Las Terres de l’Ebre son un gigante por descubrir. Este segundo grupo, maravillado por los encantos de la zona, no deja de visitar lugares que pueden dejar sin palabras a cualquiera y que están abiertos a gente de todas las edades y condiciones.
Centrándonos en la parte interior de las Terres de l’Ebre, no hay rincones que escapen de la naturaleza en su máxima esencia y de recovecos donde parar y desconectar durante horas o días, para entender que la belleza también está en las pequeñas cosas.
Fue en el año 2013 cuando Terres de l’Ebre fue un territorio declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Fue así gracias a la riqueza de sus paisajes y a lo que representan sus ecosistemas mediterráneos, así como su modelo de conservación de la biodiversidad. Además, Green Destinations reconoció a este territorio tarraconense como uno de los 100 mejores destinos turísticos sostenibles de todo el mundo. La certificación de destino de Green Destinations es un hito que persiguen muchos, pero que no todos consiguen. Terres de l’Ebre sí lo ha hecho.
Desde visitar montañas, disfrutar de paisajes o realizar senderismo, pasando por actividades de todo tipo en seco o por el río. En Terres de l’Ebre, la inmensidad no únicamente habla del territorio, sino de todas las actividades y propuestas que regala este bello territorio. Desde las impresionantes pinturas rupestres de Ulldecona hasta parajes, edificios y construcciones que dejarán boquiabierto a cualquiera.
El Castell de Miravet
Son varios los encantos que atraen a turistas y locales. Uno, imposible de perderse, es el Castell de Miravet. En el municipio del mismo nombre se eleva esta impresionante fortaleza de origen árabe. Construida por los musulmanes en el siglo IX, es uno de los últimos reductos islámicos de toda Catalunya.
En el año 1153 fue ocupado por Ramon Berenguer IX y pasó a mano de los Hospitaleros en el siglo XIV. Fue gran protagonista en la Guerra dels Segadors (1640) y en la Guerra de Sucesión (1701-1715). Un espectacular patio de armas o una capilla románica son los máximos atractivos de una construcción que ofrece unas vistas inigualables.
El Monte Caro
El Monte Caro es una montaña mítica en el territorio. Con tiempo y ganas de aventura, no hay mejor manera de pasar el día en este idílico monte, que se encuentra en el Parque Natural de Els Ports. A pie, en bicicleta o en el vehículo que se desee se puede explorar la montaña, sobre todo perfecta para los amantes del caminar solos, con amigos o en familia.
El mirador muestra unas vistas excepcionales y, en ocasiones, la niebla que envuelve al Monte Caro se convierte en la mejor aliada para convertir el día en algo especial y mítico. Incluso, en los días de mejor visibilidad, se puede ver la isla de Mallorca en el horizonte.
El lugar que inspiró a Picasso
Y hablar de pintura y no hacerlo de Picasso, es faltar a la historia. "Todo lo que sé lo he aprendido de Horta". Así manifestó Pablo Picasso su amor por este municipio, con una gran riqueza en lo que a patrimonio renacentista se refiere. Entre otras bellezas, este municipio ofrece los bajos de la casa consistorial, que albergan la antigua prisión de Horta. O, por supuesto, el propio Centro Picasso, un museo que alberga obras inspiradas en la vida rural y la naturaleza que encandilaron al andaluz.
La naturaleza en su máxima expresión en la Serra de Cardó
Los parajes que muestra el interior de las Terres de l’Ebre son dignos de admirar. Y si el Monte Caro resulta espectacular a todos los niveles, las montañas del Cardó ya se presentan como la guinda del pastel. Se trata de una sierra sobrada de carisma y ubicada entre los municipios de Benifallet y Rasquera.
Todo tipo de vegetación está presente en este paraje, desde encinas hasta robles, pasando por pinos o plantas como el romero. Bosques mediterráneos para perderse durante horas con una fauna también muy variada. Con mucha paciencia se podrán observar gatos salvajes, zorros, tejones o comadrejas.
Deporte de todo tipo y para todos
Son infinitas las propuestas deportivas que ofrece el Ebre: Via Verde, BTT, cicloturismo, senderismo, escalada, barranquismo, hípica o piragua, entre otros.
Una de las estrellas de la corona es la Via Verde, un camino que recorre el territorio de norte a sur y que ayudará a conocer de primera mano todos los lugares más bellos del mismo. Se puede hacer o bien a pie, en bicicleta o, incluso, montado a caballo. La Via Verde transcurre por la antigua vía férrea del Valle de Zafán, que unía Aragón con el Mar Mediterráneo, y que estuvo en funcionamiento durante 31 años antes de cerrar el 17 de septiembre del 1973.
La bicicleta y Terres de l’Ebre van unidos de la mano. De hecho, se les considera un binomio inseparable. Los largos paseos por el territorio, cruzando campos interminables y bellos de principio a fin dictan la cultura sobre las dos ruedas que lleva décadas instalada en la parte sur de Catalunya.
También son de obligada parada, para los amantes del ciclismo, algunas de las rutas que se ofrecen a lo largo del Ebre interior. Para los más exigentes existe el Grand Tour Terres de l'Ebre. Un total de 200 kilómetros de carretera y 4.180 metros de desnivel positivo. Un recorrido por el Parque Natural del Delta del Ebro de 110 kilómetros para darse un buen paseo o un bello recorrido por el paisaje de la Batalla del Ebro, de 98 kilómetros.
El senderismo también brilla en el interior de las Terres de l’Ebre. Los amantes del trekking están de enhorabuena, ya que quedarán más que maravillados de los paisajes que encontrarán a su paso. Y, en Terres de l'Ebre, hablar de senderismo es hablar de la infinidad de rutas que ofrece el Parque Natural dels Ports, como Estels del Sud o los árboles monumentales de la Sénia, así como la Sierra del Montsià. También se puede apostar por el GR-99, paralelo al río Ebro. De hecho, lo recorre desde su nacimiento hasta la desembocadura.
Con el calor, además, lo que más apetece es un buen chapuzón. Antes, disfrutar de un buen paseo en piragua. Se trata de uno de los deportes más asequibles para todos los públicos y, en las Terres de l’Ebre, se puede disfrutar tanto en el mar como en el río. En la parte interior, Vinebre-Mora la Nova y Miravet-Benifallet son dos recorridos más que recomendables para gente de todas las edades.
Navegar por el Ebro, ya sea a motor o sin él, también se convierte en cita obligada para todos aquellos que quieran disfrutar de unos días en la zona. Ahora, se pueden llegar a recorrer en motor los más de 100 kilómetros de río que hay entre Ascó y Amposta, aunque los más atrevidos tienen la posibilidad de pasearse por los 125 kilómetros que hay entre Riba Roja y la desembocadura. Se pueden realizar bien en piragua o en kayak.
Tortosa, de obligada visita
¿Y qué decir de la ciudad del renacimiento? Tortosa es, a todas luces, una de las grandes esencias de las Terres de l’Ebre. Para visitarla en familia, con amigos o en pareja, no hay propuesta más imprescindible si se decide pasar unos días en Terres de l'Ebre.
En Tortosa lo puedes tener absolutamente todo. Decidir entre playa y montaña el mismo día. Intentar conocer un poco más la historia de nuestros antepasados pensando en qué deporte de aventura queremos practicar luego. Un compendio de actividades que convierten en la capital del Baix Ebre en una propuesta de parada obligada.
Tortosa siempre ha sido conocida por su relación con el río Ebro, pero también por su estilo renacentista. Tortosa lo vivió en su máximo esplendor gracias a Cristòfor Despuig y a los Reales Colegios. Monumentos del siglo XVI impulsaron a poner en marcha la Fiesta del Renacimiento, una celebración de recreación histórica y que, incluso, ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Cuatro días de fiesta durante el tercer fin de semana de julio en los cuales la ciudad se viste de largo.
Cocina catalana, de autor, de mercado, internacional, mediterránea… Las propuestas gastronómicas en Terres de l’Ebre son infinitas.
La Ruta del Vino de la DO Terra alta aparece brillando como propuesta irrechazable. Visitar los viñedos, probar vinos y relacionar estos manjares con la historia ebrense son iniciativas que no se deben dejar pasar. Las catedrales del vino de la Terra Alta son el mejor lugar para poder probar estas exquisiteces. Gandesa ofrece una visita y una cata de vinos que se puede acompañar con una visita a edificios modernistas. Igual que El Pinell de Brai, que se erige como una opción perfecta para poder maridar cultura y vino.
Otra experiencia gastronómica, muy original, está relacionada con el oleoturismo. Como estrella, brilla la Ruta Olivares Milenarios. Convirtiendo el mismo paisaje en un templo para el gusto y la vista, Ulldecona muta en un museo al aire libre y muestra varias áreas de olivos milenarios. Se puede visitar gracias a una ruta debidamente señalizada en tres idiomas con caminos que se pueden recorrer en bicicleta o a pie.
En el del Arión, cerca del barrio de la Miliana, existe una de las mayores concentraciones de estos olivos. En 1,3 hectáreas, hay un total de 35 olivos milenarios para poder respetarlos y observarlos.
Sin ir más lejos, allí descansa la Farga del Arión, un olivo del año 314 dC, con 1.708 años de vida.
Además, se pueden realizar visitas guiadas y, como no, degustar el manjar del aceite de estos olivos milenarios.