Fotogalería: Una UCI en tiempos de Covid

Hay cables y máquinas por todos los lados, todo es de color blanco y azul y, si no fuera por el rostro grave de los profesionales que atienden sin cesar a los enfermos, parecería que en cualquier momento por la ventana se fuera a ver la luna o Marte, en lugar de la ciudad de Tortosa, y que todos ellos fueran astronautas en una nave espacial, con las gafas, mascarillas, gorros y pantallas protectoras, cubiertos con trajes especiales de cabeza a pies.

Pero no lo es. Ojalá lo fuese. Es el planeta Tierra y es ahora. Es en los hospitales de nuestras ciudades y son nuestras familias, nuestros amigos, nuestros vecinos y nuestros compañeros de trabajo.

Las Terres de l’Ebre esquivaron de refilón la pandemia en su primera ola en marzo. Cuando todavía había muy pocos casos, el confinamiento general de la población, dispersa en un territorio de pequeños pueblos, pudo mantener a raya las cifras. Sin embargo, las Terres de l’Ebre han sufrido mucho más este otoño, disparándose positivos y defunciones. Durante los seis primeros meses de la pandemia, hasta finales de septiembre, el número de defunciones era de 65. Pero en solo dos meses, de finales de septiembre hasta ahora, han fallecido ya 41 personas más, superando así la barrera del centenar en total.

Actualmente hay en el territorio ebrense 39 pacientes ingresados en planta, y 21 en la UCI. El Hospital Verge de la Cinta de Tortosa tiene un total de 32 pacientes ingresados de Covid, 21 en UCI y 11 en planta; en el Hospital Comarcal de Móra d’Ebre hay dos pacientes ingresados; el Hospital Comarcal de Amposta tiene actualmente 16 pacientes positivos ingresados y el de la Santa Creu de Jesús cuenta con 10. A pesar de que estas cifras representan una mejora respecto a hace una semana, el trabajo en la UCI del Hospital de Tortosa Verge de la Cinta continúa sin tregua.

Hay en las pantallas protectoras de los médicos mensajes de cariño y positivos, como «I love you» y «Keep safe». Pero también hay rostros llenos de cansancio y marcados por las gomas puestas durante tantas horas. Tal vez estas imágenes puedan ayudar mañana a ir a disfrutar de las terrazas de los bares con más precaución y cabeza y para recordarnos que hay muchas cosas que sí están en nuestras manos. Los que cada día están al pie del cañón cuidándonos lo agradecerán.