Un caso de bebé robado en Tortosa ha llegado al Tribunal Supremo

El mediático caso de María Labarga, que busca a su verdadera madre, es uno de los pocos de España con imputados

19 mayo 2017 17:58 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:20
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Viene de: Una tarraconense recopila en una tesis 476 casos de bebés robados

Uno de los casos pioneros en España y también de los más mediáticos es el de María Labarga. Ella sigue en búsqueda de su verdadera identidad después de que la que creía que era su madre le confesara que le había comprado por «el valor de un piso» de la época. Su caso, supuestamente ocurrido en Tortosa en 1968, es uno de los pocos en España que ha llegado al Tribunal Supremo, después de que la Audiencia Provincial de Tarragona archivara su denuncia, presentada en 2008.

Los magistrados de la Audiencia han considerado que el posible delito que se podría imputar a las dos acusadas es de sustracción de un menor de siete años, según el Código Penal de 1963. Sin embargo, con la reforma que se hizo en 1995 dicho delito se despenalizó. Y en cuanto a un delito de suposición de parto, el caso habría prescrito.

 

A la espera de respuesta

Tanto la afectada como el fiscal entendían que se trataba de un delito de detención ilegal, que todavía no había prescrito, pero los magistrados consideran que no se puede aplicar en este caso, según la sentencia.

«Es uno de los pocos casos de España donde ha habido imputados. Hemos presentado un recurso al Tribunal Supremo y estamos a la espera de respuesta. La jurisprudencia del Supremo es partidaria de seguir investigando», explica Guillermo Peña, abogado de Labarga y que tiene en su cartera otros casos de niños robados.

María José Labarga, el 3 de noviembre de 2008, interpuso denuncia porque, según apuntaba, acababa de descubrir que la persona que certificó su nacimiento, la comadrona Margarita S.V., lo hizo en falso, engañada por otra comadrona de Benicarló ya muerta, y quien habría recibido 200.000 pesetas de Josefa V.N. para que le vendiera a la denunciante –en aquel momento recién nacida– de un familiar de la comadrona fallecida.

Tanto la que, en un principio, era la madre como la propia comadrona comparecieron para declarar como investigadas. María Labarga, la afectada, se muestra crítica con el proceso:«A pesar de tener la confesión que me hizo la que yo creía mi madre, no se puede hacer nada, llega un momento en el que pierdes la esperanza».

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