Carles Ibáñez: 'Hemos construido en zonas inundables'

Entrevista al Director de la Línea de Cambio Climático de Eurecat. Este ebrense doctor en biología es el director científico del Centre en Resiliència Climàtica, con sede en Amposta

03 septiembre 2021 17:50 | Actualizado a 04 septiembre 2021 15:13
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¿En qué medida se puede achacar lo sucedido al cambio climático?

No es correcto atribuir una situación individual a esa explicación. Podría haber relación pero lluvias torrenciales siempre ha habido.

¿Por qué los daños han sido tan graves?

Los daños se agravan porque la urbanización de la costa suele ser caótica en algunos casos. Se ocupan barrancos y se urbanizan esos lugares donde luego hay daño en infraestructuras o que pueden afectar a las personas. Ha habido una mala planificación de construcción en zonas que son inundables.

¿En qué zonas concretas se puede ver?

Alcanar es un claro ejemplo de ocupación de la costa. Pasa en el País Valenciano, en Andalucía, y también en otros puntos de Catalunya, en el 80% de la costa. Si exceptuamos el Delta de l’Ebre y el Cap de Creus, el litoral está ocupado de urbanización y población. Hay que tener en cuenta que la costa es un lugar al que vienen a desaguar los ríos y los barrancos. En el interior puede ocurrir una tromba así, pero es más difícil. Por eso hay que replanificar con una visión nueva. También afecta la subida del nivel del mar, que puede provocar que estas infraestructuras costeras sufran más.

¿Qué otros factores influyen?

Después hay una falta de información y de planificación respecto a estos fenómenos, que se presentan con pocas horas de aviso y hay poco tiempo de reaccionar, y eso hace que mucha gente pueda acometer acciones arriesgadas. Es difícil anticiparse a la gota fría, el movimiento de la masa de aire frío es muy local y muy caótico. Se presenta un poco por lotería, en una zona muy concreta, como podría haber pasado 10 kilómetros más allá.

Estos fenómenos son comunes en esta época.

El periodo de gota fría es siempre septiembre y octubre, pero a finales de agosto no es tan habitual. En cuanto a intensidad, es un fenómeno muy localizado y errático. No tenemos muchos registros, por eso no podemos asegurar que estos fenómenos estén variando por el cambio climático. Necesitamos bases de datos más largas, para ver si estas frecuencias se están modificando o no. Lo mismo pasa con los huracanes. No podemos sacar conclusiones firmes por el momento.

¿Por qué es importante el Delta de l’Ebre para estudiar el cambio climático?

Porque a nivel mundial los deltas son los sistemas más vulnerables, en cuanto a tormentas marinas y subidas del nivel del mar, pero también como territorios muy expuestos a las consecuencias de que los ríos llevan cada vez menos sedimentos. Es un territorio único para avanzarse a los efectos que se verán más tarde en otros sitios.

¿Hasta qué punto es grave la situación en el Delta?

Hay dos marcos temporales. Uno es a corto plazo, con estos fenómenos que pasan cada ciertos años, que pueden provocar muchos daños, pero puede haber una recuperación posterior. Luego está el largo plazo, con la subida del nivel del mar, que aún no ha provocado muchos perjuicios. Si seguimos así el mar habrá crecido un metro en el Delta a finales de siglo, y que lo haga unos pocos metros más comportará su desaparición. En ese contexto, los temporales serán graves problemas pero la inundación directa será extremadamente grave.

¿Llegamos a tiempo?

Ahora solo podemos frenar una parte de los daños. Podemos recuperar los sedimentos de los ríos, espacios de protección en las playas y mitigar las emisiones. Asistimos a un tsunami a cámara lenta. Si siguen así las cosas, en 2300 puede haber subido el nivel del mar 5 o 6 metros y eso, en el caso del Delta, comporta la desaparición.

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