«Pese a la crisis, aún no se nos reconoce lo suficiente»

A menudo invisibles, pero siempre están allí: los trabajadores de la limpieza garantizan que oficinas, redacciones y lugares de trabajo ahora estén más desinfectados que nunca

12 mayo 2020 18:20 | Actualizado a 13 mayo 2020 09:19
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Sandra Luna Pérez tiene 39 años y es de Tortosa. Empezó a trabajar como limpiadora hacia el 2009. Trabaja en diversas oficinas, incluida la delegación del Diari de Tarragona en Tortosa, y ha trabajado durante todo el estado de alarma.

«Las semanas más fuertes fue con horarios reducidos, pero no he parado. En una empresa sí que estoy con ERTO todavía. Se han visto reducidos mis ingresos, pero la verdad es que la faena es la misma, ya que no voy a dejar de hacer las cosas: no puedes dejar de limpiar una parte u otra, vas a limpiarlo todo igual, haya más gente o haya menos en esa oficina», explica.

Por supuesto la trabajadora sí ha percibido un aumento de ciertas tareas que tiene que realizar últimamente, como la desinfección: «ahora tienes que desinfectarlo todo más a fondo, las puertas, los pomos, los escritorios, los interruptores de la luz… Cosas que antes no hacías tan a menudo, todo aquello que esté más en contacto con las personas, ahora tienes que hacerlas a diario. Digamos que ha cambiado nuestra forma de trabajar. Hemos tenido que cambiar el chip».

Con la pandemia de la Covid-19, los trabajadores de la limpieza ahora están en primera línea del riesgo: son ellos, precisamente, los que ayudan a reducirlo, y por eso deben enfrentarse a él. Están en contacto diario con ese riesgo de contagio.

Luna es consciente del riesgo de su trabajo y por eso toma muchas precauciones. «Antes ibas muy tranquila. Cogías la basura sin problema, tocabas, limpiabas las cosas sin tantas manías… Ahora vas con mucho más cuidado, pones distancia si puedes… Tienes que ir con mucha más precaución a la hora de proceder con todo, la verdad».

Precisamente por eso, afirma que es lo más duro de su trabajo, ya que en ocasiones resulta agobiante. «Antes no me ponía guantes. Ahora tienes que usarlos y ser consciente de que todo lo que tocas lo ha podido tocar antes una persona contagiada. Tienes que tener cuidado con eso, cuidado con lo otro...».

Luna explica que, dentro de lo que cabe, trabajar como limpiadora en una ciudad pequeña como Tortosa, donde la crisis por la Covid-19 no ha afectado demasiado gravemente las Terres de l’Ebre, no es tan duro como en otros territorios. «Cambia mucho de estar en una ciudad tan pequeña como Tortosa a estar en una ciudad más grande. En Barcelona, me hubiera preocupado mucho más. Yo vivo con mis padres, que ya son personas de riesgo, así que me preocuparía muchísimo de llevarme el virus a casa. Aquí la situación ha sido mucho más tranquila y en las oficinas donde yo trabajo había muy poca gente y habían tomado muchas medidas. En Barcelona me las hubiera tenido que apañar parar irme unos meses a vivir a otra casa para no poderles contagiar a mis padres por mi trabajo», sostiene.

Además, Luna ve con menos riesgo el hecho de limpiar oficinas y redacciones. «Tengo conocidas que trabajan en un hospital, y allí todo es muchísimo peor, así que dentro de lo que cabe me siento afortunada, porque el riesgo no es el mismo».

Para la trabajadora, el hecho de garantizar una limpieza y una desinfección para el mismo bien de la sociedad es de lo más gratificante de su día a día.

«Lo mejor es que yo puedo garantizar que allí donde he actuado, está limpio. Saber que salgo de una oficina y que la dejo desinfectada y que nadie se contagiará por eso es la mejor sensación de mi trabajo», afirma.

Pese a esa satisfacción, Luna mantiene que su trabajo no está suficientemente reconocido y que se tendría que valorar más. «Ahora se nos ha valorado un poquito más porque se ha visto que somos imprescindibles. Pero pese a esta crisis de la Covid-19, todavía no se nos reconoce lo suficiente», expresa. «Es un sector muy mal pagado y ahora la limpieza no puede esperar, tiene que estar reconocida ya que es vital. Si nosotros no trabajamos, no limpiamos, todo se va al traste, ya que el virus se quedaría en los materiales y estaría por todas partes».

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