Las nucleares de Ascó I y II cerrarán a partir de 2025

Por contra, la de Vandellós II será de las últimas en ser clausuradas, en 2035. El Gobierno cree que el recibo de la luz bajará el 7% en una década al generalizar el uso de renovables

23 febrero 2019 07:27 | Actualizado a 23 febrero 2019 07:54
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La reconversión del sector energético que aprobó ayer el Consejo de Ministros aboga por el cierre de nucleares cuando vayan cumpliendo su vida útil; si hay extensiones a corto plazo, deberán ser solicitadas y autorizadas. Como mínimo, será a partir de 2025 cuando estas instalaciones irán clausurando su actividad de modo que en 2030 solo haya instalados 3.000 Mw de nuclear. Y en 2035, ningún megavatio. En estos momentos hay más de 7.000 Mw.

De esta forma, la última central nuclear en cerrar sería la de Vandellós II, que compartiría este honor con las de Cofrentes (Valencia) y Trillo (Guadalajara). Por el contrario, las primeras en hacerlo entre 2025 y 2030 serían Ascó I y II y Almaraz I y II (Cáceres). Lo que no hará el Gobierno será «alterar el orden natural de cierre» que vendrá definido por las eléctricas.            

Con este drenaje, los planes del Gobierno pasan por mantener inalterable el parque de ciclos combinados, con de 27.000 Mw, lo que aseguraría el futuro de las instalaciones de Plana del Vent, en Vandellós, y Tarragona Power, en el Polígono Petroquímico Sur.

Fuentes de Transición Ecológica apuntan que se ha optado por esta tecnología de respaldo porque se trata de un «mecanismo de generación elástico», que se puede poner en marcha cuando se necesite para garantizar el suministro, algo que no ocurre con las nucleares, al ser más rígido su funcionamiento, indican. 

Más de 40 años 
El calendario de cierres implica que algunas nucleares superarán el límite de 40 años de vida útil

Además, desde ese departamento ministerial sostienen que el coste de generación nuclear «no es mucho menor» que el que soportan los ciclos combinados, que, en su mayoría, funcionan a través del gas.

Bajar el precio de la luz
El Ministerio de Transición Ecológica ha calculado una de las variables que más interesan a los consumidores dentro del Marco ‘Energía y Clima’ que aprobó ayer el Consejo de Ministros: el precio de la luz. La promesa del departamento que dirige Teresa Ribera apunta a una reducción del recibo eléctrico del 12% dentro de una década, cuando la mayor parte de la producción sea de origen renovable. 

La estimación de lo que se reducirá la factura se ha realizado sobre el importe bruto de la misma, antes de aplicar los impuestos. En la actualidad, un tercio del recibo va destinado al pago del IVA y otras figuras tributarias. Por lo que, con las actuales variables que se incluyen en la factura, la minoración real del recibo sería de un 7% frente al actual. 

En cualquier caso, la ministra Ribera indicó ayer que a partir de 2030 habrá «una caída todavía más pronunciada» del recibo, debido a la incorporación de más tecnologías renovables, que son las que reducen el precio de generación. 

Sería una de las consecuencias de generalizar el uso de eólicas, fotovoltaicas y otro tipo de instalaciones verdes para generar luz, tal y como se encuentra establecido en el Plan de Energía y Clima; el anteproyecto de Ley de Cambio Climático; y la Estrategia de Transición Justa. Tres documentos que, para la ministra Ribera «no son un brindis al sol». «No hay por qué retrasar este debate», indicó en su comparecencia de ayer tras el Consejo de Ministros. 

Las instalaciones de ciclo combinado de Plana del Vent y Tarragona se mantienen

Pero, en realidad, la ley quedará paralizada por la disolución de las Cortes; y el plan es un borrador que será remitido a la Comisión Europea para su análisis. Por ahora, no tendrá efectos prácticos, a la espera de lo que vaya decidiendo el Ejecutivo que salga de las urnas. La promesa de que bajará la luz, como las anunciadas por los Gobierno anteriores, también dependerá de lo que se decida en el futuro.

El 74% de electricidad verde       
El programa marca un objetivo, el de que el 74% de la electricidad que se genere en 2030 proceda de  renovables, el doble que el actual. El documento prevé una potencia instalada de casi 157.000 megavatios (Mw), dado que la eólica aumentará su presencia con más de 20.000 Mw y la fotovoltaica con casi 30.000 Mw. Habrá subastas de renovables por, al menos, 3.000 Mw al año. Ante esta entrada masiva de tecnologías que no pueden aportar electricidad  constante, el Ejecutivo ha previsto reordenar las centrales que sí dotan de estabilidad al sistema. 

Como estaba previsto inicialmente, se estima el fin de la energía de carbón en 2030, aunque se deja una horquilla de hasta 1.000 Mw para acompasar el proceso de transición en las zonas afectadas. Todas las instalaciones se encuentran en un proceso próximo al cierre: de las 14 térmicas en funcionamiento, nueve cerrarán en 2020. Y las cinco restantes se irán adaptando «a un proceso de salida». 

La Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) considera que estos objetivos son «un paso adelante». Además valora positivamente que se reconozca la «necesidad de mantener la actual generación de respaldo» para facilitar el «crecimiento» de renovables «garantizando» el suministro.
 

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