'Los jóvenes se van a trabajar fuera aunque intentamos que se queden'

La población de los municipos pequeños de Tarragona se desploma en los últimos seis años. Cuatro de los cinco pueblos que más habitantes pierden están en las Terres de l'Ebre

19 mayo 2017 16:02 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:14
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«Intentamos que se queden los jóvenes, pero se van a estudiar a las ciudades y luego buscan allí oportunidades de trabajo. Si se instalasen industrias y más servicios, la gente se quedaría en los pueblos. Ahora tenemos más defunciones que nacimientos». Es el diagnóstico que lanza el primer teniente de alcalde de Ginestar, Josep Mª Domènech. Ginestar es el municipio de menos de 1.000 habitantes que más ha caído en población desde 2011: 208 personas menos (de 986 a 778).

Toda Tarragona ha perdido población, fundamentalmente por el retorno a sus países de los inmigrantes que llegaron al calor del boom económico, pero la despoblación afecta más del triple a los municipios de menos de 1.000 habitantes.

En 2011, según el INE, había 42.461 personas empadronadas en un pueblo de menos de 1.000 vecinos. En 2016, eran 39.484, un 7,53% menos. En el caso de las localidades con más de 1.000 habitantes se ha pasado de 768.940 a 752.815, un 2,14% menos.


Más ‘micropueblos’
Si en 2011 había 95 pueblos con menos de 1.000 vecinos, ahora son 97 porque Vimbodí y Poblet y Cornudella han bajado del umbral del millar de habitantes. También se han doblado los pueblos con menos de 100 habitantes. En 2011 eran La Febró, Forès, Senan y Savallà. Ahora se han añadido Vallfogona, Llorac y Margalef.

El alcalde de Godall, Francisco Aguiar, justifica la pérdida de 191 habitantes en que la crisis de la industria del mueble ha perjudicado no sólo a Godall sino a toda la comarca del Montsià: «Muchos vecinos vivían de La Sénia, pero todo ha quedado parado».

Godall es el segundo municipio con una mayor caída en términos absolutos (de 822 a 631) y el que más desciende en términos porcentuales (un 23,24% menos de población).

Cuatro de los cinco pueblos que más habitantes pierden están en las Terres de l’Ebre: Ginestar, Godall, Rasquera (el cuarto, con 143 vecinos menos: de 982 a 819) y Aldover (el quinto, 115 menos: de 978 a 863).

El tercero es Pratdip (Baix Camp). Su alcalde, Joan Maria Rovira, explica que la población ha disminuido (157 menos: de 848 a 961) por la marcha de ciudadanos extranjeros que residían en las urbanizaciones del municipio, no por cuestiones económicas. «El número de jóvenes se ha estabilizado. La Llar de Infants funciona muy bien y estamos muy bien comunicados. Van naciendo niños», asegura.

El primer teniente de alcalde de Rasquera, Joan Pellisa, coincide en que los jóvenes buscan oportunidades laborales fuera y apunta que «los precios en la agricultura están muy bajos por lo que no es nada fácil ganarse la vida trabajando el campo. Lo que nos perjudica sobre todo es la falta de recursos y servicios. Tienes que desplazarte para todo».

La alcaldesa de Aldover, Teresa Forés, reclama que se den más facilidades laborales y para obtener una vivienda a los jóvenes como forma de evitar la creciente despoblación.

El municipio menos habitado de la demarcación es La Febró (ha pasado de 51 vecinos en 2011 a 40 el año pasado). Su alcalde, Sergi Cotilla, cree que si se reforzase la red de telecomunicaciones, los pueblos como el suyo revivirían por la gente que optaría por la tranquilidad de una localidad tan pequeña para vivir y trabajar a distancia. Cotilla reside en Reus pero cada fin de semana vuelve a su localidad. «Hay tanto silencio en el pueblo... Es como vivir en otro mundo», concluye.

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