa, el desamor, la pareja, la falta de información... Delibes levantó acta en una época que está llegando a nuestros a días. Ahora mismo está amaneciendo una inquietud política que lleva a las mujeres a ser lo mismo que éramos. Eso está ahí, dentro de la sociedad. Aparece dormido durante un tiempo, pero luego hay alguien que cree que no debemos tener ningún derecho ni protestar por nada, que nos pegamos solas y nos matamos solas o, si no, que ha venido un extranjero a matarnos.

No está contenta con los resultados de las pasadas elecciones generales.

Cuando asoma la patita un partido político como el que ha asomado la patita quiere decir que hay en la sociedad un grupo, y no pequeño, que ahora quiere imponer lo mismo de lo que hablamos en la obra.

¿Qué papel debe jugar el teatro y la cultura en general?

La educación y la información tienen que ser muy fuertes para que los votantes tengan un criterio. No entiendo que haya mujeres dentro del partido este nuevo ni que lo voten, porque están votando contra sí mismas. Está muy claro, sobre el papel se les puede explicar divinamente: eso anula los derechos de la mujer.

Ya.

Nos ha costado mucho conseguir unas cuantas cosas importantísimas como mujeres y, sobre todo, como personas. Somos como cualquier hombre, no aspiramos a ser más, queremos ser iguales, de tú a tú. Las mujeres tenemos un punto y una manera distinta de hacer y entender las cosas. A lo mejor me equivoco, pero creo que si ahora mismo hubiera un partido encabezado por una mujer, con unas ideas desde la mujer, se podrían arreglar cosas.

Por cierto, he leído que cuando acabe esa gira se despedirá de ‘Cinco horas con Mario’.

Jamás he dicho que me despido del personaje, hubo alguien que lo escribió y no lo han corregido. Haré esto hasta los compromisos que hay y luego, si estoy aquí, haré otras cosas.

O sea que ni se jubila su personaje ni usted.

Yo desde luego no (ríe).

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